Yuanfen (countryhumans)

013.

Perú se cubrió completamente, negando fuertemente, soltando sonidos como gruñidos. No se levantaría, estaba de hecho, no lo haría -¡Ah! ¡Estoy enfermo!- Se excusó, acurrucándose nuevamente, dio un "estornudo" falso, soltando un suspiro dispuesto de una vez por todas a volver a su glorioso y tan deseado sueño.

El alemán se preocupó, no sabía si era verdad o si le estaba engañando, pero esperaba que fuera solo para quedarse más tiempo en cama pues él no sabría como ayudarle –Bien, bien, te dejaré dormir un poco más– volvió a su escritorio, supuso que tendría que hacer más papeleo, aunque sus planes eran entrenar, porque aunque quiera negarlo se está oxidado.

Se revolcó en la cama, más al querer dar una vuelta, se atascó entre las sábanas, Perú cayó de la cama. Se desesperó gravemente, no podía salir de entre las sábanas, daba vueltas en el piso queriendo que las sábanas se quitaran y le dejaran salir de aquella penosa y horrible sensación. En verdad estaba desesperado, y no le importaba pasar vergüenza, solo quería salir de allí.

Reich empezó a escuchar los quejidos del contrario, se volteó preocupado, y lo vio en el suelo, ¿cuándo? No lo sabe, no logró darse cuenta, ni siquiera del ruido sordo que se generó al contacto con el suelo, quizá estaba muy distraído –¿Estás bien? – se acercó a él y lo cargo para colocarlo de nuevo en la cama, y sí, a pesar de su estatura, o apariencia, era alguien con bastante fuerza, la suficiente para valerse por sí mismo o ayudar en cosas pesadas, aunque cuando se trataba del peruano, en ocasiones llegaba a sentirse demasiado débil, soltó un suspiro y le ayudó a desenredarse.

Unos minutos después, Perú al ser liberado de su calvario, se paró encima de la cama, respirando totalmente asustado y exaltado. Respiró agitado, parecía un niño pequeño al estar tan rojo por la fuerza y la actividad brusca que había hecho para tratar de liberarse -¡Casi me muero! ¡Dios santo, gracias, gracias!- Se arrodilló en la cama, comenzando a bajar la cabeza y levantarla, así varias veces seguidas -¡Gracias! Juro que no pecar- Giró su cabeza, mirando fijamente al alemán, tragando en seco por la niñez que hizo. Se sentó al filo de la cama, bajando la cabeza y tratando de arreglar su cabello -Buenos días-...

El nazi parpadeo un par de veces, el comportamiento del contrario era divertida, soltó unas pequeñas risas que poco a poco incrementaron, no es que se burlara de la situación del contrario, pero le parecía demasiado curioso; el peruano en verdad lo ponía de buen humor siempre. -Buen día, ¿estás bien?- habló una vez ya estuvo más tranquilo, esperaba no haber hecho sentir mal a aquel peruano, lentamente se sentó al lado del otro y mostró una sonrisa leve, tranquila, amable, aunque eso no se creyera posible.

El latino se restregó la cara con sus manos, sobando sus ojos con sumo cuidado, soltando un bostezo leve -¿A que hora son? ¿Ya es tarde? - Miró al alemán esperando a que respondiera a su pregunta. Aún no lo miraba a los ojos, sentía pena por la tontería que había hecho hace unos minutos, no tenía el valor suficiente para poder verlo, de seguro y lo vería como un niño.

Reich le dio unas suaves caricias en su cabeza al peruano, soltó un suspiro y volvió a su sitio en aquel escritorio –Son las 5, es algo tarde, lo mejor es que vayas saliendo al campo o si no se molestarán contigo– dijo algo aburrido, él también quería salir fuera, a pesar de ser joven se sentía como un anciano que no ha practicado ningún deporte en mucho tiempo.

Perú refunfuño a lo bajo, acomodándose la camisa, afortunadamente había dormido con la ropa puesta, ¿incomodó? No, para él no era nada incomodó tener esa ropa puesta, podría decirse que era mucho más cómoda que la ropa ordinaria. Se colocó los zapatos, acomodando su cabello y pantalón. En menos de 2 minutos ya estaba listo (se había tomado su tiempo). Estaba dispuesto ya a salir del lugar, más una duda pasó por su mente -señor, ¿vengo hoy también?