Capítulo 17

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"Se encontraba en medio de un campo en el que los cuerpos sin vida adornaban su suelo, los pastos se encontraban rojos en vez de verdes. Todo se puso gris y negro y lo único que destacaba era la sangre rojo ardiente. Un grito de dolor la hizo girar el rostro."

En un imprevito salto se sentó en la improvisada cama, lo cual despertó a Sasuke por lo brusco de su movimiento. Hinata respiraba como si desde hacía varios minutos no lo hubiese hecho, lo que hizo que en el pecho del Uchiha se clavara la flecha de la preocupación, por lo que se sentó quedando a la altura de ella. La preocupación le traicionó de nuevo al ver como tenía las manos posadas en el rostro ocultándolo. Aquello también había despertado a su guía, pero no dijo nada, simplemente se dio la vuelta y se quedó escuchando. Sasuke no era tonto y por la respiración del hombre supo que estaba despierto, por lo que tendría que tratarla como su esposa y no como una desconocida.

-Cielo, ¿qué ha pasado? ¿Has tenido una pesadilla? – Preguntó el azabache haciendo que ella lo mirase.

-Todo estaba lleno de sangre – las lágrimas corrían veloces por sus mejillas y, simplemente, lo abrazó-.

Sasuke la refugió entre sus brazos y se volvieron a acostar. Mientras, ella seguía llorando, pero parecía estar calmándose, él colocó bien las mantas para que ambos estuviesen abrigados. Se notaba que habría ventisca porque estaba empezando a refrescarse el ambiente aún más que en la mañana. Ciertamente, no quería que ella volviese a enfermar en medio del camino, por lo que tendría que estar bien abrigada. La joven no se encontraba acostumbrada a ese tipo de clima y pese a que él sí que lo estaba, también tenía frío. Cuando sintió que estaba más calmada, se dio cuenta de que se había quedado dormida. No sabía qué era lo que le llevaba a hacer aquello por aquella mujer a la que apenas conocía, ya que no comprendía tampoco porque había decidido hacer aquel viaje con la muchacha simplemente para asegurarse de que llegaba sana y salva a su destino.

El alba lo sorprendió poco tiempo después y, pese a que quería dejarla descansar un poco más, tuvo que despertarla de la manera más delicada que supo. Después de que los tres ingiriesen un nutritivo desayuno que les hiciese aguantar hasta que llegasen al siguiente pueblo, empezaron a prepararse para partir. Debían llegar cuanto antes, para poder tomar habitaciones en la posada. Shonji dijo que iría a por algo de agua antes de partir, al menos para dejarlos a solas unos minutos.

De la bolsa que llevaba, el azabache sacó una capa que abrigaba más que la que llevaba la joven y antes de que se pusiese la otra la colocó sobre sus hombros. La azabache sintió el calor repentinamente y se giró hacía el joven, dejando así que él le abrochase la capa. Sasuke la había comprado el día que partieron de Pitma, no es que supiese que iba a hacer ese tiempo, pero la vio y le pareció un estupendo regalo para la joven como muestra material de su disculpa. La muchacha frente a él se había sonrojado, pero antes de que pudiese preguntarle si le había gustado, su guía llegó, por lo que solo le dio tiempo a ayudarla a subirse a Velkhana y subir el a Alatreon.

Comenzaron su camino hacia el pueblo, aún no había salido del todo el sol simplemente comenzaba a haber claridad en el ambiente, por lo que el frío y la ligera brisa helada que había, solo hacía que el ambiente se refrescase cada vez más. Eso, pese a estar abrigados, les afectaba, tanto a ellos como a sus monturas. No era fácil hacer los caminos con ese tiempo, pero la salida del sol no calentó casi nada el ambiente. Un halcón sobrevolaba el cielo y el graznido hizo que la joven Uchiha y el joven con sus finos oídos escuchasen aquel sonido, pero la única que miró hacia el cielo fue ella.

El pájaro solo descendió al escuchar al joven silbar y en un abrir y cerrar de ojos se encontraba posado en su brazo. Fue entonces cuando la joven se fijó que llevaba un collar y algo atado a él, lo único que hizo el azabache fue quitarle lo que llevaba atado. Una vez el animal se vio liberado de su ligera carga, alzó un poco el vuelo hasta ponerse en el pequeño apoyo en el que se podía agarrar cuando iban simplemente caminando. El ave la miraba inclinando la cabeza, hasta que la inclinó como si pidiese que lo acariciara y eso no pasó desapercibido por el Uchiha. La joven soltó una de las manos que tenía agarrando las riendas y con las yemas de los dedos acarició el plumaje del ave. Una vez que ella retiró su extremidad el ave la observó esperando algo, por lo que de una bolsa del costado sacó un trozo pequeño de carne y se lo ofreció. El ave la agarró y emprendió de nuevo el vuelo con su amo y se colocó en el mismo sitio que con ella solo que mirando al frente hacia el camino.

Destinos cruzados (SasuHina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora