diecinueve ⸻ una llegada inesperada.

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El sonido de una maleta rodando por el pasillo llamó nuestra atención. Nos giramos justo a tiempo para ver a una chica con cabello castaño entrando a la habitación. Su piel morena brillaba con un tono cálido, su cabello caía en una cascada de rizos que le llegaban hasta los hombros, y la chica emandaba una energía tranquila y amigable.

Junto a la chica venía entrando Terra con una sonrisa en el rostro, mientras iba arrastrando otra maleta.

—Chicas, quiero que conozcan a alguien —dijo Terra con entusiasmo—. Esta es Flora, mi prima. Será nuestra compañera de cuarto.

Flora sonrió tímidamente y entró en la habitación, arrastrando su maleta tras ella.

—Hola a todas —dijo, mirando alrededor—. Espero no estar interrumpiendo nada.

Aisha se acercó rápidamente y le ofreció ayuda con la maleta.

—No estás interrumpiendo nada. Soy Aisha.

—Gracias —respondió Flora, soltando la maleta y aceptando la ayuda—. Es un placer conocerte, Aisha.

Musa y Bloom también se presentaron, cada una con una sonrisa acogedora. Yo me acerqué por último, recordando lo mucho que tanto Terra como Sam me habían hablado de ella.

—Soy Heaven —dije, estrechando su mano—. Es un gusto por fin conocerte.

—En serio, ¿puedo convencerlas de que dejen de ayudarme? Puedo pasar otros seis meses sin desempacar —dijo Flora, mirando a su alrededor con una sonrisa tímida.

—Oh no, en la noche encontraríamos a Terra haciéndolo ella sola —respondí, bromeando mientras todas reíamos.

—Como les estaba diciendo, Flora vivió en muchos lugares, una vida alocada, por el trabajo de mis tíos —relató Terra.

—Lo más alocada que puede ser con horticultores —añadió Flora con una sonrisa.

—¿Y son primas? ¿Primas de verdad? —preguntó Aisha, curiosa.

—Primas segundas, por matrimonio —aclaró Flora—. Pero tenemos los mismos dedos torcidos.

Flora saco una bolsa de Café que atrajo la atención de las demás, ya que en el momento se encontraba una escasez de Café en Solaria, y por consecuencia también en Alfea.

—¿Café? Flora, me estás salvando la vida —dramatizó Bloom.

—Toda mi gente favorita en el mismo lugar. Qué afortunada soy —dijo Terra con una enorme sonrisa.

—No diría que estamos en una situación afortunada —murmuró Musa.

—Tenemos una nueva directora que es bastante cuestionable —añadió Bloom, con una expresión seria.

—Y horario límite, porque desapareció gente —continuó Aisha.

—Y la presión del agua no es óptima —se quejó Musa.

—Sí, y Devin —dijo Terra, su tono bajando de alegría a preocupación.

—Terra me contó lo que sucedió —dijo Flora, su tono ahora serio.

—No lo sabemos —se apresuró a decir Terra, intentando desviar la atención de la situación.

—Eso no es del todo cierto —contradijo Bloom.

Terra le lanzó una mirada de advertencia a Bloom, que todas interpretamos como un sutil "cierra la boca". Pero esto no detuvo a Bloom, quien continuó hablando.

—Lo último que dijo fue "Rosalind" antes de desmayarse. Pero las mordidas son un misterio, y aún no despertó.

—¿Lo vieron? —preguntó Flora, preocupada.

—Solo una de nosotras —señaló Musa.

Stella. Ella fue la que se encontró a Devin.

Todo lo sucedido no me sorprendía, al menos no del todo, pues mi padre ya me había advertido sobre las terribles criaturas que podrían encontrarse en el otro mundo. Después de librarnos de los Quemados, era imposible que Alfea se mantuviera en paz, especialmente con una lunática como Rosalind de directora. Lo realmente extraño eran las personas que habían encontrado a Devin: Stella y Beatrix. Según sus relatos, estaban hablando tranquilamente cuando vieron a un Devin medio inconsciente. ¿Qué rayos hacía Stella hablando con Beatrix? ¿En qué mundo ellas se llevaban bien? Ignoré la inquietante sensación que me recorría solo de imaginar la escena.

—Riven, por décima vez, no le voy a hablar bien de ti a Flora —dije, exasperada.

—Creía que ya empezaba a caerte bien —respondió Riven—. Además, te he estado ayudando con técnicas de combate, es lo mínimo que te pido.

—Pobre chica, si le hablo bien de ti, entonces le estaría mintiendo —dije—. Además, tu situación con Beatrix y Dane ya es lo bastante complicada, ¿para qué agregarle más a la lista?

—Beatrix te tiene cortito —coincidió Sky, riendo.

Riven soltó una carcajada.

—Heaven —me llamó mi padre a lo lejos.

—¿Por qué mejor no le pides el favor a Musa? Seguro que ella podría ser más convincente.

Mis palabras lograron el efecto esperado en Riven, pues inmediatamente cambió su expresión de burla a una tensa. Crucé una mirada cómplice con Sky, quien, aparte de mí, era el único que parecía notar la química que existía entre Riven y Musa, incluso aunque estos dos lo negaran rotundamente.

ENCHANTED, fate: the winx sagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora