Capítulo 21

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Los dos días siguientes, no habían sido nada fáciles para ellos, aunque hacían pequeños descansos, la fatiga y el cansancio inundaban sus cuerpos. La razón de aquello era que la noche del primer día no habían encontrado ninguna cueva en el camino, por lo que tuvieron que seguir caminando. Habían parado para comer algo y descansar, pero eso no era suficiente para aguantar el no dormir cuando tomaban asiento para descansar sus piernas. Sasuke se había dado cuenta de que a ella le costaba mantenerse despierta, pero, sin embargo, era la que más fuerza de voluntad estaba teniendo pese a estar sumamente cansada debido a su periodo mensual.

Los caminos eran seguros para ser transitados a pie, pero no a caballo, lo cual quería decir que debían caminar agarrando las riendas de los caballos y asegurarse de que ellos también descansaban y recuperaban fuerzas. El azabache se encontraba preocupado por ella, por lo que intentaba que descansase todo lo que pudiese y la apoyaba en todo lo que estaba en su mano. Cuando paraban a descansar, era porque ya las piernas de todos estaban fatigadas y cansadas, tanto que les temblaban buscando descanso. Hacían aquello para llegar cuanto antes a su destino y poder descansar como era obvio que se merecían, no era fácil realizar aquel camino, pero sabían que lo hacían por algo bueno, ya que Sasuke sabía que su hermano elegiría el camino largo y seguro, lo cual les daba más tiempo a ellos porque el camino elegido por ellos era más corto.

La esperanza de que podían encontrar una cueva y al menos descansar unas horas era palpable, pero en ese momento no estaban consiguiendo ese objetivo. Todos estaban preocupados por lo que esa falta de descanso traería como consecuencia, pero tampoco podían perder el tiempo, ya descansarían cuando terminasen aquel camino y se encontrasen a salvo. Sus músculos se encontraban agarrotados y sus espaldas contracturadas, después de aquellos dos días descansando lo mínimo, simplemente para terminar cuanto antes aquel recorrido.

La llegada de la noche del día dos era inminente, pero Shonji, su guía, les había asegurado que ya les quedaba poco para llegar al final del camino, algo que, por supuesto todos estaban deseando que sucediese, ya que una vez hubiesen terminado el camino a pie, podrían buscar un lugar en el que pasar la noche y poder descansar. Hinata era consciente de que si aquello estaba siendo duro para ella, también lo era para ellos. El azabache y ella llevaban demasiado tiempo de viaje y, aunque era cierto que desearía haber llegado ya a su destino, sabía que aún no habían llegado al destino en el que ella pudiese estar a salvo.

Al terminar el camino y que sus pies volvieran a caminar por tierra segura, buscarían un lugar en el que poder resguardarse. Hinata encontró en la falda de la montaña una cueva en la que podrían resguardarse del viento helado que les calaba hasta los huesos. Se lo comunicó a ellos y mientras que ellos montaban todo dentro de la cueva ella pidió que no salieran fuera hasta que ella no volviese. Ella no quería alejarse demasiado de aquel lugar, debido a que ya era de noche y era preferible que no se alejara demasiado. Cuando terminó de asearse, volvió a la cueva, los dos jóvenes habían posado sus mirada en ella nada más entrar, todo estaba preparado para pasar allí la noche. Shonji salió justo cuando ella entró dejando a los esposos solos.

-Ven a sentarte, necesitas descansar - el tono de Sasuke fue amable y realmente parecía estar preocupado por ella-.

-Enseguida.

Hinata caminó hacía el lugar que él le había indicado, era un lugar que se encontraba al lado de él. Al tomar asiento a su lado, Sasuke le cubrió los hombros con una manta para que no tuviese frío. Sasuke se sentía realmente culpable porque no podía proporcionarle un lugar adecuado de descanso a la muchacha en aquellos momentos que tanto lo necesitaba debido a su condición.

Shonji no tardó en volver, por lo que sirvieron la cena y tomaron los alimentos. Incluso dentro de la cueva y con el fuego encendido hacía frío en el interior. En cuanto terminó, Sasuke también salió dejando solos a su esposa y al guía, ella estaba luchando por no quedar dormida y poder aguantar un poco más despierta, pero cuando Sasuke entró de nuevo a la cueva ella ya se había dado por vencida y se encontraba dormida. Con cuidado de no despertarla, el azabache la llevó a la improvisada cama y tapó su cuerpo con las mantas que compartirían. Debido al cansancio por el que atravesaban en esos momentos, ellos también se fueron a dormir. Sasuke abrazó a Hinata con el fin de proporcionarle calor, pero en el fondo sabía que ya no podía dormir si no lo hacía.

Destinos cruzados (SasuHina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora