Capítulo 22

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Primero ¡¡¡Feliz Navidad a tod@s!!!! y  ahora os dejo con el capítulo....



Al despuntar el alba, ambos muchachos despertaron. Shonji salió de la cama y la recogió, mientras, Sasuke se encontraba en una encrucijada, quería que la joven durmiese un poco más, pero sabía que si quitaba el brazo en el que estaba apoyada su cabeza se iba a despertar, lo cual quería decir que tendría que despertarla. Lo más seguro era que esperase a despertarla cuando Shonji saliese, ya que se había fijado que tenía costumbre de marcharse por las mañanas.

Como no podía faltar, el guía salió dejando a los muchachos solos, les quería dar al menos un poco más de intimidad al matrimonio, ya que ¿qué era un matrimonio sin intimidad? Nada más cerrar la puerta, con cuidado de no despertarla, Sasuke alzó la mano libre hacia el rostro de la muchacha. Posó la mano en su rostro y comenzó a realizar caricias con su pulgar en la mejilla de la muchacha. Ante eso la joven entre sus brazos se acurrucó mas en su pecho, pero sus caricias no cesaron y no le quedó mas remedio que abrir sus ojos y mirar a aquellos mares negros que tantos secretos guardaban.

-Es hora de despertarse - anunció él haciendo que en el rostro femenino se alojase por unos segundos una mueca-.

Sus ojos seguían en contacto, parecían estar unidos de manera invisible porque no podían apartarlos del otro. En aquel momento, nada a su alrededor parecía existir, sólo estaban ellos y nadie más. En un acto casi inconsciente, el azabache afianzó la mano que en esos momentos seguía teniendo en su rostro y que solo había deslizado un poco hacia su nuca. Sasuke acortó la distancia entre sus labios e hizo contacto con los carnosos labios femeninos. Los ojos de la joven se abrieron de golpe y Sasuke separó sus labios en cuanto se dio cuenta de lo que estaba haciendo. Las mejillas de ambos estaban coloreadas y esta vez no era por el frío del ambiente.

En cuanto tomaron de nuevo el control sobre su cuerpo, ambos salieron de la improvisada cama. Después de recogerla, Sasuke salió del lugar diciéndole en tono seco que iría a hacer una ronda de vigilancia. En esos momentos, a ambos les venía bien estar separados del otro, ya que no salían aún de su asombro. Mientras ellos volvían, se le ocurrió que podía hacer un poco de té para acompañar al desayuno y así empezar el día de la mejor manera posible.

Minutos después entró primero Shonji y pocos minutos después Sasuke. El guía notó que algo había pasado entre ellos, se notaban bastante extraños y no sabía explicar exactamente el qué. Había podido deducir que desde que se casaron habrían tenido casi intimidad debido a los viajes, pero solo era una suposición, que nada tenía que ver con la realidad. Él intentaba dejarles la mayor intimidad que se le estaba permitido, ya que no podía dejarlos solos por horas porque podían sospechar de algo.

Tomaron el desayuno con tranquilidad, repartieron los onigiris que tenían para la hora de comer y recogieron todo. Ensillaron a los caballos, una vez que los tuvieron listos y apagaron el fuego, salieron a la naturaleza con ellos. Montaron en sus corceles y en su formación de siempre comenzaron a recorrer el camino que les llevaría a su próximo destino, Kusaba. Según les había dicho Shonji aquel pueblo al que se dirigían era el más grande de la zona, lo cual quería decir que su población era mayor y que allí había mercaderes de todo tipo.

El camino era bastante sencillo de transitar, no tenían que prestarle especial atención, así que les estaba dando demasiado tiempo para pensar. Cuando los labios de Sasuke habían tocado los suyos, su corazón había dado un fuerte latido y habría jurado que su estómago había dado una vuelta en su interior. Aquél no había sido el primer beso que se habían dado, pero el primero había sido accidental, el beso que se habían dado aquella mañana había sido de todo menos accidental. Ella había podido ver casi a cámara lenta como el azabache acortaba la distancia entre ellos. Una de las cosas que principalmente se pregunta era ¿por qué había hecho aquello y qué significado había tenido para él? Sentía que no era el momento de preguntar aquello y que seguramente solo lo había hecho por impulso, pero, aunque había sido corto, había sido capaz de casi tocar el cielo con la yema de los dedos.

Destinos cruzados (SasuHina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora