Capítulo 28

235 49 10
                                    



Al día siguiente cuando despertaron, todo estaba oscuro o al menos más oscuro de lo que era normal, la tormenta les impidió salir y continuar con el viaje, por lo que volvieron a alimentar el fuego y se vistieron para poder pasar el día en aquel lugar encerrados. No se escuchaba viento, pero era obvio que la temperatura estaba por los suelos.

De repente el estruendo de la puerta siendo derribada los hizo sobresaltarse y tomar ella su daga y el tomar la empuñadura de la espada. Si era alguien que quería hacerles daño tenían que poder defenderse. Al volverse solo pudieron ver a algunas personas con horcas y palos de madera. Hinata pudo notar como el pequeño se reacomodaba detrás de ella escondiéndose de todas esas personas.

-¿Qué hacéis en este lugar? – Parecía ser el líder, ya que era el que iba delante de todos como si estuviera protegiéndolos.

-Nos resguardábamos de la tormenta – contestó Sasuke sin haber sacado aun la espada de su vaina-.

El pequeño se asomó para ver con quien estaban hablando y la mirada de todas las personas que están en la puerta recayeron en él, lo cual hizo que el hombre hiciera una señal que les hizo bajar las armas por completo. Como consecuencia a ello Hinata bajo la daga, mas no la soltó, aquello podía ser una estrategia y debía defender al pequeño.

-Si hemos allanado una propiedad lo sentimos – comentó Hinata en tono conciliador -. No se veía nada mas y pensamos que estaba abandonada.

-Vamos camino al siguiente pueblo – la voz de Sasuke resonó en la estancia-.

-¿A qué vais al siguiente pueblo? – Preguntó el mismo hombre de antes.

-Buscamos asentarnos en ese lugar.

La respuesta de Sasuke no hizo que lo mirase, pero, ciertamente, casi hacía que su ilusionado corazón saliera de su pecho disparado. Por un segundo le había dado la sensación de que él se iba a quedar con ella en aquel lugar, pero pronto la realidad la golpeó, ya que sabía que se marcharía en cuanto se asegurase de que estaba segura y después de marcharía. Aunque en el barco le había dicho que no sabía donde iba a ir, ella si lo sabía, él era un hombre de honor y volvería a su hogar, a patrullar y proteger su clan.

-Pues este es el último pueblo que hay en esta isla- contestó el hombre de nuevo -. Así que bienvenidos a vuestra última parada. Os esperaba ayer. Mi hermano Takeo mando un emisario para avisarme de que veníais.

Ellos no sabían que el había mandado a nadie para avisar, ambos se habían quedado bastante sorprendidos por ese hecho

-Recoged todo, os esperaré para que hablemos en la taberna

El hombre no dio lugar a respuesta, simplemente cerró la puerta y los dejó solos en el lugar. Lo primero que ella hizo fue guardar la daga. Después de mirar a Sasuke pudo ver que la de él decía lo mismo que la suya "debemos se precavidos".

Ella tomó aire y empezó a abrigar un poco más al pequeño, mientras lo hacía se notaba que él estaba inquieto.

-Mami, ¿esas personas nos van ha hacer daño? – Su voz sonaba inocente y miedosa

-No vamos a dejar que nadie te haga daño, nunca más – el tono de ella mostraba la decisión que había en sus palabras -.

-Hazle caso a mamá, porque cuando se enfada da miedo – Sasuke fingió un escalofrío y mirada de terror -.

Aquello hizo reír al pequeño y ella no se lo tomó a mal, simplemente vio que era una manera de calmar al pequeño. Se notaba que el pequeño se había empezado a sentir mejor y mientras que ella recogía lo que habían utilizado para comer y demás, él recogía el interior de la tienda y la desmontaba. Cuando ambos terminaron ella empezó a poner todo en los caballos como cuando viajaban y él se abrigaba.

Destinos cruzados (SasuHina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora