Capítulo 9.

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Narra Samuel.

Viernes, puff, no son los mejores, gimnasia y ciencias naturales, no quedan tan bien, aunque con ciencias no tengo ningún problema, gimnasia, bueno, no es lo mío...

-Hagan equipos, pero que sea rápido, no tenemos todo el tiempo.- informa el entrenador de fútbol.
El fútbol. Desearía ser igual de bueno como en matemáticas.

-Los capitanes serán, Santiago y Justin.- continúa el entrenador.

-Eligo primero yo.- dice Santiago.
Y así poco a poco quedamos solo Francisco el chico que usa lentes tres veces más grandes que los míos, y yo.
Es el turno de elegir de Santiago, se encuentra pensativo, muy pensativo.

-Elige a Sami.- escucho gritar desde lejos a Dakota, mi querida y linda novia.

Al cabo de un rato Santiago se anima a decir su respuesta y dice:

-Eligo a Francis.

-Bien, tu.- me señala el entrenador.- vas con el equipo de Justin.- asiento.
Después de hacer sonar su silbato el juego empieza.
Todos me abuchean, y solo porque el balón pasa frente a mi y no lo pateo. Puff, ni loco, que tal y me caigo.
Justin el capitán me pasa el balón y dice:

-Patealo.
Niego.

-Hazlo.- me anima.
Niego nuevamente.

-Vamos Sami, sé que puedes, confío en ti.- me apoya mi novia. Y a lo lejos escucho:
"Dame una S, dame una A, dame una M, dame una I, ¿y cómo dice?, "SAMI" gritan todas las porristas. No sé porque eso me sube el animo. Dakota mi novia, es la única que me dice Sami. Me agrada.
Corro, obviamente con el balón a mis pies, ningún chico me lo quita hasta que Santiago se para frente a mi y con una sonrisa malvada me intenta votar, lo que hago es patear fuerte el balón y justamente le da entre medio de sus piernas, SI, justo en sus bolas, inconscientemente todos los chicos nos tapamos nuestro órgano reproductor, Santiago cae al suelo jadeando, el entrenador se acerca y dice:

- Fin del juego, Santiago nuestro jugador estrella esta lesionado.

-Fantástico lo de ahora Daniel.- dice Justin cuando estamos en los vestidores y me da los famosos "cinco". Daniel. Creo que ya me estoy acostumbrado a ese nombre.
Todos se van y quedo solo, deseo darme una ducha, apesto, no creí apestar así, pero como saberlo nunca práctico deporte.
Dejo mis lentes a un lado, a la par de mi ropa. Al cabo de unos minutos salgo, no veo ni mierda. Me acerco hacía el lugar donde dejé mi ropa y anteojos, pero no estan. Estoy asustado. ¿Quién los agarro?, escucho ruido y risas, se ríen de mi, estoy en toalla y mi bóxer.

-¿Quién anda ahí? .- pregunto. Ríen. Risas de chicas y chicos.

-Devuelvanme mis lentes.- les pido.
Pegan en los casilleros. Están cerca. Pienso.

-Joder, que me los devuelvan dije.- les exijo.

-Tranquilo Sami.- escucho decir a Santiago atrás de mi. Me volteo. No lo veo, no veo nada, todo es malditamente borroso.

-Devuelvemelos.- le suplicio.

-No.- dice y BOOM mi toalla cae al suelo, quedo solo en mi bóxer de spiderman. Todos ríen, puras carcajadas, mi vergüenza es tanta que lágrimas mojan mis mejillas.

-¡Santiago basta! Devuelvele sus jodidos anteojos.- escucho gritar a Dakota mi maldita y supuesta novia. Ahí sí soy conciente de que lloro, no puedo parar, ella, mi Dakota, mi novia fue parte de todo este drama, ella sabía perfectamente que sin lentes no podía ver ni una pequeña mierda. Maldición me hace daño. La amo, y eso duele.

-¡Ya, fuera!.- vuelve a gritar.

-Relájate.- le dice Santiago.
Escucho un gran silencio en pocos minutos, a excepción de mi llanto.

-Sami.- dice Dakota.
No respondo.

-Amor.- dice. ¿Amor?.

-A la mierda contigo Dakota.- logro decir entre sollozos.

-Disculpame, de verdad lo siento. Yo...

-Largate.- le pido.

-No.- dice entre llanto ella también.

-¡Fuera!.- le exijo.
Agarra mi mano derecha y coloca mis lentes.

-¿Tu los tenías?.- le pregunto, eso duele aún más.

-No, cuando estes mejor hablamos, no quiero que hagas algo estúpido.-
Aún no me he colocado mis anteojos, no quiero verla. Duele. Mucho.
Posa sus labios en los míos y rápidamente le doy un tremendo empujón, ella chilla y sin más que decir escucho la puerta cerrarse.
Quedo solo, solo con mis mejillas con un rubor intenso, mis lágrimas gigantes y mi sincera vergüenza. Sin duda la peor vergüenza que he pasado y estoy seguro pasarán más y peores.

Al salir de los vestidores Gus y Tony salen a mi encuentro, puff no, lo que menos necesito es hablar.

-¿Es cierto que te...?, bueno ya sabes.- pregunta To.

-¿Quién te lo dijo?.- le pregunto. El chisme ya ha de andar por toda la Universidad. ¡Mierda!

-Dakota la perra bulimica, vino a nosotros llorando, nos dijo que tu estabas mal y que tal vez querías hablar con nosotros ya que con ella no.- me informa.
Niego, ya que no puedo ni quiero hablar, no me salen las palabras. Si hablo inundo la universidad.

-Oh Sam.- dice Tony y me envuelve en sus brazos pequeños. También la abrazo y lloro, lloro ahí, en sus brazos, sin importarme que me ven llorar.

-Lo lamento tanto.- me dice.- llora Sam, llora todo lo que tengas que llorar.- me da palmaditas en la espalda.- yo siempre, escucha bien, siempre estaré para ti.- ahora si, dejo salir las Cataratas Del Niagara.

-Yo la amo.- dejo salir, creo que no me entendió, porque lo dije entre sollozos.
Ella respira profundo y con todo el amor del mundo me dice:

-Lo sé.- se separa de mi y me da un beso en la mejilla, luego en la frente y por ultimo en la punta de mi nariz. Tal como lo hace mamá. Desde atrás de To veo a Gus observarnos.
Tony me sonríe y dice:

-Aunque me duela decirlo creo que tu le importas a ella más de lo que creí, si no le importaras no hubiese venido hasta nosotros.- agarra mi mano.- ven conmigo mañana a la playa.- continúa, no hablo.- ¿por favor?.- ruega.

-Lo pensaré To.- le digo con voz ronca.
Me sonríe y yo no hago lo mismo, no puedo aunque quiera.

Al llegar a casa mi mamá esta sonriente, pero al ver mi cara su sonrisa se va.

-¿Hijo qué te sucede?

-Nada.

-Sami.- dice y me agarra el brazo. ¿Sami?, me recuerda a Dakota, ¿desde cuando soy Sami para ella?, casi siempre me llama Sam, hijo o muchachote, pero no Sami. Así que con rabia me suelto de su agarre y le grito:

-No me llames Sami y por favor no molestes más, me tienes harto, ¿no entiendes que no puedes hacer bien el papel de papá?, el ya esta muerto, SI, ¿dolió?, SI, pero ya por favor superalo.-
Y sin más, me doy la vuelta hacia mi cuarto.

Mala JugadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora