Capítulo 5

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No vas a ir.
-No creo que esté en tus manos decidirlo.
-¡En las tuyas tampoco!-dijo William, alzando la voz.
Suspiré y me aparté el pelo de la cara. Anna y William llevaban así una hora. Es bien sabido que, cuando alguien entabla amistad con una persona muy rápido, los problemas no tardan en aparecer.
Y estos dos tenían uno muy grande.
Yo, por supuesto, no estaba espiando detrás de la puerta de la cocina.
-¿Arleen que...?
Callé a Kalen con un gesto y este se acomodó a mi lado, mirándome inquisitivamente.
-William intenta convencer a Annie de que no venga con nosotros a Aden-expliqué.
-¿Y va ganando?
-Ni de chiste.
Se escuchó el ruido de una silla contra el piso del otro lado, así que guardamos silencio.
-Mira, entiendo tu punto de vista-Pero...-. Pero ya me involucré en esto; no puedo simplemente volver a mi vida normal como si nada estuviese pasando, y no saber si a ustedes les ocurrió algo.
-¡Pero esto no es un juego, Anna! ¡Podrías realmente morir! Mi padre no es el único peligro en Aden.
-¿Por qué a Arleen no le dices nada?
-Porque ella debe hacerlo. Nació para esto. Además, ¿Cuándo Arleen ha hecho caso ante un "no"?
-Me siento algo atacada en este momento-susurré a Kalen, quien rió entre dientes.
-Todos nacemos con las oportunidades de hacer grandes cosas-dijo Anna-. Solo hace falta tomarlas.
-¿Así que es eso? ¿Quieres hacer algo de tu vida? -replicó William, exasperado-Canta. Escribe. Colecciona hojas. Algo que no implique riesgo.
-Realmente, Will ¿tanto te molesta que los acompañe?
¿Will? ¿Will?
-No es eso, Anna, pero no quiero ser el responsable de que pueda... pasarte algo. No volvería a estar tranquilo conmigo mismo. Ni siquiera puedo dormir por las noches pensando en lo que podría estar pasando en mi reino. No necesito que esto sea más difícil.
-No puedes llevar sobre tus hombros el peso del mundo, William. Solo eres un hombre, después de todo-contestó Anna, en un tono amable-. Ni siquiera un rey debería hacerlo. Cada persona debe elegir qué hacer con su libertad y abstenerse a las consecuencias, y es lo que yo voy a hacer.
-Bien-exclamó el príncipe, derrotado-. Si no te puedo hacer cambiar de opinión, vamos a decirles a los otros.
Anna rió.
-No creo que haga falta, en realidad.
¿Qué demo...?
Kalen y yo, que nos encontrábamos apoyados contra la puerta, caímos hacia adelante cuando esta fue abierta. Mi cara mostraba un profundo color escarlata por haber sido sorprendida, pero Kalen no parecía arrepentido en absoluto.
-Me alegra que hayan arreglado sus diferencias, ahora empaquen y volvamos a Aden. -dijo.
-Un segundo-exclamé, cayendo en la cuenta-. No le hemos dicho nada a tu hermano ni a tus padres. ¿Qué harán si vuelven de viaje y no encuentran a su única hija?
-No creo que lo noten-dijo Anna, con una sonrisa sarcástica.
-Anna.
-Bien. Les enviaremos un e-mail.

Queridos Papá y Mamá:
¿Están disfrutando de sus vacaciones en el Caribe? Todo sigue en orden aquí.
Quiero avisarles que saldré del planeta algún tiempo, y dudo que donde vaya haya conexión, por lo que no podré escribir. Pero voy a sobrevivir (espero)
Es probable que tal vez no vuelva en absoluto, así que intentaré dejar bastante comida en el refrigerador para cuando Esteban se digne a aparecer. Con cariño,
Anna (y Arleen y Kalen y William)

La respuesta no tardó en llegar.

Queridos hijos:
Nuestro viaje no puede ser más fantástico, enviaremos una foto en cuanto podamos. Las playas del Caribe son espectaculares, y tienen el agua más azul que vimos en nuestra vida.
Aprovechamos la oportunidad para decirles que nuestras vacaciones se extenderán...unos meses más. Cualquier problema que surja, tienen el número del Sr. Thomson, ¿No es así?
Nos alegramos de que todo esté en orden, y esperamos que te diviertas.
Atte. Papá y Mamá.
P.D.: Si Esteban causa algún problema, repercutirá directamente en su cuenta bancaria.

-Ya tengo autorización-dijo Anna, con algo de tristeza en su voz-. Ahora vámonos de una vez.
Cuando conocí al príncipe, pensé que lo peor que pudiera ocurrir era tener un padre algo... desequilibrado como el rey Ezran. Ahora ya no estaba tan segura.
Nuestra última comida en la Tierra consistió en pizza y cinco latas de bebida energizante para Kalen. Para realizar el salire con cuatro personas necesitaría mucha, mucha energía. Y eso nos pareció la opción más rápida y eficaz.
  Justo antes de irnos, distinguía que Anna llevaba una pequea piedra oscura colgada del cuello; extrañamente, se parecía a aquellas que estaban incrustadas en el mango de la espada de William, que actuaba a su vez como un amuleto. ¿como se me había pasado algo tan importante ?

Los Reinos de Aden II: Promesa #WSAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora