Capítulo 33

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La pelinegra, se encontraba en su camarote. No salía demasiado fuera, ya que no confiaba de todo en los marineros que merodeaban por el barco. Ella no iba vestida de forma ostentosa, no quería, ni necesitaba llamar la atención.

La mujer había pasado por varios pueblos, no queriendo decir que era su hijo, pero dando la descripción de Sasuke y, hasta que encontró a Itachi, todos fueron muy amables con ella y la habían guiado. Itachi se sorprendió al verla, pero cuando le contó lo ocurrido con su padre el joven no se sorprendió y, cuando él le contó lo sucedido con su hermano y lo que había visto tampoco la sorprendió. Ella sabía que era lo que había pasado y le daba igual de que familia fuera ella, solo quería que su hijo volviera a casa.

Él la guio, ya que le confesó que sabía dónde estaba y para poder guiarla, dejó a todos los hombres que lo acompañaban en un pueblo, salvo a uno, su mejor guerrero y su mejor amigo, Shisui.

La llevó hasta el barco y allí le encargó a Shisui que la acompañara, a lo cual ella se negó con contundencia, pero finalmente tuvo que ceder debido a la insistencia de su hijo. Por ello, se habían despedido y el muchacho había embarcado con ella. Sabía que Shisui no lo había hecho obligado, lo había hecho como un favor a su amigo.

Pese a que él estaba allí ella no salía del camarote y se dedicaba a leer o a tejer lo que se había llevado para tener en lo que entretenerse donde se alojase, lo cual le había sido de bastante útil en esas noches de soledad.

El viaje había sido muy solitario, pero había visto nuevos paisajes, aun así, echaba mucho de menos a su marido, pero debía encontrar a su hijo, eso era más importante que su marido, porque sabía que ni siquiera Itachi lo llevaría de vuelta a casa.

Por las noches apenas podía dormir, se había acostumbrado a dormir con su marido y caía dormida cuando el sueño la vencía. Le costaba estar sin él, pero su prioridad eran sus hijos. Esperaba que Itachi estuviera bien y que volviera a casa sano y, esperaba que Sasuke estuviera bien cuando lo encontrase. Hacía mucho que no lo veía y esperaba que al menos estuviera sano y que no estuviera herido.

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Mientras en el pueblo, todo había ido con normalidad, Sasuke, Hinata y Shoku eran realmente una familia. Y a en el pueblo no los veía como si fueran extraños, los trataban como a una familia mas.

Como todos los días habían terminado de limpiar todos los cacharros que se acumulaban después de la comida. Aún tenía un poco de tiempo libre antes de tener que ponerse a preparar la cena. Los tres estaban relajándose frente a la chimenea, mientras que enseñaban a Shoku a leer. El aprendía muy rápido y leía muy bien, pero los gritos empezaron a escucharse y eso los puso alerta.

Shoku enseguida fue a esconderse y ambos adultos se armaron para saber que era lo que estaba pasando. Unos bandidos estaban atacando el lugar, por lo que tenían que defenderla.

-Quédate cerca para cuidar de Shoku – pronuncia el azabache mirándola a los ojos con precaución -.

-Lo cuidaré, tu ten cuidado – pronuncia la joven con la misma preocupación -.

Ambos se separaron y ambos defendían los flancos distintos, Hinata no se alejaba de su casa, pero el sonido de las ollas cayéndose la alertaron, por lo que enseguida comenzó a correr para ir a proteger a Shoku, eso era lo importante, luego estaba el defender su hogar de los maleantes.

Al llegar, después de quitar de en medio a algunos, Shoku estaba gritando e Hinata vio como el pequeño se resistía mientras el bandido la agarraba del brazo y estaba de espaldas a ella. Al ver eso sus ojos se ven entrar en furia y se lanza hacia el bandido para poder alejarlo de Shoku y que el pudiera esconderse.

Destinos cruzados (SasuHina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora