Bienvenida

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Llegó la hora de dormir, Sana y yo estábamos acostadas en la cama platicando y riendo como siempre, en verdad la extrañaba. Ella se colocó sobre mí para besarme, no me pareció raro, ella es siempre así de cariñosa y entre beso y beso olvidé completamente que estábamos en casa de sus padres, cambiamos de puesto, estando arriba comencé a besar su cuello. Escuché unos pasos acercarse e inmediatamente me asusté y Sana en un impulso me empujo dejándome en el suelo.

—Ya está listo el cuarto de visitas para Nayeon—dijo el padre de Sana al entrar sin tocar la puerta

Yo estaba en el suelo...

—¿Qué haces en el suelo?—preguntó él con desconfianza

—Busco uno de mis zapatos—dije como la tonta que soy siempre que ese hombre me habla

—Sí claro, tú cuarto esta listo—dijo él de nuevo

Me di cuenta de que él quería que lo acompañara hasta el cuarto y convenientemente uno de mis zapatos si había quedado debajo de la cama, lo tomé y me despedí de Sana con un beso en la mejilla, ella me sonrió y me deseo buenas noches.

Caminé hasta el cuarto sin decir nada e inmediatamente cuando entré el teléfono comenzó a sonar.

—Perdón amor me asuste ¿Te lastime?—leí el mensaje y sentí un leve dolor en mi hombro

—No, estoy bien—escribí para no preocuparla y le mande una selfie de mi sonriente

Escuché pasos acercarse y alguien llamó a la puerta.

—¿Hola?—dije al abrir la puerta un poco

—¿Podemos hablar?—dijo la madre de Sana mientras abría la puerta completamente

Me sentí helada nuevamente sin embargo la mujer se notaba tranquila y llena de serenidad.

—Sana me ha hablado mucho de ti, ella habla de ti con tanto cariño que hasta yo siento que te quiero—ella miraba el cuarto con algo de nostalgia

—Eso es bueno—exprese con media sonrisa

—Cuando Sana era una adolescente su padre siempre le decía que cuando trajera un novio lo mandaría a dormir al cuarto de huéspedes, así que dejaría un par de trampas para él. Sana ahora por la mañana reviso todo el cuarto hasta la última esquina en busca de algo que pudiera molestarte... E incluso trajo peluches para que te acompañaran al dormir—su madre río un poco al tomar a la zanahoria de peluche que había dejado

—En realidad es un cuarto muy acogedor

—Vine porque quería decirte que eres bienvenida a la familia, en una primera instancia cuando nos conocimos no me agradaste del todo, pero cuando vi tu cambio y tu sacrificio para darle un buen lugar a mi hija en tu vida, me di cuenta de que eres una joven valiente... pero también me preocupa que te llegues a sentir sola por lo mucho que estás sacrificando

—Estoy bien—sonreí a medias

Extraño a mamá y a papá, eso era un hecho, imaginarme una vida sin mis padres era difícil y desalentador, pero imaginarme una vida sin Sana o dándole un futuro mediocre era inimaginable para mí.

—¿Qué es estar bien Nayeon?—dijo ella mirándome a los ojos

—El otro día escribí en mi servilleta pensando en ella. El mundo es más difícil desde que estoy con ella, pero vivir es más fácil, con eso me refiero a que aprendí a disfrutar los viajes en el parque, montar en bicicleta, los viajes largos en avión donde hablamos de todo y nada e incluso he llegado a disfrutar los feos dulces que le gustan... quizá nunca este 100% bien porque hay una parte de mí que en mi camino faltara, pero... no quiero a nadie en mi vida que quiera amarme con condiciones ahora que ya sé lo bonito que es que alguien te ame tal y como eres

La madre de Sana me dio un abrazo y lágrimas comenzaron a recorrer mis mejillas, estaba ahí en el cuarto de huéspedes y me di cuenta de que la verdadera trampa en el cuarto había sido esta conversación, una donde mi corazón se viera totalmente vulnerable.

Después del reconfortante abrazo me calmé.

—Siempre que necesites algo, no dudes en contar con nosotros—dijo ella al darme una caricia en la cabeza

Se fue del cuarto dejándome sola, limpie mis lágrimas, lavé mis dientes y puse mi pijama, cuando me acosté me lleve el susto de mi vida con un póster de una cara endemoniada en el techo, tape mi boca para no gritar. El padre de Sana sí me había dejado una trampa y se salió con la suya.

Con esfuerzo removí el póster del techo, incluso me dio miedo tocar el papel, al lado contrario de la fea imagen vi que tenía unas letras hechas a mano.

—Bienvenida a la familia—Sonreí, abracé el horroroso póster y me sentí reconfortada de nuevo.

Los padres de Sana son personas dulces como ella.

Después y para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora