Chan está ciego y no ve más allá de sus narices. No se da cuenta del rumbo que sus sentimientos toman y mientras va olvidando a su novia un nuevo amor se va colando en su corazón y lo hace pensar en su amigo Felix de otra forma.
...
Darren le estaba contando sobre sus entrenamientos cuando un grito los puso en alerta. Una chica salió de dentro de la casa con lágrimas en los ojos y un poco de sangre en las manos.
Todos se acercaron a ella pero la sangre no era de la chica.
—Es Chan— explicó entre llantos— Golpeó a Kang Daniel y sus amigos lo están golpeando.
Felix y Hyunjin corrieron dentro con los demás pisandoles los talones. Al llegar a la sala vieron como la gente hacía un círculo y las chicas gritaban con terror.
Al hacer espacio entre la gente vieron a Chan agachado por un golpe que alguien le dio.
A pesar de eso Chan logró derribarlo ya otro chico que seguía en pie. Caminó hasta Daniel que lo esperaba para darle un puñetazo que tumbó a Chan. Estaba a punto de darle un patada pero Felix se metió.
—¡No se te ocurra hacerlo, te arrepentirás si sigues golpeándolo!— Daniel los miró con odio pero se fue de ahí con sus amigos.
—¿Quieres que llame a una ambulancia?— preguntó Somin quien miraba todo con preocupación.
—No, lo llevaremos a casa nosotros. Solo necesita descansar. Hyunjin— el nombrado llegó hasta a él— Acompaña a Sana a casa, llévate a los demás. Yo llevaré a Chan a casa.
—Yo te llevaré— dijo Minho— Está inconsciente, Lix. No lo puedes tú solo.
Felix aceptó con la condición de que lo hicieran de una vez.
Todos se movilizaron y a la media noche ya estaba en el auto de Minho con Chan acostado en los asientos de atrás— Ni siquiera me despedí de Darren— dijo Felix con la frente pegada a la ventana.
—No te preocupes, él entenderá que tienes prioridades.
—Deberíamos matarlo por arruinar la fiesta— dijo refiriéndose a Chan.
—Estoy seguro que tuvo una razón. Él no ataca sin tener motivos.
—Supongo.
Llegaron al departamento del mayor y Minho lo ayudó a bajarlo del coche y a subirlo a su apartamento. Lo dejaron en el sofá y Minho se despidió de él.
Felix se encargó de quitar los zapatos y quitarle la camisa para curar sus heridas.
Tenía el abdomen lleno de golpes que comenzaban a hacerse morados y su labio sangraba. Usó el alcohol y las tiritas para curarlo, entre quejidos de Chan y risas propias Felix limpió cada una de las heridas que tenía su amigo.
Lo despertó para llevarlo hasta su cama y lo arropó.
Él fue hasta la sala y se recostó en el sofá. Ya estaría ahí para cuando el mayor se despertara quejándose.
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