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Marco Castro y Ellery Guzmán

I/VI


Ellery Guzmán —La primavera, Culiacán.

—¡Si no te detienes ahora, te voy a lanzar a la pinche alberca, cuando te alcance!

—¡Son las siete de la mañana! —chilló la joven mientras era perseguida por Paolo; alrededor de la piscina.

Y ustedes se preguntarán ¿Por qué quiere lanzar a Ellery a la piscina? Pues todo se remonta a sólo una hora antes.

6:00 a m.
—Sólo te lo pediré una vez; dame las llaves —pidió el ojiverde.

—No sé de cuáles llaves me estás hablando —Ellery se hizo la desentendida.

Pero era más que claro que no ganaría con esa jugada, jugada que el hombre se sabía al derecho y al revés, ya que no era la primera vez que ella la utilizaba.

—Oh, claro que lo sabes.

—¿Estás de acuerdo que esto no es justo? —reprochó ella—, a parte, de que no he hecho nada para que me las trates de quitar.

—Me importa un huevo si es o no justo.

—¿Te han dicho que no sabes hacer tratos?

—Sí sé hacerlos, sólo que tú eres la que no coopera, ahora; dame las llaves —ordenó con seriedad, extendiendo su mano en dirección a la castaña—, todas —agregó resaltando las cinco letras.

Ella se dió media vuelta y caminó hasta la mesita de noche que se encontraba al lado derecho de su cama, regresó a su lugar anterior y se paró frente al hombre que era como su segundo padre.

—Yo, nada más tengo dos —respondió poniendo las llaves del Camaro y del Audi, sobre la mano del hombre.

—No estoy jugando, cabrona, las quiero todas.

—Ya te dije que yo no las tengo —Ellery trató de disimular una sonrisa burlona, se dió media vuelta para comenzar a caminar hacia su closet y sacar algo de ropa para tomarse un baño—. Deberías preguntarle a Emiliano, él es el que se encarga de moverlos; después de Chava.

—Ponte unas pinches pantuflas o chanclas —regañó al verla descalza—, luego te enfermas y ahí ando como pendejo llevandote conmigo a todos lados.

—Uy, alguien no amaneció de buenas.

—Voy a contar hasta tres y si no...

—No cuentes —interrumpió ella y se giró para verlo—, no cuentes, no hay necesidad alguna de hacerlo —agregó comenzando a tomar camino hacia la puerta de la habitación; de manera "natural".

—Si sales por esa puerta, no vas a salir en la tarde —amenazó dándose cuenta de sus intenciones.

—Si puedes trata de alcanzarme —retó.

Ignorando su amenaza abrió la puerta y comenzó a correr con Ralph siguiendo sus pasos.

—¡Ellery Jasmine!

La nombrada comenzó a correr aún más rápido al escuchar sus dos nombres, al doblar en el pasillo, chocó con un hombre y al levantar la vista se encontró con Orlando.

—Ay, perdón, perdón.

—¿Y tú por qué vienes corriendo?

—Es que Paolo me viene correteando.

Qᴜɪᴇʀᴏ ᴜɴ ғᴜᴛᴜʀᴏ ᴊᴜɴᴛᴏs... 𝑀𝑇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora