CAPÍTULO VIII

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A lo largo de los días vio al Cardenal llegar de su trabajo solo para subir a su habitación a tomar una ducha, cambiarse y salir nuevamente, no sabía si eso era extraño en el Cardenal sin embargo lo que sí era extraño es que no le había dirigido la palabra, ni siquiera para preguntarle si se sentía bien o necesitaba algo. Los únicos con los que había entablado una relación más cercana eran los ghouls, precisamente con Aether y Swiss. Le contaron lo que había pasado, le pidieron perdón por no cuidarla como debían, sobretodo Sodo pues si no hubiese sido porque él estaba dándole de beber, a ella jamás se le hubiese ocurrido bajar de la zona vip para ir a bailar. Omitieron decirle lo que pasó después de encontrarla y el castigo, no la querían asustar.
Copia sabía que con Raven lograría avanzar un poco más, sin embargo no se esperaba que la vampiresa se quedara a su lado después de hacerle el favor que le había pedido y que por supuesto ya había pagado, ése día había recibido una llamada del diputado Arnold Miller, uno de los más importantes y uno a los cuales había sido difícil de conseguir hablar. Estaba feliz, las cosas habían vuelto casi a la normalidad, si conseguía hacer que el diputado firmara el contrato estarían nuevamente en la cima del mundo, como siempre debió ser.
Raven entró al despacho.

-Adivina con quién tengo una reunión -le dijo sonriendo.

-Te escuché emocionarte desde el elevador. Es uno de los que investigué, así que sería favorable si le llevas una botella de un buen escocés.

Copia asintió mientras guardaba aquel detalle en su mente. Se puso de pie.

-Iré a festejar al castillo, ¿vienes?

Raven se lo pensó un poco, se acercó a él haciendo resonar sus tacones, lo abrazó con una mano mientras que con la otra acomodaba su saco. La nariz de Copia le quedaba a la altura de sus labios.

-¿No te parece mejor ir a mi casa? Nos espera la mitad de la botella de vino que no nos terminamos el otro día.

A Copia le agradaba la compañía de Raven, la conversación era algo que fluía con naturalidad, y las noches con ella era todo un deleite, pero esa semana había estado trabajando mucho, también había estado con ella un par de ocasiones así que prefería ir a descansar. A darle las buenas noticias a Sister y a sus ghouls, también quería ver a Melina, con quién ni siquiera había hablado.
Tomó la mano de la vampiresa para depositar un beso en el dorso de esta.

-Aprecio de sobremanera tu agradable invitación, sin embargo hoy quisiera descansar.

-Está bien, pero tendrás que darme algo de calidad para tomar.

-Por supuesto. Lo mejor del infierno para mí vampira favorita.

Salieron y se dirigieron al infierno, una vez ahí le recibió Sister junto a Nihil, el papa caminaba con la ayuda de un bastón, se veía más cansado que de costumbre, definitivamente estaba enfermo. Copia le indicó a Raven que lo esperara ya que debía hablar con ellos, cuando entraron al despacho le pareció extraño que ninguno de sus ghouls le haya recibido, pero lo dejó pasar y entró.
Nihil se sentó tan pronto llegó a la silla.

-Cardenal, esperamos tenga buenas nuevas para nosotros -dijo Sister.

-Muy buenas, Sister. He logrado que quince diputados vuelvan a colaborar para nosotros, y en unos días tengo una reunión con Arnold Miller.

Sister aplaudió animadamente, todo volvía a la normalidad con pasos pequeños pero firmes, por supuesto con el liderazgo de Copia, su inteligencia y astucia les daba nuevamente lo que les pertenecía. Sabía que podía confiar en él, se sentía realmente orgullosa, tener al Cardenal cerca y verlo poder cumplir lo que ella siempre soñó era magnífico.

-Cardenal, yo quiero... -Nihil tosió, luego volvió a hablar- quisiera felicitarlo. Está haciendo un gran trabajo.

-Es un honor para mí, Papa, gracias.

AMOR IMPUESTO [CARDENAL COPIA/PAPA EMERITUS IV] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora