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—¿Qué es eso Louis?

   —¿A qué te refieres, mamá?

   —¿De dónde sacaste esa ropa?

  Louis se fijó en lo que tenía puesto. Había olvidado que llevaba la ropa de Percy porque la suya estaba mojada. ¿Ahora cómo iba a explicar eso?

   —La... La encontré.

   —¿Encontraste esa ropa aquí en la habitación?

   —Eh... Sí.

   Su madre se agacha para estar a su altura. Está más preocupada que molesta con Louis, a pesar de eso, este no puede verla a los ojos.

   —¿Puedes decirme la verdad? —le preguntó su madre tomando su mentón para que la viera.

   —Esa es la verdad.

   Su madre negó con la cabeza y acarició con la yema de su pulgar la mejilla de su hijo. Louis siempre había sido un niño sincero, no solía mentir, ni siquiera era una de sus opciones hacerlo. No entendía qué le estaba pasando ahora y necesitaba saberlo.

   —Louis, soy tu mamá y sé cuándo me mientes. Ambos sabemos que esa ropa no la encontraste aquí. ¿Por qué saliste de la habitación? Te he dicho muchas veces lo peligroso que es. ¿Te imaginas que alguien te viera? No quiero perderte, hijo.

   —Quiero ser un niño como el resto, mamá.

   —Ya eres un niño como el resto.

   Louis niega con la cabeza.

   —Los niños de verdad salen a jugar y no viven en una sucia habitación. Los niños de verdad tienen su propia habitación, juguetes y ropa. Los niños de verdad no tienen que esconderse, mamá.

   —No tienes opción, Louis.

   —¿Por qué no?

   —Porque la vida es injusta con nosotros.

   —¿Con papá también?

   —En especial con tu padre —su madre lo abrazó con tal fuerza que apenas podía respirar. Nunca la había visto tan rota hasta ese momento. Tal vez le ocultaba algo—. Te prometo que serás un niño como el resto. Te voy a sacar de aquí. Te lo prometo, Louis. Solo dame tiempo.

   Louis quería contarle sobre Percy. Tal vez también lo entendería e incluso le alegraría saber que ya contaba con un amigo afuera, pero prefirió no decir nada. No quería perjudicarla si alguien llegara a descubrirlos.

∘◦❁◦∘

Primer día de escuela pública. Al fin podría conocer a nuevos niños, hacer amistades, tener un nuevo maestro y en especial aprender.

   Percy llegó extremadamente feliz en compañía de uno de sus sirvientes que fue a dejarlo en la puerta, claramente fue algo que sus nuevos compañeros notaron apenas llegó. Ninguno de ellos tenía sirvientes en casa e iban solos a la escuela.

   En su inocencia, Percy se acercó a un grupo de niños que estaban jugando en el suelo y estaba por presentarse cuando ve a los niños correr lejos de él. Luego fue a un grupo de chicos mayores que lo ignoraron. Finalmente vio al chico con el que había estado jugando a las escondidas el día anterior, seguro él lo recordaba y quería ser su amigo, pero también corrió lejos de él.

   Todos ya tenían su grupo de amigos, todos menos él y un chiquillo más.
  
   —Hola, soy Percy.

   El niño levantó su vista hacia él. Se miraba algo triste, pero se esforzó en sonreírle.

   —Soy Isaac.

   —Un gusto en conocerte, Isaac —dijo extendiendo su mano para estrecharla con la de su nuevo amigo—. ¿Por qué estás solo?

   —Soy inmigrante.

   —¿Qué es eso?

   —Nací en otro país y ahora vivo aquí. Las personas suelen creer que venimos a robarles y por eso no se nos acercan.

   —Yo no soy inmigrante, pero tampoco quieren acercarse a mí.

   —¿Puedo contarte un secreto?

   —¡Claro!

   Isaac se aseguró que no hubiera nadie cerca que pudiera oírlos. Le dijo que se acerque y le susurró algo al oído.

   —Un señor les ha dicho a todos que no se acerquen a ti.

   —¿Por qué alguien haría algo así?

   Isaac se encogió de hombros.

   Había alguien que podría haber sido. Solo una persona podía ser y Percy sabía exactamente quién era. Su padre.

   Quizás había sido demasiado bueno para ser verdad. No iba a dejarle que hiciera ningún amigo con un status tan bajo.

   —¿Y por qué tú hablas conmigo?

   —Siempre he querido un amigo. Y si se llegan a enterar que estoy hablando contigo seguro me mandarán de vuelta a mi país.

   —¿Extrañas tu país?

   —Mucho.

   Las clases fueron mucho más divertidas teniendo a Isaac a su lado. Ambos se habían pasado toda la clase hablando en voz baja y pensaron que habían sido discretos hasta que el profesor se paró frente a ellos.

   —Percy Harrington —leyó su nombre en la lista donde estaban todos los estudiantes—. He escuchado maravillas de su padre. Lastimosamente ustedes no comparten nada más que su apellido —dijo mirándolo de manera despectiva—. Ponte de pie.

   Percy se levantó con un poco de temor.

   —Ponte frente al pizarrón —Percy se le quedó mirando al profesor—. ¿Acaso eres sordo? ¡Que te pongas frente al pizarrón!

   Sintiendo la miradas de todos sobre él, obedeció las órdenes de su profesor. Fue hasta adelante y se paró en una esquina del pizarrón.

   Vio como le susurraba algo a Isaac y como este salía corriendo del salón de clases.

   —Tal vez no conozcas las normas de nuestra escuela. Pero los niños aquí no hablan si no les piden que lo hagan. Y los niños desobedientes son castigados —le dijo acercándose a él—. Vas a quedarte allí hasta el final del día para que aprendas a mantenerte callado.

∘◦❁◦∘

—¿Tú crees que soy molesto cuando hablo? —le preguntó Percy a Louis.

   —A mí me gusta que hables mucho. Siempre tienes algo que decir y eres divertido. ¿Por qué?

   —Creo que a algunas personas si les molesta. Tal vez si hablo mucho. Seguro les agradaría más si hablara menos.

   —No digas eso. Si no eres alguien hablador, no eres tú. Mi papá siempre dice que hay que mostrarnos tales como somos. No hay que cambiar por nadie más que por ti mismo. Si te gusta hablar, hazlo.

   —¿Por qué siempre eres tan lindo?

   —Porque soy quien soy —Louis le dedicó una sonrisa y Percy hizo lo mismo.

   Tal vez Percy tenía razón. No debía aparentar ser alguien solo para encajar.

if our love is wrongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora