Capítulo 15

298 61 9
                                    

El azabache los había visto desde la lejanía. Le parecía que estaban demasiado compenetrados para haberse conocido hace tan poco, por lo que sentía como una pequeña picazón en el pecho que no sabía cómo identificar. Volvió a su tarea pensando en otras cosas como que, tras el reconocimiento viese a un soldado de los Uchiha haciendo también una inspección de la zona igual que él, pero como había hecho varios kilómetros de inspección sabía que no los encontrarían, por eso la había dejado terminar de bañarse mientras que él lo preparaba todo para terminar lo antes posible. Los estaban buscando y eso seguramente había sido idea de su padre y eso no le hacía ninguna gracia, ya que si los encontraban no sabía que pasaría. Probablemente devolvieran a Hinata, cosa que no le hacía demasiada gracia, ya que si eso pasaba la maltratarían al llegar a su clan; pero ¿qué pasaría si su padre decidiese hacerla prisionera?

No quería pensar lo que podrían hacerle. Quizás podrían ponerla de esclava o quizás como entretenimiento para los nobles del clan cuando hubiese algún acontecimiento. No se quería imaginar siquiera el estado en el que estaría. Poco le importaba que harían con él sí lo encontrasen, pero con ella ya era algo distinto. No sabía porque, pero tenía esa necesidad imperiosa de protegerla, aunque obviamente ella en esos momentos sabía defenderse, pero aun así tenía esa necesidad. Dicha necesidad le había hecho hacer cosas que nunca se había imaginado, tales como: salvarla cuando tuvo las fiebres, proporcionarle ropa, alimentarla, comenzar aquel viaje para ponerla a salvo de lo que le hiciesen en su clan y casarse con ella para poder tener una "coartada" decente con la que poder ser ayudados, ya que era un poco raro que un hermano cuidase de otro hermano y que, en el estado en el que teóricamente estaba, es decir, ciego; él le siguiese ayudando y no le hubiese abandonado.

Suponía que todo eso era debido a la educación que había recibido de su madre, pero a veces dudaba de ello, aunque tampoco sabía a qué se debía. Solo sabía que cuando ese ratero la había agarrado del cabello y la había oído proferir aquel grito, su instinto asesino se activó y si no hubiese sido porque ese hombre llegó lo hubiese matado allí mismo y le hubiesen dado igual las repercusiones, nadie tocaba a Hinata.

Ya había terminado de cepillar a su caballo, por eso había salido a buscarla, pero verla así con ese estúpido de Shonji no le hacía ninguna gracia. No entendía porqué estaba tan sonriente con él y eso en cierta forma le molestaba bastante porque ella solo debía sonreírle así a él y a nadie más. Inconscientemente miraba hacia donde estaban ambos y siempre los veía reír y tomarse libertades, tales como posar la mano en sus brazos, lo cual solo hacía que su sangre ardiera aún más.

Los estuvo vigilando todo el tiempo, hasta que vio que la llevaba a los establos. Probablemente, su esposa iría a cuidar de su corcel, por lo que esperaría a que su acompañante se marchará para poder ir él. Después de bastante rato esperando a que se fuese aún no salía, por lo que decidió entrar. La escena que vio fue completamente inapropiada para él, ya que estaban sentados riéndose y él la tenía rodeada con un brazo.

Enseguida que lo vio ahí, ella se levantó mirándolo como si hubiese hecho algo malo y apartándose de Shonji. Shonji se marchó sin decir ni una sola palabra y pasando por al lado de Sasuke como si no hubiese pasado nada. Hinata estaba parada frente a él sin saber lo que hacer o qué decir para que no malpensase lo que estaba pasando en ese momento con aquel hombre.

-No es lo que piensas – pronunció la joven bastante apurada porque realmente no sabía qué decir-.

-¿Cómo que no es lo que pienso?- Preguntó irónicamente mientras la miraba intentando contener su furia.- Fui a buscarte después de ver a mi montura y prepararla. Te vi riendo con él y sonriéndole enamorada, nuestra tapadera no funcionará si vas regalándote al primero que pase.

-Yo no hice eso, solo estábamos conversando y me contaba anécdotas sobre cosas que han pasado en el pueblo y que me hacían gracia – contestó decidida no dejándose amedrentar por lo que le estaba acusando-.

Destinos cruzados (SasuHina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora