Capítulo 49 (Parte 1)

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Jace:

-Me desperté con el sonido de la alarma de mi teléfono y me fije que era hora de partir, me aliste con lo primero que encontré en el armario del cuarto, ya tendré tiempo después de arreglarme pensé. Seguíamos a oscuras por toda la cabaña mientras hacía hora que mi dulce novia, se terminará de cambiar decidí prepararnos un desayuno ligero.

-Prendí mi cafetera que se encontraba en el mesón de la cocina, para deleitarnos con unos deliciosos cafés americanos para ambos, me entro un recuerdo a mi mente que era cuando mamá solía contarme historias, mientras ella cocinaba nunca le agrado tener empleadas en la casa decía que "Uno debe aprender los quehaceres de la casa a cualquier edad, nunca sabes qué podría depararte el futuro".

-A veces el futuro es incierto, uno nunca sabe qué puede suceder en el camino, solo queda vivir en el presente y disfrutar el tiempo que a uno le queda, con mamá aprendí eso porque, después de su muerte ya nada fue igual en mi familia. Los recuerdos se quedaron impregnados en mi alma como un sueño que no quiere ser olvidado, intento no olvidarme de su voz, ni de su rostro porque tengo miedo de no poder recordarla y esa sensación me genera angustia.

-Decido prender las hornillas eléctricas para poner un sartén y hacer unos deliciosos huevos estrellados, escucho el sonido de una puerta que se cierra de golpe y volteo cuando miro a una joven con unos hermosos ojos azules, comiéndome con la mirada.

Jace:

-Terminaste de comerme con la mirada preciosa, todavía pueda causarle ese efecto en las mujeres.

Dest:

-Tus insinuaciones, mi amor me impresionas cada día, donde quedo esa faceta de chico malo por lo que veo ahora te convertiste a un hombre domesticado, algo que juraste nunca ser.

Jace:

-Hombre domesticado, es una palabra que suena muy vulgar, proviniendo de tus hermosos labios, para mi vocabulario refinado, sonrió con orgullo. Mientras apago la hornilla y con una espátula sacó los dos huevos estrellados y los pongo en platillos separados.

Dest:

-Me dejaste sin palabras de aliento con esas ocurrencias por parte de Jace, eres una caja de sorpresa porque cada día aprendo algo nuevo, con este hombre nunca me aburro pienso. Miro nuestro pobre desayuno y recuerdo haber visto un par de tostadas en el refrigerador, el otro día. Lo saco y voy hacia donde se encuentra la tostadora en el mesón de la cocina y pongo una porción para cada uno.

-Mientras realizo esa acción espero que Jace diga algo, pero lo noto tan concentrado porque está sirviendo los cafés, después de haber usado la cafetera.

Jace:

-Me siento el hombre más feliz del mundo en estos momentos le gane en su propio juego a Dest, es algo inesperado por parte de ella, al no saber qué contestarme y me dispongo a terminar el desayuno, observo el reloj de la pared y no estamos atrasando un poco, por suerte la ubicación de mi hogar queda cerca de la ciudad, sino la situación fuera otra.

Dest

-Le propongo a mi prometido sentarnos en las sillas del mesón y nos disponemos a desayunar, una vez terminado el desayuno le ayudo a mi chico a acomodar las cosas que ocupamos en el desayuno, mientras él termina de lavar los platos en el lavaplatos.

-Una vez terminamos nuestras tareas, me dispongo a volver al cuarto de invitados para ver, si estoy dejando algo mientras le digo a Jace que ya vuelvo y nos despedimos con un beso fugaz.

Jace

-Después de ese sorpresivo beso por parte de ella, me dispuse a terminar de lavar los platillos, mientras esperaba a Dest que vuelva, comencé a secar los platillos y guardarlos en la alacena, una vez finalizada esa tarea, apague las luces de la cocina porque estaba amaneciendo y pude apreciar la maravillosa escena por la ventana que se encontraba de la cocina.

Mi prometidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora