diez ⸻ confusos sentimientos.

791 87 9
                                    

Las paredes del laberinto que nos rodeaban eran tan altas que lo único que podíamos ver era el verde de los arbustos y el azul del cielo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las paredes del laberinto que nos rodeaban eran tan altas que lo único que podíamos ver era el verde de los arbustos y el azul del cielo.

Hasta que un Quemado apareció a la vista, Riven empuñó la espada y yo concentré mi magia mientras se acercaba la criatura.

El plan que habíamos creado era crear una ilusión de nosotros invisibles ante los ojos del quemado mientras Riven aprovechaba para atacarlo por atrás con la espada, pero ninguna de las otras cuatro veces que lo intentamos había funcionado.

Esta tampoco había sido la excepción.

— Riven, concéntrate — le grite desesperada mientras caminábamos a la salida del laberinto.

— Tal vez si no me pusieran con un hada que tiene una magia tan inútil ya lo habría logrado — espetó enojado.

— Tal vez si tú no fueras un inútil ya lo habríamos logrado — contraataque — Además, mi magia es más útil que tu estupida espada.

— ¿Útil para que? ¿Crear ilusiones de animalitos? Un quemado te mataría en un segundo — dijo burlándose.

Riven había visto mis entrenamientos con Dowling, lo que decía era verdad, parecía que Dowling no tenía más interés en enseñarme más sobre mis poderes y prefería que siguiera practicando con las estupidas ilusiones que ya controlaba.

Nos dirigíamos hacia la salida del laberinto cuando el padre de Terra cruzó el campo en nuestra dirección.

— Pido cambio de pareja, por favor — suplique.

Riven me miro indignado.

— Yo también, denme alguien que si sepa utilizar su magia.

Le lance una mirada fulminante.

— La clave está en la confianza mutua — empezó el profesor Harvey, ignorando nuestras peticiones — Heaven, tienes que confiar en el especialista para que ataque al quemado mientras tú canalizas tu magia lo suficiente para evitar que el quemado los detecte, después solo tienes que confiar en que tu especialista termine el trabajo.

A regañadientes nos dirigimos al laberinto una vez más. Pasar otro segundo más junto a Riven iba a terminar por volverme loca.

— Con esa estupida estrategia nunca lo vamos a lograr. Piensa en algo más — sugiere Riven.

— Ah claro que yo tengo que ser la que piense en algo más — respondo sarcásticamente; miro atrás y, por un instante lo recuerdo, aquella vez que logré entrar a la mente de un quemado — Ya lo tengo, prepárate.

— Pero ¿Que...?

No tuvo tiempo de terminar su pregunta porque el Quemado saltó y aterrizó enfrente de nosotros. Me concentré justo como lo había hecho aquella vez en el bosque, antes de que pudiera dar otro paso hacia nosotros logré dejarlo inmovilizado y desorientado. Riven rápidamente aprovechó la oportunidad y la atravesó el corazón a la criatura con su espada.

ENCHANTED, fate: the winx sagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora