veintiuno ⸻ actuando de cupido.

54 9 7
                                    

Desde la llegada de Flora, Terra ha tenido un cambio drástico de actitud. La manera en la que se dirige a Flora, casi como si estuviera evitando hablar con ella por completo. Me recosté en mi asiento, observando cómo Flora se dirigía a Musa, y a mi lado Terra se tensaba.

— Entonces, Bloom y Sky están saliendo, pero el año pasado Sky salía con Stella —dijo Flora, con una nota de curiosidad en su voz—. ¿Y está todo bien? Es un poco raro.

— Sí, un poco raro —admitió Musa.

Flora después dirigió su atención hacia mí.

— ¿Y tú estás con Sam? —preguntó Flora, asintiendo ligeramente—. Me cae bien Sam. Pero, ¿no es raro para ti, Terra?

Terra volvió a tensarse al oír su nombre, claramente incómoda con la pregunta.

— No. Lo raro son estas reacciones, así que mejor prestemos atención a la clase —respondió Terra, cortante.

— Entonces, sí, es bastante raro —concluyó Flora.

Flora se volteó hacia Aisha.

— Y tú, claramente estás enamorada del que te manda mensajes. ¿No es algún ex o hermano de alguien de aquí, cierto?

— No creo que nadie quiera contar su vida sexual ahora —intervino Terra, intentando cambiar de tema.

— No tengo sexo con nadie —respondió Aisha, visiblemente avergonzada.

— Es el compañero de cuarto de Sam —añadí.

— Es raro por proximidad —comentó Musa, mostrándole la foto.

— Bien, nada de sexo. Solo mensajes entonces —dijo Flora.

— Si todo va bien sin él, ¿por qué querría agregar incertidumbre? —preguntó Aisha, casi como si hablara consigo misma.

— Bueno, por la sorpresa. El romance. Descubrir una parte de ti que no conocías —Flora hizo una pausa, luego sonrió—. O quizá por los abdominales. Hey, tal vez esa es la respuesta.

El timbre sonó, interrumpiendo nuestra conversación.

— Nos vemos en un rato, Ter —le dije, recogiendo mis cosas.

Caminaba por los pasillos de Alfea junto a Aisha; últimamente, nos habíamos vuelto más cercanas, cuando ella no estaba con Bloom y yo no estaba con Terra o Musa, nos juntábamos nosotras.

Mientras doblábamos por un pasillo, nos topamos con Grey, el chico con el que Aisha había estado mensajeando los últimos días, aunque ella se negaba rotundamente a admitir que le gustaba. Pero, seamos sinceros, era más que obvio que sentía algo por él. Así que, como la buena amiga y cupido que soy, decidí que les daría un pequeño empujón a estos dos. Después de todo, esta era mi oportunidad perfecta para vengarme de Aisha por avergonzarme cuando conocí a Sam. Este tipo de oportunidades no se pueden desperdiciar.

— ¿Las acompaño? —sugirió Grey con una sonrisa.

— Yo tengo cosas que hacer —respondí, a pesar del fuerte agarre de Aisha en mi brazo, que intentaba desesperadamente evitar que la dejara sola.

Aisha me negó con la cabeza, suplicante.

— Pero a Aisha le encantaría que la acompañaras —añadí, ignorando sus gestos de protesta.

¿Recuerdan cuando dije que les daría un pequeño empujón? Bueno, no planeaba hacerlo literalmente, pero para soltarme del agarre de Aisha tuve que recurrir a medidas desesperadas. Y así fue como Aisha terminó prácticamente en los brazos de Grey, mientras ella me lanzaba una mirada asesina y yo levantaba los pulgares en señal de apoyo, antes de salir corriendo por mi vida.

Ahora estábamos a mano.

Aprovechando que Grey estaba entretenido con Aisha, me dirigí al cuarto de Sam. No lo había visto mucho en los últimos días, y empezaba a extrañar esos momentos en los que podíamos escaparnos por horas sin preocuparnos por nada.

Toqué la puerta un par de veces, y cuando Sam abrió, su expresión malhumorada se desvaneció al verme.

Apenas crucé la puerta, y ya estábamos besándonos. Nunca me acostumbraré a la avalancha de emociones que siento cada vez que estoy así con él.

— Ya te extrañaba —murmuró Sam contra mis labios.

— Nos vimos ayer —respondí con una sonrisa.

— Por un par de minutos —soltó, frustrado.

— Odio que apenas podamos vernos —dije.

— Es mi culpa, si no estuviera tan ocupado con el invernadero lleno de especialistas heridos... —Sam dejó la frase en el aire.

No intenté corregirlo. Aunque Sam tuviera todo el tiempo del mundo, nuestros encuentros seguirían siendo limitados. Mis entrenamientos con Rosalind y Nicholas, especialmente los que tenía con Rosalind, complicaban demasiado las cosas. En cierto modo, es mejor que esté distraído; no podría explicarle mis razones para entrenar con ella.

— No, no es tu culpa —dije, dándole un pequeño beso antes de irme a sentar en su cama.

— Tienes razón, todo es culpa de Rosalind —soltó con amargura.

— ¿Y si mejor dejamos de hablar de ellos y aprovechamos el poco tiempo que tenemos juntos? —sugerí, tratando de cambiar el ambiente — Podemos ver una película.

Todo era demasiado bueno para ser verdad. Ni siquiera había pasado media hora cuando mi teléfono comenzó a vibrar con mensajes del grupo de chicas. Decían que era una emergencia. Como siempre, cada vez que estaba con Sam, algo interrumpía nuestro tiempo juntos. Ya se había vuelto una rutina. Sam ni siquiera parecía molesto; se había acostumbrado a la locura que implicaba estar conmigo.

Antes de que me fuera, Sam me agarró de la cintura y me besó una última vez.

— ¿Qué te parece si mañana nos escapamos al lugar que te prometí enseñarte? Solo tú y yo, lejos de todo este caos.

No tuve que pensarlo dos veces antes de aceptar. Cualquier excusa para escapar con Sam era bienvenida.

— Hecho. Nos vemos mañana.

Le di un pequeño beso antes de salir, con una enorme sonrisa en el rostro.

NOTA DE LA AUTORA!

Les voy a ser sincera, no estaba pensando en actualizar el fanfic pero por alguna razón comenzó a tener bastante interacción en los últimos días, pero el capítulo que publiqué ayer siento que no lo vio nadie, así que si aún tengo lectores que les interesa seguir leyendo manifiéstense de alguna manera jaja

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 10 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

ENCHANTED, fate: the winx sagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora