Izuku Midoriya es un Omega de 17 años que estuvo secuestrado durante una semana. Haciendo que su Alfa, Bakugou Katsuki se desesperada e hiciera todo lo posible para poder volver a tenerlo en sus brazos.
"Deku" solo quiere sentir que es apoyado despu...
"20:01 PM - Domingo 19 de Junio (5 horas para el rescate)"
Hoy finalmente es el rescate del jóven Midoriya, por fin podrá volver con su familia.
Los padres de él siempre me recuerdan lo agradecidos que están conmigo por hacer mi mayor esfuerzo, y poder cumplir mi promesa de traer a su hijo "sano y a salvo".
"Me hubiera gustado haber podido hacer lo mismo por mi hijo hace tiempo...
Me hubiera gustado haber echo más en todo ese tiempo..."
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- 16 años atrás -
Pov omnisciente
En un pequeño bar se encontraba un grupo de amigos bebiendo y pasándola bien, eran jóvenes, recién entrando a la universidad, querían disfrutar de su juventud y su vida.
- ¡Vamos Yagi, tomate otra, están increíbles!
- Nono, de verdad, ya estoy bien, gracias
- Pff, eres un aburrido.
Hablaban un pelirrojo y una pelinegra tratando de animar a su amigo rubio.
- Ajá, si, mejor me voy al baño.
Yagi se levantó del sofá dónde estaban todos sus amigos y se fue al lugar dicho.
Cuando termino de hacer sus necesidades comenzó a escuchar al extraño en uno de los cubículos.
- Y-Ya te dije que no quiero...~
- Vamos amor, nos casaremos en menos de un mes, obviamente haremos estas cosas.
- Si, p-pero, ahora no quiero, además, te recuerdo que nuestro "compromiso" está arreglado.
- Tsk, ya supéralo.
- ¿Quieres que supere que mis padres me vendieron a un imbécil?
- ¡A mí no me insultes Omega!
De pronto, escucho un golpe seco y después una caída, asustado vio como un alfa salió del cubículo enfadado.
Preocupado por la conversación anterior se acercó a este y vio a un Omega tirado en el suelo.
Tenía su labio partido y un moretón en el ojo, claramente no era la primera vez que lo golpeaban.
Su cabello era negro, algo largo y estaba desordenado, se le veían unas grandes ojeras debajo de los ojos, además de una pequeña cicatriz por debajo del izquierdo.
El chico estaba sollozando por lo bajo y tratando de calmar el dolor que se comenzaba a formar en su mejilla.
- Oye, ¿Estás bien?
El pelinegro se asusto viendo hacia donde estaba el chico. Este le regalo una gran sonrisa y una mirada preocupada que, por alguna razón, hizo sentir el pecho del más bajo cálido.
