Capítulo 25

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Pasados los minutos no se encontraba en absoluto mareada, pero habían continuado en silencio. Ambos con una ganas infinitas de hablar, pero contemplando que de lo que querían hablar era un tema sumamente delicado, lo cual los hacía estar en silencio. Sobre todo ella, pensaba que si así de callados iban nada más zarpar, la situación se volvería incómoda cuando llevase ya cuatro o cinco días casi sin pronunciar palabra.

Por parte de él, también sería incómodo si se quedaban mucho tiempo en silencio, ya que si finalmente no hablaban de cosas triviales, acabarían hablando de cosas más profundas que no estaba seguro de cómo se tomaría. Ambos lo sabían, lo suyo estaba prohibido y condenado al fracaso. La reacción de ella fue la que se lo dejó claro. Aún así, él debía de aceptar que sentía algo por ella que no debía expresarle debido a la reacción que había sufrido y de la que aún debía pedirle disculpas, pero no encontraba las palabras.

Por otra parte, ella creía que era Sasuke el que estaba molesto con ella porque le había rechazado, lo cual era y no era así. Ella entendía que se habían dejado llevar y como consecuencia había pasado aquello. No estaba mal, de hecho si ellos realmente fueran un matrimonio hasta sería normal que ambos se dejaran llevar, pero ciertamente no era el caso. Muy a su pesar ella sabía que ellos solo estaban casados por las apariencias.

El joven vio a la muchacha agachar la mirada hacia el suelo y, segundos después, pudo apreciar como ella se acostaba sobre la cama, dándose la vuelta para quedar de espaldas a él. Por un segundo, abrió la boca para poder decirle algo, pero su voz no salió, se quedó atorada en su garganta.



La situación en el clan Uchiha no había mejorado, desde la discusión que los líderes tuvieron no se habían dirigido la palabra. Izumi, la esposa de Itachi se había dado cuenta de ello, no porque cuando se reunían a comer hablasen y, en la actualidad no lo hacían. Al contrario, siempre estaban callados, pero esta vez el silencio y la tensión se podía cortar con un cuchillo, lo cual para todos a su alrededor, era francamente incómodo.

Todos sabían que habían discutido, pero nunca los había visto así. Habitualmente estaban un día sin hablarse, pero esta vez había pasado bastante más tiempo y no se había dirigido la palabra ni siquiera para pedir algo de la mesa. Sobre todo Izumi no tenía que preguntar qué había pasado, ya que, cuando tuvieron aquella discusión, era de noche y todo estaba en silencio. Tampoco era como si ellos hubieran intentado que nadie los escuchase.

Esta vez ninguno de los dos quería dar su brazo a torcer, por lo que, aunque dormían juntos, no se dirigían la palabra.



Al otro lado de la zona neutral, se encontraba el clan Hyuga. La única diferencia que tenía con hace unas semanas atrás, era que había empezado todo a volver medianamente a la normalidad. Se notaba que ya el líder estaba dando por perdida a su hija, porque con respecto al tema, se encontraba demasiado desinteresado y cuando recibía la noticia de que seguían sin encontrarla, ya no había represalias, lo cual era bastante bueno para los soldados.

La única que seguía exactamente igual, era la matriarca del clan. Se levantaba para beber y era lo único que hacía en todo el día, a veces comía, otras no; las veces que si lo hacía aguantaba mucho más despierta que cuando no. Lo único malo de que bebiera era que se le iba la lengua y profería toda clase de improperios. Debido a ello, su hija Hanabi, una noche había vertido todo el alcohol en la pila. La consecuencia fue que la golpeó y, que si no llega a ser porque su padre la agarró, le hubiera clavado un cuchillo.

Hiashi había tenido que ponerle vigilancia constante a su hija, para que algo como eso no se volviera a repetir. Su esposa se había vuelto completamente loca y ya no se fiaba de lo que pudiera hacerle a su hija.

Destinos cruzados (SasuHina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora