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Falta poco para media noche. El inicio de un nuevo año lleno de aventuras, planes, viajes, cartas y muchas cosas más que no pueden predecir está por dar su comienza. Es la primera vez que pasan año nuevo en compañía del otro.

   Años anteriores Percy estaría en su casa sentado en la gran mesa del comedor con todos los asientos ocupados por toda su familia. Todos hablando sobre lo que esperaban de ese nuevo año y memorias que tenían del que estaba por acabar. Cuando niño jugaba con sus primos y cuando se volvió mayor le tocaba cruzar los dedos para sentarse al lado de Cedric, con quién más le gustaba hablar, o esperar a que Vicky le dijera que jugara con ella.

   Y ahora solo estaban ellos dos en la gigantesca casa de Percy, solo con las luces del comedor y la cocina encendidas, aquellas luces amarillas que le daban ese toque nostálgico y acogedor.

   Era casi media noche y no habían terminado de preparar nada. El día había pasado tan rápido que sentían que recién acababan de levantarse. Louis estaba con el cabello ligeramente húmedo y el de Percy aún goteaba un poco por no haberlo secado tanto. Habían pensado en que hacer al menos un pastel sería suficiente, además de ser algo que no necesitaba tanto tiempo ni habilidades de cocina.

   —No lo siento dulce —dijo Louis después de meterse el dedo a la boca con un poco de la masa aún sin hornear.

   —¿Puedo probar?

   —Bueno... Si quieres.

   Percy estaba por pasar su lengua directamente a la masa cuando Louis lo jala de los cabellos.

   —¿Qué haces tonto? —se burló Louis—. Vas a dejarnos sin cena.

   —Solo quería probar el pastel —dijo Percy haciendo ojos de cachorrito.

   —Vas a dejar tu saliva en el pastel. Mejor espera. Creo que debería echarle más azúcar —dijo eso último más para sí mismo.

   Louis estiró su mano para alcanzar la azúcar y en cuanto volteó se encontró con Percy nuevamente intentado probar la masa.

   —¡Percy! ¡Pareces un niño!

   Louis intentó agarrar el tazón, pero Percy puso fuerza. La masa se veía tan exquisita que no podía evitar probarla y Louis no iba a detenerlo. Con toda su fuerza se llevó el tazón y empezó a correr por toda la cocina para que Louis no lo alcanzará.

   —¡Percy, voy a matarte si no traes ese tazón aquí ahora mismo!

   —¡Atrápame primero!

   En cuanto Percy se cansó, se quedó parado levantando el tazón lo más alto que podía para que Louis no alcanzara.

   —¿Y ahora qué, Louis? —se burló al verlo también tan cansado como él.

   Con toda su fuerza, Louis saltó con tal de agarrar el tazón, pero Percy saltó al mismo tiempo para que este no lo alcanzara, pero por su mala y muy mala suerte, el tazón se soltó de sus manos por la poca fuerza que tenía y cayó directamente a la cabeza de Louis.

   Lentamente Louis levantó su cabeza hacia Percy con el tazón que simulaba ser un casco y con la masa chorreando encima de él.

   —Perdón, perdón, perdón —dijo Percy queriendo arreglarlo—. No era mi intención. Solo... se resbaló y... cuánto lo siento, Louis. Es que se veía tan deliciosa la masa y quería probarla... Tú me amas, Louis. Sé que no me vas a hacer nada.

    —¡VOY A MATARTE, PERCIVAL HARRINGTON!

    Louis estaba por estrangularlo cuando escuchan las campanas de la iglesia. Ya era media noche.

   —Feliz año nuevo, Percy —le dijo Louis amablemente como si hace un segundo no había intentado matarlo.

   —Feliz año nuevo, Louis.

   Claramente la maldad de Louis no desapareció de un segundo a otro, sino que aprovechó el momento y abrazó a Percy para ensuciarlo a él también con toda la masa del pastel.

   —Sabía que no podía confiarme de esos ojos inocentes y esa linda sonrisa —se quejó Percy—. Aunque tal vez me lo merezco.

   Percy le quitó el tazón de la cabeza de Louis y pasó su lengua por sus labios para saborear por fin la masa.

   —Tenías razón, le falta azúcar.

   —Te lo dije.

   Después de otro largo baño, un nuevo cambio de ropa y alistar las maletas, Percy acompañó a Louis a tomar un auto que lo llevara a su ciudad.

   —Cuídate, Louis. No te olvides de escribirme.

   —Tu también. Espero que para la próxima vez que vuelva no tengamos que despedirnos otra vez. Hasta luego, Percy.

   —Hasta luego, Louis.

∘◦❁◦∘

Así fue como las cartas iban y venían todo el tiempo. Cada carta era especial. Cada carta contaba con un poco de detalle lo que el otro había hecho durante esa semana. En cuestión de unos meses, aquellas cartas se convirtieron en memorias. Cada que se sentían solos, leían las palabras de su amado, recordaban estaciones y soñaban con el otro.

   Llegaron a ese punto de su relación donde todo era perfecto, donde todo estaba en un perfecto balance, tanto el trabajo, las amistades y el amor, lo único que les faltaba era vivir juntos.

"Querido, Percy

No sabes cuánto deseo que estés bien y goces de buena salud. Han sido días un poco duros y largos por aquí. El despedirme de todo y de todos no ha sido una tarea fácil. Él día de hoy he ido a despedirme de mis padres, pensaron que era un completo extraño, un don nadie. Fue grata su sorpresa y les he hablado sobre nuestros planes. Ellos están felices por ti y por mí. Despedirme de los niños tampoco ha sido fácil y mucho menos despedirme de Victoria, dice que preferiría que vengas tú aquí a que yo me vaya; se nota lo mucho que te extraña, deberías ver lo mucho que ha crecido en tu ausencia. No he hablado con tus padres y se han negado a verme el rostro, mas me han dado el paso libre a tu casa; han estado actuando un poco extraño últimamente. Espero que esta carta llegue antes que yo. Dejar esta ciudad va a ser un poco triste, pero haría cualquier cosa por la persona que más amo.

Con amor,
Louis, tu amado"

∘◦❁◦∘

if our love is wrongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora