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El tiempo de Percy es corto que ni siquiera puede despedirse de su familia. A duras penas puede despedirse de Louis antes de marcharse. Siente que un día no es suficiente para todos esos quince años distanciados.

   La mitad del cielo está oscuro, mientras que la otra mitad recién está despidiéndose de los últimos rayos de sol.

   —¿Cuándo volverás? —le pregunta Louis.

   —No lo sé. Probablemente para las fiestas. No puedo asegurarte nada. A veces llegan muchos pacientes de urgencia y necesitamos el mayor personal posible.

   Percy nota la triste mirada de Louis. Es obvio que no quiere que lo deje de nuevo, mas no tiene opción. Ambos ya tienen sus vidas y sus trabajos que no podían dejar de un día para el otro.

    El chófer de Percy ya lo está esperando. Le da un último abrazo a Louis antes de irse y en cuanto está en el auto agita su mano con emoción.

    —¡Dile adiós a Vicky de mi parte!

    —¡Lo haré!

    Antes de que el auto marche, Louis se acerca a la ventanilla.

    —No me dijiste en qué ciudad estás viviendo.

    —En Oxford. Deberías algún día ir. Puedo hacerte un tour.

    —Veré qué puedo hacer. ¡Hasta pronto, Percy!

    —Hasta pronto.

    Louis se queda parado en su mismo sitio viendo a Percy irse. Odiaba esos momentos desde que tenía diez años. El poder hablar con Percy solo un momento para luego volver a su rutina. Desearía no tener que despedirse nunca de él.

∘◦❁◦∘

—¿Está desocupado, doctor? —una de las enfermeras le preguntó al entrar al consultorio.

   —Ella ha sido mi último paciente. ¿Ha ocurrido algo?

   —No. Solo creo que ya es muy tarde.

   Y no mentía. Era veinticuatro de diciembre y estaba por ser media noche. Por suerte ese año el número de pacientes no habían sido tan altos como con años anteriores.

   —Me preguntaba si quisiera salir a comer. Es un poco triste pasar Navidad solo.

   —Son pequeños sacrificios que uno está dispuesto a hacer por el bien de los demás. Si no pensara así, no me hubiera vuelto médico.

   —Ya no hay nadie más a quien atender. Usted también merece un descanso.

   Percy ve a la joven enfermera con pena. No es que no quiera aceptar su oferta, en verdad le gustaba pasar tiempo con sus colegas, pero aquel día prefería estar solo. En realidad, quería estar con otra persona.

   —Hay alguien que quiere verlo, doctor —se acercó otra enfermera interrumpiendo su conversación.

   Percy se disculpó con la muchacha y siguió a la otra enfermera hasta la sala de espera. Ahí estaba él con el cabello ligeramente despeinado, probablemente por la ventisca de afuera, con sus maletas en mano y con una sonrisa de oreja a oreja que nadie podría quitar.

   —¿Qué haces aquí, Louis?

   —Victoria me dijo que no llegarías para las fiestas y... no quería que te quedaras solo, así que vine hacerte compañía.

   —Este es el mejor regalo de Navidad que me han dado en la vida. Estoy sin palabras. ¿Quieres pasar a mi consultorio? No creo que sea bueno salir con ese clima.

    Percy cerró la puerta para tener más privacidad. No sabía qué decir. Habían tantas cosas de las que quería hablar y no se decidió por ninguna.

    —¿No tienes que dar clases?

    —Los niños tienen vacaciones hasta año nuevo y yo también.

    —¿Entonces te quedarás una semana?

    —Si es que no te molesta.

    —No me molesta en lo absoluto. Es increíble, en serio —Percy bostezó y fue ahí cuando Louis notó su cansancio—. Te extrañé bastante.

    —Yo también. ¿No quieres dormir un rato? A mí no me molesta.

    —Tengo dificultades para conciliar el sueño aquí. No importa lo cansado que esté, solo no puedo dormir. A veces los pacientes llegan de imprevisto y hay que estar siempre alerta.

    —No creo que le haga mal a nadie que duermas un rato.

    —Supongo...

    Percy se sentó en su silla y reposó su cabeza sobre su escritorio tratando de conciliar el sueño. Louis arrastró la silla a su lado y empezó a acariciar su cabello suave y lentamente hasta que estuvo seguro que se había dormido. Le dio un beso en su cabeza y escuchó una pequeña risa.

   —Me hiciste cosquillas —dijo Percy en voz baja sin moverse un poco.

   —Lo siento. Pensé que estabas dormido.

   —¿Siempre haces eso con las personas que se duermen? ¿Es tu método para despertarlos?

   —En realidad, no. Es la primera vez que lo hago. Me encanta el olor de tu cabello. ¿Puedo olerlo de cerca?

   —Si quieres —dijo Percy algo inseguro ante aquella extraña pregunta.

   Louis se levantó de su asiento y se agachó un poco para supuestamente oler el cabello de Percy, aunque en realidad solo quería estar cerca de él. Disimuladamente empezó a dejar cortos besos por la cabellera del rubio hasta que poco a poco bajaba por su cuello.

   —Me haces cosquillas —admitió Percy soltando una risa.

   —Me encanta —susurró cerca de su oído.

   —¿El qué?

   —Tú.

   —Eres gracioso.

   Percy levantó su cabeza e intentó peinarse un poco sacudiendo su cabeza. Louis se sentó sobre el escritorio y acomodó el cabello del más alto al ver que tenía un mechón desaliñado.

   —Ahora te ves más lindo.

   —Siempre he sido lindo.

   —Sí... —Louis respiró hondo y jugueteó con sus dedos antes de soltar aquellas palabras que se había guardado por tanto tiempo—. Te amo, Percy.

  

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