ocho ⸻ la calma antes de la tormenta.

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Estaba caminando de regreso a la habitación, Terra había regresado a la fiesta para encontrar a Dane

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Estaba caminando de regreso a la habitación, Terra había regresado a la fiesta para encontrar a Dane.

Me llegó un mensaje de Sam:

"¿Sigues despierta? ;)" "¿Nos vemos en el invernadero?"

Caminábamos por los terrenos de Alfea, una vez más Sam estaba por mostrarme uno de sus lugares secretos. Era la ventaja de haber crecido en esa escuela, amaba que me llevara a lugares que pocas personas conocían.

Pasamos enseguida de la cascada, siguiendo el pequeño camino de agua que se formaba en el suelo. Unos cuantos metros más adelante nos encontramos con un pequeño estanque formado por aquella agua de la cascada. Estaba lo suficientemente escondido para que pocas personas conocieran la existencia del lugar.

El frío de la noche se mezclaba con la brisa que soltaba el lugar lo cual me dejaba temblando. Cuando Sam noto que estaba temblando me cubrió con su chaqueta.

Estábamos en un silencio tranquilo, ninguno de los dos quería romper la magia del momento. La luz de la luna era lo único que iluminaba el lugar, los sonidos del bosque se encontraban amplificados y mis latidos se volvían cada vez más fuertes. Cada acercamiento que teníamos me dejaba con la necesidad de tener más, a este punto ya me había acostumbrado a sentirme embriaga por esa sensación que solo Sam podía darme, en los últimos días se había convertido en una necesidad.

Como si Sam pudiera leerme la mente colocó su mano en mi mejilla y me atrajo delicadamente hacia el. Nuestros labios se conectaron en un beso que ambos habíamos estado deseando por tanto tiempo. Sentía que el tiempo se había parado y solo estábamos nosotros dos en el mundo. Hasta que el oxígeno obligó a separarnos, junte nuestras frentes y Sam hablo por primera vez desde que llegamos al lugar.

— No sabes lo mucho que deseaba hacer eso.

Nunca creí que realmente existieran las dichosas mariposas en el estómago pero una vez más Sam me había demostrado lo equivocada que estaba. Después volvimos a juntar nuestros labios. Pero como todo lo bueno dura poco, mi teléfono empezó a vibrar con miles de mensajes de mis compañeras de habitación.

Después de asegurarle a Sam que todo se encontraba bien y que solo era un drama de compañeras, salí corriendo hacia la barrera donde me encontré con Musa y Aisha.

A lo lejos escuchamos el gruñido de dolor de Sky cuando el quemado lo lanzó contra un árbol. Estaba apunto de atacar a Bloom cuando Stella se adelantó y nos ordenó que cerráramos los ojos.

Aunque cerré los ojos pude ver un destello de luz cegadora a través de mis párpados. El quemado, aturdido, retrocedía tambaleándose.

Aisha corrió hacia Bloom y la ayudó a ponerse de pie. El monstruo estaba erguido y se dirigía directamente hacia ella hasta que una rama de hiedra le rodeó las piernas y lo hizo caer al suelo.

El Quemado rompió la hiedra sin problemas, pero logre retenerlo por unos segundos para que se quedara inmóvil y así darle tiempo a Bloom que invocara su magia. Las llamas salieron rectas y en líneas muy delimitadas hacia la criatura pero no la alcanzaron.

— ¡Aisha! — gritó Bloom.

Aisha conjuró una enorme pared de agua delante de las llamas y, cuando el fuego y el agua se encontraron, del bosque salió un montón de vapor.

Vimos la figura borrosa del Quemado que venía a por nosotras, desorientado y perdido entre tanta blancura. Hasta que, de la niebla, surgió una certera hoja metálica. La espada de Sky le atravesó el corazón a la criatura y el Quemado cayó al suelo.

Mientras el vapor se iba disipando, nos acercamos al cadáver del Quemado.

— Esperen — dijo Musa — Creo que no está...

Yo estaba muy cerca del monstruo cuando este se puso a dos patas de repente para atacarme, pero, lo paralizó una luz que provenía del interior de su cuerpo negro. Y delante de nuestras narices, el Quemado se incineró desde dentro.

— No — confirmó la voz tranquila de la señorita Dowling — No estaba muerto.

Estábamos sentadas en las escaleras mientras hablábamos de todo lo que acababa de pasar. Yo solo podía pensar en lo que había sentido cuando logré entrar a la mente del quemado, aunque solo fueron unos segundos había convocado mucha magia, lo suficiente para dejarme agotada, aunque esto podía ser muy útil en algún futuro si aprendo a controlar mis poderes.

Todas nos levantamos de golpe cuando Dowling apareció frente a nosotras.

— Que estén vivas y el director Silva también, no cambia lo inconscientes que fueron — dijo secamente.

Aunque intentaba sonar como un regaño, me sentí aliviada. Lo habíamos conseguido, Silva estaba vivo.

— Ya hablaremos de las consecuencias por la mañana.

Mientras Dowling se iba, los ojos de Musa adquirieron un intenso brillo de color violeta. Aisha se inclinó hacia ella y le susurró.

— ¿Está enojada en plan castigo o en plan expulsión?

— Yo diría que lo primero — aseguró Musa — pero solo porque también percibo un poco de orgullo.

Sky entró justo en ese instante. No estaba así de completo desde antes de que Silva resultara herido, y Stella se relajó nada más verlo. Entonces, Sky miró a Bloom y después a Stella. Durante un momento, se notó cierta tensión en el ambiente.

Bloom fue la que dio el paso y tomó la decisión por él.

— Deberíamos subir ya.

Todas asentimos. Antes de empezar a subir las escaleras le di una sonrisa reconfortante a Stella.

Una hora después, Stella regreso a la habitación, por su expresión supe que algo había ido mal con Sky.

— ¿Estás bien? — me animé a preguntar.

— Si ¿Por qué no lo estaría?

Era la respuesta que esperaba obtener, Stella no sería sincera conmigo. Pero me conforme.

— Por nada, pero solo quiero que sepas que cualquier cosa que necesites aquí estoy.

Stella me sonrió como respuesta. Aunque no se notara era un gran avance.

ENCHANTED, fate: the winx sagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora