Capítulo 11

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Después de aquello, ambas fueron a tomar alimento, ya que esa tarde y hasta antes de que llegase el azabache estarían entrenando. Empezarían con las armas más ligeras para que así se fuese acostumbrando a ellas y empezase a manejarlas. Aeri había pedido que le hiciesen una espada a su medida y peso para que así cuando tuviese que practicar con ella pudiese hacerlo.

Después del buen merecido almuerzo, bajaron a un campo de entrenamiento privado que Aeri tenía. Empezaron trabajando el equilibrio con unos pequeños combates cuerpo a cuerpo, en los que se notaba que Hinata había entrenado. Su padre la había obligado a dar clases de defensa, por si la secuestraban o algo parecido, pero cuando había pasado con Sasuke había estado tan asustada que se había paralizado.

A continuación, acto seguido de hacerlo viendo se puso la venda para poder practicar a ciegas. Al principio le costó un poco, ya que eso era nuevo para ella, pero en cuanto empezó a acostumbrarse a los sonidos, los olores y las sensaciones de nuevo el combate fue mejor.

Como ya estaba cercana la hora de la llegada de los hombres, Aeri e Hinata fueron a darse un baño, ya que ella le había dicho a la mayor que todo aquello se lo contaría al azabache aquella noche porque él no sabía que se lo había contado a nadie.

Cuando ya estaban vestidas esperaban en el comedor a que Sasuke se bañase para poder cenar, ya que había llegado hacía varios minutos y aún no estaban los alimentos del todo listos, les daba igual esperar. Ambas se mantenían hablando sobre las cosas verdaderas que realizarían al día siguiente, pero no de lo que haría cuando estuviesen solas.

El azabache apareció e Hinata lo sabía por su olor, aunque él se bañase con otro tipo de jabón, tenía un olor muy característico y por eso sabía que era él el que había entrado.

-Bienvenido, ¿cómo ha ido todo Hiruzen? -Preguntó sorprendiendo de nuevo al joven porque no sabía como lo hacía para saber que era él.

-No ha habido ningún contratiempo y todo ha ido bien -contestó con su voz seca de siempre y se sentó al lado de ella-.

La cena pasó sin ningún contratiempo y conversando tranquilamente. Después de que recogieran todos los platos sucios, Aeri anunció que se marchaba, por lo que ambos estarían solos y ya le podría contar aquello que la estaba carcomiendo por dentro, ya que a ella no le gustaba mentir y menos a él que le había demostrado tanta confianza.

Ambos se levantaron y pusieron junto al fuego para así tener una relativa intimidad. Sasuke vio como la joven se quitaba la venda de los ojos y dirigió su mirada hacia él, no entendía como tenía tanta confianza como para quitársela. Se quedó observándola, notando que en el poco tiempo que llevaban juntos su cabello ya había crecido y le hacía ver hermosa sobre todo cuando se quitaba la venda y sus ojos se veían grandes.

-Sasuke hay algo que tengo que decirte- él la miró como diciéndole que prosiguiera-. Verás el día que fuiste a ayudar a los aldeanos después de la ventisca, Kotatsu vino a hablar conmigo. Me dijo que había escuchado a una mujer en la habitación y lo que quería saber era si habías estado con alguna aldeana – el azabache no sabía por dónde iba todo aquello-. Como no quería meternos en un lío le dije que yo era una mujer - después de decir aquello bajó la mirada y él le dirigió una mirada enfadada-. Le dije que nuestras familias eran enemigas y que nosotros nos conocimos en la zona neutral y que bueno nos enamoramos y que cuando te dije que me jugaría porque mi padre me iba a casar, tú viniste y me dijiste que nos iríamos, que no venias a despedirte. Le dije también que no era ciega, que los llevaba tapados porque mis ojos eran reconocibles y así no me reconocerían – terminó explicando esa parte-. Por eso me enseñó a ser más independiente.

Destinos cruzados (SasuHina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora