Esa era la primera vez que compartían juntos la cama. Ni siquiera se les había ocurrido otra día como que uno duerma en el sofá o en el suelo. Estaban bien con la cercanía del otro. Les daba cierta tranquilidad y el hecho de que la cama de Percy fuera grande, lo hacía cómodo.
Las luces de toda la casa estaban apagadas. Habían un silencio total a esas horas. Lo único que se escuchaba era lo roces de las sábanas aunque se movieran tan solo un poco.
—Me gustaría que esta noche durase para siempre —le dijo Percy en voz baja mientras ponía su cuerpo de lado para que ambos se pudieran ver cara a cara.
—A mí también. Siempre me ha gustado pasar tiempo contigo. Cuando estoy contigo me siento en paz, como si lo demás no importase o como si no necesitara nada ni a nadie más que a ti. ¿Es eso a lo que se llama amor, Percy?
—Supongo que sí. Sentir amor debe ser eso; sentir esa tranquilidad cuando estás con esa persona porque sabes que no va a juzgarte y confías en que no haría nada por lastimarte. Eso debe ser el amor —Percy le muestra una sonrisa sin mostrar los dientes y Louis lo imita—. ¿En qué momento dejamos de buscar el significado del amor a sentirlo?
—No lo sé, pero me gusta.
—Durante todo este tiempo... ¿alguna vez te has enamorado de otra persona?
—No, ¿y tú?
—Tampoco. Me había prometido a no enamorarme de nadie hasta encontrarte y ya te encontré. Han sido los quince años más cortos y largos de mi vida. No sabes los días que me he pasado llorando desde que te fuiste sintiéndome culpable de todo lo que te había y podría haberte pasado en ese entonces. Salía cada tarde a buscarte a escondidas de mis padres. Fuiste un pensamiento frecuente en mi mente por años. Me mudé aquí con la intención de empezar de nuevo, pero no es tan fácil dejar ir el pasado. Me siento aquí más en casa que en mi ciudad natal. Me han dado la mejor acogida apenas llegué y estoy agradecido de todas las personas maravillosas que he conocido, pero estoy más agradecido de tenerte aquí a mi lado. Me gustaría que te quedes. Te vas a enamorar de esta ciudad tanto como yo.
—Tal vez algún día. Hasta entonces te estaré escribiendo cartas y visitándote los días que pueda.
—Sé cuidadoso, por favor. No quiero que te vuelvan a separar de mí.
Percy soltó una pequeña lágrima que Louis no logró ver por la escasa luz, pero aún así comprendió el dolor de Percy. Él no era el único que había perdido al amor de su vida tantos años.
—¿Crees que en el futuro las personas respeten las preferencias de los demás? —le preguntó Louis con voz un poco cansada.
—A lo largo de los años el pensamiento del hombre ha ido evolucionando. No sé si estemos vivos para ese entonces, pero al menos me haría sentir confortable saber que las personas en el futuro puedan amarse sin sentir miedo. Es lo único que quiero, que el resto sea feliz.
—¿Y qué hay de ti? ¿Tú no quieres ser feliz?
—No creo que la felicidad sea algo que merezca.
—¿Por qué no?
—Porque siempre lastimo a las personas que más amo y una persona como yo no merece vivir.
—No digas eso. No fue tu culpa que me descubrieran. Eras solo un niño, Percy. No te puedes culpar por eso.
—No es solo por eso. Pude ayudar a Isaac y al menos decirle que podía contar con un amigo, pero nunca lo busqué. Pude no tomarme tan a la ligera nuestro secreto, pero te escribí una carta que sabía que alguien más podría leer. También es mi culpa que Dan ya no esté aquí. Todo es mi culpa.
Percy le da la espalda porque odia que lo vean llorar. Se siente tan mal consigo mismo desde hace mucho tiempo y es la primera vez que suelta todo eso. Tiene miedo a que Louis admita que es una horrible persona o incluso intenté alejarse de él, pero en el caso de que decidiera alejarse no le rogaría que se quede porque sentía que Louis merecía algo mejor.
—¿Por qué dices que es tu culpa que Dan muriera? Tú no lo mataste ¿o sí? —preguntó Louis con temor.
No decía nada. Solo sollozaba sin poder aceptar la verdad. Era un mentiroso incluso con Louis. Le había mentido sobre tantas cosas.
—No, pero lo delaté. Dan en realidad era muy reservado acerca de todo. Yo era de las pocas personas a las que había confiado su secreto.
Siente una punzada en el pecho y se muerde la lengua tan fuerte que puede sentir el sabor metálico de su sangre. Puede recordar aquel 28 de diciembre de 1882, él día que se enteró de la muerte de Dan. Recuerda haber visto su cuerpo y haber mordido su lengua con incluso más fuerza. Ese sabor metálico es el mismo y el recuerdo es tan vivo.
—...Y se lo conté a alguien. No fue apropósito, solo estaba emocionado y lo dije sin darme cuenta —Percy suelta una risa amarga y Louis lo abraza por la espalda—. Esa persona se lo debe haber contado a otra y esa a otra hasta que alguien decidiese matarle. Todos tenían razón. Nadie quiere a las personas que hablan mucho. Todos estarían mejor si me mantuviera callado.
No encuentra palabras de consuelo. No sabe cómo ayudarlo a superar ese trauma. No puede hacer nada más que abrazarlo; es su forma de decirle que está ahí a pesar de todo, que está ahí a pesar de sus errores y que no va a juzgarlo. Sabe que no era su intención. Sabe que no es su culpa. Todo es culpa de la estúpida sociedad en la que viven y Percy tiene que soportar el dolor y la culpa de vivir en ella.
—No me importa, Percy. Yo amo todo de ti, hasta las más pequeñas de tus imperfecciones. Nunca lo dudes. Estaré siempre aquí, a tu lado, pase lo que pase. Esto es amor ¿no?
—Gracias. Lo siento si alguna vez llego a lastimarte. No es mi intención hacerlo.
—Lo sé. Deja de culparte por cosas que no fueron tu culpa. Descansa y sé feliz.
—Te amo, Louis.
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if our love is wrong
Romance¿Qué pasaría si te enteraras que en tu casa viven personas que nunca has visto en tu vida? Aquello le pasó a Percy. Eran los años 1870. En ese entonces Percy tan solo tenía diez años, era hijo de una familia de un alto estatus y por lo tanto, para...