Capítulo 5

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Narra Samuel.

-¿Me disculpas, Sami?.- pregunta Dakota, se encuentra parada frente a mi, con una falsa, pero hermosa sonrisa. ¿Escuche bien?.

-¿Disculpa?.- pregunto incrédulo.
Rueda los ojos y con poca paciencia repite:

-Que me disculpes, Sami, ayer fui muy grosera e insensible, y ya que que serás mi tutor te quería pedir perdón, para que nos llevemos bien.- sonríe.

-¿Te encuentras bien?.- aún no me lo creo. Asiente.

-Pellizcame.-le pido. Necesito saber que no es un sueño.
Se me acerca más y me da una tremenda bofetada. Chillo.

-¿Por qué hiciste eso?.- pregunto masajeando mi dolorida mejilla.

-Tu me lo pediste.- se defiende.

-No. Dije que me pellizcaras.

-Da igual. ¿Me perdonas o no?.

-Si, claro.- y sonrío. La chica más deseada de toda la Universidad me acaba de pedir perdón, me vio, sin necesidad de ofrecerle mi tarea.

La clase de química comienza, y tengo que explicarle a Dakota paso por paso para que pueda hacer el experimento que el Lic. Nos ha pedido, pero ella no entiende, le explico hasta mucho y ella se niega a aprender.

-Ay, no. Sin duda no puedo.- estalla mi chica.

-Si, puedes, vamos hazlo.- la aliento.

-¿Y si lo haces tu por mi?.- pregunta y se me acerca, demasiado cerca tanto asi que su respiración esta en mi cuello. Me atraganto con mi saliva, para que no salga de mi boca.- ¿te encuentras bien, Sami?, te noto excitado.- mi palpitación esta al mil, escucho los latidos de mi corazón y siento que éste se me va a salir.

-Si, yo...yo te...yo lo haré, te haré todo lo que quieras.- tartamudeo.

-¡Samuel!, ¿pero que haces?.- pregunta Antonia, interrumpiendo el momento perfecto.

-¡Que te importa!.- le grito. Es una metida, a ella no le tiene que importar lo que haga o deje de hacer.

-Esta trabajando conmigo, ¿no ves?, estorbas, pero mira que fea eres, de cerca se te nota más de toda la belleza que careces, eww, me das asco, apestas, tanto verde llevas que te ves como un gran y feo moco.- dice Dakota a Tony, esta está casi llorando, y se va, me quedo callado, alguien tenía que decirle eso a To, es la verdad...

-Bien ya se fue.- Dakota me dice. No es lo correcto, Antonia es mi amiga. Me levanto y la sigo.

-Hey Sami, ven aquí imbécil.- grita furiosa, mi Dakota.

Alcanzo a Tony quien tiene lágrimas en sus mejillas y con mucha pena le digo:

-Disculpa To, Dakota fue muy grosera contigo, y como ella no te pedirá disculpas lo haré yo.- le limpio las lágrimas y cerca de su oído susurro:.- ¿me perdonas?.- me separo de ella y la miro. Esta colorada.

-Sam, tu...tu me gustas.- declara, con mucha timidez. Trago duro y le digo:

-Pero, Tony, yo solo...

-Para. Sé que dirás que solo me consideras tu amiga, pero no lo digas, es la mejor forma en que puedes matar a alguien sin necesidad de armas.- y se va. No puedo, no debo ir, ella no me gusta, es mi tipo, es como una versión de mi, pero en femenino. Me encanta Dakota, siempre lo hará.

Al llegar a casa y tras comer, necesito decirle lo sucedido a alguien. ¿Mamá o la almohada?. Pienso. Me decido por mamá. Bajo y la veo leyendo el periódico. Lo pienso mejor y ya no quiero decírselo. "Es lo único que tienes en tu vida de mierda, confía en ella", me dice una voz en mi cabeza. Voy y le digo:

-Mamá, necesito decirte algo...

-¿El que Sam?.- pregunta.- ¿miras pornógrafia, cierto? .- continúa - lo sospeche.

-¿Mamá qué?, claro que no.- me da risa su acusación.- no es nada de eso.

-¿Entonces?...¿¡Eres gay!?, es por eso que nunca has tenido novia.- dice y se tapa la boca, me molesta y le digo poco furioso:

-¿Me dejarás hablar o seguirás parloteando cosas estúpidas?.

-Habla, hijo...

-Una chica me confeso que le gusto, pero ella no me gusta a mi, y lo peor es que yo solo la considero mi amiga.

-¿No sientes nada por ella?.-pregunta con interés.

-Nada.

-¿Y cómo es ella?

-Igual que a mi.- le confieso.

-Entonces, no la dejes ir.- se emociona.

-Pero mamá...

-Ella es tu tipo.

-Pero no es ella la que me gusta.

-¿Ah no?, no es ella la que me dijiste que...

-No.- la freno.- la que me gusta es Dakota y a la que le gusto es Antonia.

-Pero Dakota no te quiere.- va, solo eso me faltaba, que mamá, también me lo dijera.

-Ya lo sé mamá, todos me lo dicen solo faltabas tu.

-Mira hijo, asi como tu no puedes querer a Antonia, Dakota no puede quererte a ti, el corazón se manda solo, tu no puedes elegir de quien enamorarte, a veces eliges bien, a veces mal, de las decisiones equivocadas se aprende, pero eso si hijo busca a alguien quien te quiera, que tengan esa química, que te acepte aún con tus defectos.- se me acerca y me da un tierno abrazo.- pero eso si, si alguien te hace sufrir, se las vera conmigo, nadie hará sufrir a mi bebé.

-Gracias mami.- sabía que contarle a ella era lo mejor, ella siempre me escuchará.

Al día siguiente estoy en la mesa de la cafetería con Gus, éste no para de hablar, y se lamenta el no haber estado ahí, el día de ayer.

-No me jodas viejo, es que nombe.- se lamenta.

-Aja.- le digo se la ha pasado diciendo lo mismo.

-¿Qué tan cierto es que To se te declaró?.- curiosea.

-Muy cierto.

-Ella me lo dijo pero no queria creele viejo, cuando me lo dijo, lloraba a mares.

-¿Lloraba? ¿por qué?

-Porque tu no la quieres y a quien quieres es a Dakota, la misma que solo te utiliza.

-Ella no me utiliza.- protesto.

-Si Sam, ahora tu le haz hecho su trabajo, eres su tutor, no necesariamente tienes que hacérselo.

-Cállate Darla.- me burlo.

-Ella no me quiere a mi.

-¿Ah no?, hacen una pareja perfecta.

Me mira serio y con su mirada me fulmina.

-Ella te quiere a ti, se la pasa hablando de lo guapo, lo inteligente, gracioso y cabelleroso que eres y lo triste es que nada de eso es cierto.

-Calmate, ella no me gusta a mi.- lo tranquilizo.
En ese momento pasa Darla y con una sonrisa gigante se acerca a nuestra mesa, miro a Gus, a éste se le iluminan los ojos.

-¿Sam?.- dice.

-¿Si?.- contesto.

-Te quería pedir algo.

-Continúa.- le pido.

-Me explicas lo de matemáticas.- me pide, miro a Gus, hecha humo por todos lados.

-Gustavo es tu tutor, no yo, asi que a lo que no le entiendas pídele a él que te lo explique.

- Pero él no explica bien, quizás tu sí.- hace ojitos.

-¡Te explique con manzanitas!.- se defiende Gus.

-Lo siento Darla, no lo haré.- me levanto y me dirijo al salón de clases.
Una vez ya en el salón, la clase empieza y de nuevo tengo que hacerle los ejercicios a Dakota, no me importa hacerlo siempre y cuando esta me regale una sonrisa encantadora y un beso en la mejilla.

Mala JugadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora