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Marcos Castro y Ellery Guzmán


—Yo sólo quiero saber ¿Qué putas pasó allá y por qué Alfredo le quería dar un plomazo al pendejo suizo ese?

Todas las miradas se centraron de inmediato en la más joven y dueña de la casa.

—Ovidio, ya vete a dormir, mañana hablamos, son las cuatro de la mañana —contestó la castaña.

—Yo sí te diré que pasó —habló el mayor de los dos, arrastrando las palabras— Ese hijo de la gran puta…

—Ya cállate Alfredo, no sabes ni lo que estás diciendo —regañó su hermana.

—No, sí sé, Ratón debería de saber… —las palabras del ebrio fueron silenciadas por la mano de ella.

—Déjalo que hable.

—No, va a decir puras estupideces.

—Ese se la vive diciendo pendejadas, no me sorprendería que saliera con una.

—Ya estuvo bueno, párate Alfredo, vamos a que te duermas.

—No puedo ni pararme.

—¿Chava, podrías ayudarme?

—Sí, yo lo subo.

Ella asintió y miró como su amigo llevaba casi a rastras a su hermano. Llevó su vista al padre primerizo, para invitarlo a que la siguiera y así mostrarle la habitación en la que se quedaría esa noche.

Después de asegurarse de que todos y cada uno de sus invitados se encontraban en sus respectivas habitaciones y durmiendo, ella bajó a la cocina, se acercó a la vitrina de los licores, agarró un Don Julio 70, para después servirse un trago y beberlo de una.

Se sentó frente a la isla para beber un par de tragos más, disponiéndose a soltar un par de lágrimas.

Una hora de amargura le fue suficiente para subir a su habitación.

Se vistió con algo cómodo y se dejó caer sobre su cama, justo cerró sus párpados, cuando llegó una notificación en su teléfono, lo encendió y leyó las iniciales de su hermano mayor.

WhatsApp
IAGS

Discúlpeme mija', no
pude ir por cosas del
negocio, pero voy a
servirme un trago y
brindaré por usted,
éste día, no olvide que
la quiero mucho.
5:30 a.m.

Lo entiendo, no te
preocupes. No estoy
contigo, pero en cuanto
regrese nos vamos a
hechar un par de tragos
y brindaremos porque
a pesar de todo seguimos
juntos como una familia.
5:31 a.m.

Ya me di cuenta de
lo que publicaron de
usted, pero no hay
pedo, cuando esté aquí
lo arreglamos. Cuidese
y cuide a sus hermanos,
ya sabe que están bien
pendejos.
5:32 a.m.

No te preocupes, están
en buenas manos, te
quiero, cuídate.
5:32 a.m.

Ellery cerró sus párpados, pensando en que le debía una disculpa a su hermano, la disculpa que no le daría por teléfono, sino personalmente, frente a frente, como cuando era adolescente y él iba a Suiza sólo para disculparse por el comportamiento que tenía hacia ella de vez en cuando.

Qᴜɪᴇʀᴏ ᴜɴ ғᴜᴛᴜʀᴏ ᴊᴜɴᴛᴏs... 𝑀𝑇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora