CAPÍTULO X

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Cuando el Cardenal le dijo que iría a la tierra con él pensó que serían ellos dos solos, que irían a comprar un vestido y entonces podría pedirle ir a su casa para visitar a su familia, sin embargo se encontraba en un restaurante lujoso comiendo con Aether y Swiss mientras él estaba en una mesa comiendo con Raven y, por lo que le dijeron los ghouls, un diputado muy importante. Debía serlo pues traía consigo un par de guardaespaldas más musculosos que los ghouls. Mientras terminaba sus espaguetis escuchaba la risa de Raven, o el diputado era un comediante nato o la vampira quería conseguir algo de él.
Tomó agua mirando entre la cortina de borla de color claro, en ese momento el Cardenal giró levemente su cabeza para mirarla, Melina evitó el contacto visual.

-¿Creen que el Cardenal me deje ir a visitar a mi familia?

Ambos ghouls a sintieron, Aether comía los últimos pedazos de carne de su plato y Swiss terminaba de beber el vino de su copa.

-No veo por qué no. ¿Quieres que te acompañe?

Melina les había contado la situación de su familia, aún así sentía vergüenza ya que no podía ofrecerles a lo que estaban acostumbrados, en su casa no había vinos caros ni comidas exquisitas, negó con la cabeza. De cualquier manera solo sería una visita rápida, solamente para ver si el dinero que estaban recibiendo les estaba ayudando.

-En realidad quisiera ir sola, lo siento, Swiss.

El ghoul asintió.

-Descuida. Lo entiendo.

Melina observó movimiento por el rabillo del ojo, el diputado se despedía con un apretón de manos del Cardenal y con un abrazo y un beso en la mejilla de Raven, a ella y a los ghouls solo les dio movimiento de cabeza como despedida. El Cardenal y Raven estaban abrazados, un abrazo de celebración que duró unos pocos segundos, luego les hizo un ademán con la mano para que se acercaran.

-Te dije que la botella de whisky serviría, Copia.

-Gracias, Raven -dijo Copia mirándola, la vampira sonreía.

-Sabes que haría cualquier cosa por ti.

Melina carraspeo mientras se colocaba frente al Cardenal, Raven la miró sin dejar de sonreír, los ghouls llegaron y se colocaron a su lado y hasta que el Cardenal volvió a hablar, Melina y Raven se dejaron de ver.

-Agradezco de sobremanera tu ayuda, Raven.

La vampira abrazó al Cardenal por los hombros, le dedicó una mirada rápida a Melina que duró tan sólo una fracción de segundo para después dejar un beso en la mejilla del Cardenal, le susurró algo en el oído y después se despidió de los ghouls y de ella con un gesto de mano.

-Adiós, chicos, nos veremos después.

Una vez Raven se fue todos se dirigieron a unas calles del restaurante, no demasiado lejos.
Al llegar a la boutique los recibió un hombre joven con una sonrisa que de seguro hacia que sus mejillas dolieran, entonces Melina notó que el Cardenal no la había tocado, solo le abría las puertas, lo cual le pareció extraño, la noche anterior cuando estuvieron juntos no había tenido problema pero ahora parecía que le podía transmitir una enfermedad por el simple hecho de estar cerca de ella. Era extraño, creyó que después de la noche anterior cambiarían las cosas pero el Cardenal solo había abrazado y tocado a Raven, incluso dejaba que la vampira le diera besos.

-Buenas tardes. Es un placer tenerlo aquí, Cardenal.

-Hola, Richy, ¿cómo estás?

-Excelente -el hombre giró a verla, sus ojos se abrieron con sorpresa al igual que su boca-. ¿Y quién es esta preciosura?

AMOR IMPUESTO [CARDENAL COPIA/PAPA EMERITUS IV] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora