Cuando Percy regresó a buscar a su hermanita, se encontró con Louis ya esperándolo. Se notaba a millas lo emocionado que estaba por volver a hablar con Percy.
Louis se aseguró que todos los niños estén fuera de la escuela y cerró la puerta con llave antes de acompañar a Percy y a su hermana.
—¿Se divirtieron? —les preguntó Percy tomando la mano de la pequeña.
—¡Sí, aunque el profesor Louis estuvo un poco distraído!
Percy volteó a ver a Louis para corroborar que fuera cierto. El más bajo miró hacia otro lado al haber sido descubierto.
—No podía dejar de pensar en ti. Lo siento.
—¡El profesor Louis se ha puesto rojo!
—Es verdad —dijo Percy reprimiendo una risita—. Se ve muy lindo así ¿verdad, Victoria?
—¡Sí, se ve muy tierno!
Louis rodó los ojos. Era la primera vez que veía interactuar a esos hermanos juntos y era como tener dos Percys. Desde el primer día que la conoció, a Louis le agradó la pequeña Victoria, tan risueña, dulce y con cierto parecido a alguien que no podía identificar hasta ahora.
—Adiós, Vicky —se despidió Percy dejándola en casa—. Tal vez vengo más tarde.
—¡Adiós! —se despidió igual Louis.
La niña les cerró la puerta, seguramente yendo emocionada a jugar.
—Es igualita a ti —le dijo Louis.
—No es cierto. Yo soy más lindo.
—Me refiero a la personalidad, aunque en lo físico también se parecen. ¿Son de los mismos padres? No es necesario que respondas si no quieres —le aclaró para no incomodarlo.
—Nuestros padres son los mismos. Recuerdo haberle dicho a mamá sobre la infidelidad de mi padre, pero nunca me creyó. Supongo que es más feliz siendo ignorante. Al menos sé que han cuidado mejor de Victoria que de mí.
—Lo lamento.
—No es tu culpa. Ahora estoy mejor lejos de mi familia. Soy médico, me encanta mi trabajo, tengo una casa en mi ciudad y ahora te he encontrado. No podría estar mejor.
—Eres médico —Louis volteó a Percy sin creerlo—. Es increíble. No todos estudian lo que desean de pequeños.
—Supongo. ¿Qué hay de ti? ¿Cómo terminaste como profesor de la escuela?
—Por ti —Louis sonrió sin dejar de ver el piso porque se sentía avergonzado de haberlo admitido—. Cuando llegué al orfanato me di cuenta que muchos niños sabían menos que yo. Yo junto a otro niño le enseñamos al resto todo lo que sabíamos. Ahí me di cuenta que me encantaba enseñar. Aún mantengo contacto con el otro niño. Él está ahora en México, pero nos mandamos cartas.
—Yo también hice un amigo que era de México, pero desapareció un día y no supe más de él. Me dijo que se llamaba Isaac.
—¿¡Qué!?
—Sí, ese nombre no es muy común aquí.
—No, no es por eso. Mi amigo también me dijo que lo llamara así... Creo que conocimos a la misma persona. Él dijo que encontró a sus padres muertos cuando regresaba de la escuela. Debió ser muy difícil para un niño.
—No tenía idea de eso.
Ambos se quedan callados. El único que día que vio a Isaac fue cuando se conocieron. Él había sido la persona más amable y ruidosa que había conocido. No tuvo que pensarlo ni dos veces para llamarlo amigo. No creyó que ese mismo día pudiera enterarse de la muerte de sus padres.
—Él ahora estudia leyes. Se enteró que habían matado a sus padres por el simple hecho de ser mexicanos y quiso hacer justicia. Es una persona verdaderamente fuerte.
—Lo es.
Llegaron a la plaza y el panorama se volvió nostálgico. Recordaban aquella vez que salieron a escondidas a recorrer la ciudad. Aquel paseo a caballo, jugar con los otros niños a las escondidas. Aquellos lindos recuerdos de su niñez que no podían olvidar tan fácil.
—Es increíble cómo pasa el tiempo tan rápido. Siento como si aún tuviera diez años —dijo Percy al ver como los niños se divertían—. Tal vez ellos no lo sepan, pero están viviendo la mejor etapa de su vida de la mejor forma.
—Cada vez que voy a la escuela y veo a los niños no puedo dejar de pensar en nosotros. Me gustaría tener un hijo o una hija.
—Seguro encontrarás pronto una linda chica... o un lindo chico.
De repente escuchó la risa de Louis y no entendió muy bien el porqué.
—¿Por qué esa pausa? —se burló Louis.
—¿A qué te refieres?
—Nada, nada. Solo... no sé. Es algo tonto.
—¡Pero dime! —le insistió Percy.
—Es increíble que seas de las personas que más se toma la ligera ese tema. Siempre has sido tan abierto de mente ¿no?
—Solo no le veo lo malo y tampoco creo que sea algo que pueda afectar al resto. Si las mujeres son felices con otras mujeres o los hombres con otros hombres, ¿cuál es el problema?
—Ójala todos pensaran como tú.
Louis lo tomó del brazo y lo llevó a una zona más apartada donde no habían tantas personas que puedan escuchar su conversación.
—¿Adónde vamos? —le preguntó Percy.
—Quería contarte algo. ¿Puedo?
—¿Es tan secreto?
Louis asintió cona cabeza.
—Adelante. No se lo contaré a nadie.
—Yo soy así —Percy enarcó una ceja sin entender a qué se refería—. Me gustan lo hombres —Percy quedó perplejo al escuchar aquello—. Bueno... solo me ha gustado uno.
—¿Quién?
—Alguien... Es secreto.
—Me alegro por ti, Louis. Creo que el amor es la cosa más hermosa que un ser humano puede experimentar. Espero que ese hombre se dé cuenta de tus sentimientos y sienta lo mismo por ti.
—¿Alguna vez te has enamorado, Percival?
—¿Percival? ¿Por qué me llamas así ahora? ¿Me odias?
—Creo que es un lindo nombre para un lindo hombre.
—Si te soy sincero, no estoy seguro de haberme enamorado alguna vez porque no tengo ni la menor idea de cómo es sentirse así. ¿Cómo sabes que te gusta ese hombre?
—Porque no puedo evitar comportarme como un tonto cuando estoy junto a él.
—Siempre te comportas como un tonto.
—Sí... no lo pienses mucho.
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if our love is wrong
Romance¿Qué pasaría si te enteraras que en tu casa viven personas que nunca has visto en tu vida? Aquello le pasó a Percy. Eran los años 1870. En ese entonces Percy tan solo tenía diez años, era hijo de una familia de un alto estatus y por lo tanto, para...