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Ellery Guzmán y Marco Castro

VI/VI


Marco Castro

El camino era tranquilo, a pesar de las camionetonas polarizadas que se nos emparejaban de vez en cuando.

No tuvimos miedo, al menos yo no. Nosotros estamos en nuestro rollo, no venimos haciendo alboroto, ni tampoco con la música a todo lo que da, hasta a mí se me hizo raro; conociendo a estos vatos.

Hasta me llegó la estúpida idea de que esas camionetas venían con Ellery, si fuera así, ella me lo hubiera dicho ¿O no?... O tal vez ella tampoco sabía que la venian siguiendo y de ser así, no debo de estar de importoso, si le mandaron escoltas debe ser por algo; que es cuidarla.

Venía bien metido en mis pensamientos que cuando escuché el pinche ringtone de mi celular, me asusté y traté de silenciarlo; ya que vi de reojo que Ellery se comenzó a remover en el sillón.

La llamada se perdió y vi que ella dejó de removerse, en la pantalla miré que quien me había llamado era Vitolias, bloqueé mi teléfono y lo dejé sobre mi muslo izquierdo, a los minutos empezó a vibrar y mire que en la pantalla decía Comandante Vicoli👍🏻.

—¿Bueno? —contesté entre susurros.

Que rollo ¿Todo bien? —logré escuchar a duras penas, por culpa del aire.

—Sí, ¿Qué pasó?, No alcance a contestar —le comenté.

—¿Por qué hablas tan bajito, loco?, Casi ni te entiendo.

Mire a Ellery y sin despegar mi mirada de ella contesté:

—Es que las mujeres vienen dormidas.

Ta'bien. Oye, estos locos quieren asar carne ¿Tú qué opinas?

Mi atención fue capturada por una Tacoma gris que llevaba los vidrios polarizados, no era como las Suburban y Silverado que se acercaban a nosotros, las otras transmitían confianza y esta todo lo contrario.

¿Marco, me escuchas?

—Que está bien —dije sin despegar mi mirada de la troca.

—¿Dónde la hacemos y dónde vamos a comprar las cosas?

—La hacemos en la casa, compramos las cosas en Soriana, ahorita le marco a mi ama' y le digo que ponga una salsa.

Después de unos minutos, una de las Silverado me hecho la luces, yo lo entendí de inmediato y me moví para un lado.

Es mejor prevenir. Pensé.

[...][...]

Mis cuñadas, mi hermana y yo veníamos platicando de la ruteada que dimos, pero nuestro volumen de vos era bajito; a petición de mía y de hermana para no despertar a Ellery.

Después de una hora, nos encontramos llegando al Soriana.

A diferencia de Cosalá, el clima aquí era normal; no lloviznaba, ni estaba tan frío, ni tan caluroso.

En cuanto encontré un lugar vacío, me estacioné y todas bajaron, excepto la mujer junto a mí; quien seguía dormida como una bebé recién comida.

Me gire un poco y llevé mi mano a su hombro, pero antes de sacudirla un poco para levantarla, me tomé el tiempo de observar su perfil, toda su cara en general. Acaricié levemente su mejilla y ella se removió un poco al sentir la frialdad de mi mano, pero aún así no se despertó.

Qᴜɪᴇʀᴏ ᴜɴ ғᴜᴛᴜʀᴏ ᴊᴜɴᴛᴏs... 𝑀𝑇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora