Capítulo 17.

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Narra Dakota.

Es muy triste saber que la mamá de Sami, mi suegra, no esta bien de salud, sé que Sami, mi novio, la ama, según sé es todo lo que tiene, bueno él por lo menos la tiene a ella ¿y yo? No. Yo solo tengo a Ramona.
Samuel está destrozado, solo trato de ayudar en lo que puedo, pero esto no es parte de el plan.

Ring Ring Ring.

Vibró mi celular eso hizo que Samuel, quien estaba dormido en mis piernas, despertara. Me miro con una mirada soñolienta y triztona. Aunque él tratara de fingir que estaba bien yo lo sabía, sabía que estaba más triste que nunca. Jamás.

-Cariño, debo responder, ¿si?.- le toque su suave rostro y sonreí. Asintió.- vuelvo pronto.

Al estar alejado de Sami respondi a la llamada de Santiago.

-¿Si?

-Sabías que la mamá de tu noviecito esta...

-Si, lo sé.- y aunque no pudiera verme rodé los ojos.

-Espera, perra, no me digas que estas con él.- se burlo, pero detecté que en su risa iba mucha rabia. Y ya que era la primera vez que me llamaba perra, bueno que me lo decía a mi, a mi espalda quién sabe, me asuste y sentí frío.

-No...

-No me mientas, pendeja, que te quede claro que tu y yo seguimos siendo novios.

-Santiago, calmate.- debio haberse drogado o se emborracho.

Se rio a lo grande.- Lo amas, ¿cierto?

Quizás en su estado de ebriedad podía decirle que si, que amaba a Samuel más que a él, podía, en la mañana lo olvidaría todo, pero conociendo a Santiago, ni borracho se le escapaba ni una.

-Estas ebrio, lo que indica que escupes mierda.- me reí.

-No trates de omitir la pregunta, perra.

-No...te amo a ti.- titubee.

-Pues si me amas ven conmigo, ven a mi party, uuhhh.- grito y los gritos y risas, llantos y botellas quebradas se escuchaban. Siendo sincera no quería dejar a Samuel en el hospital, no quería ir a esa fiesta, quería estar cerca de la persona que amaba, de la persona que me necesitaba, Samuel, Samuel Haynes.

-No, Santi, estoy cansada.

-Estas con él, perra.- grito.

- No.

- Iré a buscarte a tu casa y si no estas ahí juro por el amor a mi Subaru que voy y le digo todo el puto rollo a Samuel.- mi corazón palpitaba fuerte, tan fuerte como nunca, tenía miedo de que cumpliera su amenaza, tenía miedo de perder a Samuel, de perder su amor.

-¿Cuál puto rollo?.- temble. Sabía perfectamente cual rollo, solo estaba tratando de desafiarlo.

-Maldita zorra, ¿te suena la mala jugada?.- mis verdes ojos se supieron llorosos, todo se nublo, iba a perder a Samuel.

-Haz lo que quieras, hijo de puta, no te tengo miedo.- colgué. Mi celular se cayo de mis sudorosas y temblorosas manos, las lágrimas caían de mis mejillas. Había retado a Santiago, ese fue mi peor movimiento.
Y regresé junto a Sami, él me necesitaba y yo a él.

-¿Estás bien?.- pregunto observandome. Sonreí y lo envolví en mis delgados y pálidos brazos.

-Aqui junto a ti, ¿se puede estar mejor?.- no respondió, pero yo sabia que aún con su mamá así, él sonreía, me sonreía a mi, su novia, él me amaba y nada importaba, si al día siguiente iba a perderlo, disfrutaría ahí con él, necesitandonos el uno al otro. Porque con él no necesitaba fingir, era yo, era así, no necesitaba negar que lo amaba, eramos polos muy opuestos y eso era lo que nos hacía perfectos.

Mala JugadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora