Im Sana

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Mi vida siguió feliz, pero con un pequeño vacío, uno que en mi boda con mi persona especial resurgió más que nunca, no le di invitaciones a mi familia solo a mi hermana. No quería exteriorizar lo que sentía sin embargo mi futura esposa noto que algo me inquietaba una semana antes de la boda.

—¿Pasa algo?—dijo ella al sentarse a mi lado e inmediatamente acariciar mi mejilla, la pesadez de mi corazón no se desvaneció sin embargo su compañía disminuyó mi pesar

—No quería decirte nada, pero, se siente raro saber que mi familia no estará en mi boda, nunca lo creí así, no me arrepiento solo no sabía lo mucho que iba a dolerme su ausencia, sea como sea ellos siguen siendo una parte de mí

—Invitalos, no sabrás si quieren venir si no los invitas, dales una oportunidad y tal vez te sorprendan—ella se levantó y de nuestra mesa de noche saco 4 invitaciones y las puso en mis manos

—Aún quedan estas, no decidas por ellos cariño—ella besó mi mejilla y procedió a acostarse en la cama y cerrar sus ojos

—¿Podrías enviarlas tú?—dije como si eso fuera a aliviar un poco el pesar del posible rechazo

—¿Tienes miedo de hacerlo tú?—preguntó ella sentándose de nuevo en la cama

—Tengo miedo de que me rechacen. Ya lo hicieron una vez, tengo miedo de lo mucho que pueden lastimarme

—Es normal que tengas miedo, pero para cada vez que tengas miedo aquí estoy para tomar tu mano para que no camines sola hacia lo que te da miedo—ella besó una de mis manos

Siempre que veo su pequeña mano con la mía me enternezco, la abracé y ella me lanzó a la cama con ella.

—Duérmete, mañana tenemos muchas cosas que hacer—dijo ella acomodándose para dormir sin soltar mi mano

—Buenas noches—dije al ver como se quedaba dormida

Enviamos las invitaciones, después de aquello por mi bien y el de Sana decidí olvidarme del asunto y simplemente seguir con los preparativos, pasaron los días y como un abrir y cerrar de ojos llego el día.

Sana no durmió en nuestra casa el día anterior, durmió con Mina y Momo, ella dijo que eso lo haría más emocionante, no nos veríamos hasta en nuestra boda, eso solo me da más nervios. Estaba desayunando con Kookeu cuando escuchamos llamar a la puerta, supuse era mi hermana, Chae y Jihyo quienes me ayudarían con todo el día de hoy pero no.

Abrí la puerta y mi corazón se estrujó, mi garganta formó un nudo y no supe qué pensar.

—¿Mama?

—Hola hija, vine a hablar contigo—dijo ella al abrirse paso por sí misma

Trate de respirar adecuadamente y con un poco de esfuerzo me estabilice.

—¿Por qué estás aquí?

—Quiero que evitar que hagas una locura

Lo sabía. ¿Por qué otra cosa podría venir?

—Te vengo a pedir que dejes de ridiculizar a tu familia. Tuviste el descaro de invitarme a mí y a tu padre y a tus primos. ¿Qué pasa contigo? ¿Perdiste la cabeza?

—No... Tú sabes mamá mejor que nadie que yo no haría esto si no estuviera enamorada

—De niña decías que te casarías con un príncipe extranjero, tenías sueños de una familia, de una vida normal. Yo quería nietos, quería que fueras feliz con una familia para irme en paz de este mundo

—¡Deja de tener sueños por mí! Aún sueño con una familia y tendrás quizá una nieta o nieto y nunca lo conocerás porque no puedes aceptar que esté con Sana

—¿Sigues eligiéndola a ella por sobre mí?—dijo ella altanera

—No es una competencia, yo no la elegí a ella por sobre ti, yo me elegí a mí por sobre ti

—Te dije que te olvidaras de que tenías madre, esta vez olvídalo bien porque tu soberbia así lo quiso, tu incapacidad de escuchar a tu propia madre

Mi madre lanzó la puerta al salir y me sentí enojada, muy enojada. Me senté a llorar y a pensar ¿Por qué elegir lo que nos hace feliz duele tanto?

—¡Nayeon dejaste la puerta abierta, mira quienes vinieron a verte!—gritó Jihyo al entrar

Como una avalancha sentí el abrazo de las 7 miembros que a pesar de todo siempre serán como mis hermanas, en ese momento empecé a sentir qué podría sanar.

Ellas secaron mis lágrimas con sus risas, juegos y muchas cosas más típicas de nosotras juntas, después de un rato la mitad fue con Sana que estaba con mi hermana.

La hora llegó y en mi estómago había muchas cosas pero sobre todo nervios y emoción. Cuando vi a Sana me sentí la persona más afortunada del mundo, se veía hermosa, un poco más de lo común y cuando me vio ella corrió a abrazarme con lágrimas en sus ojos.

—¿Qué pasa cariño?—dije al limpiar sus ojos

—Nada, solo tenía mucho miedo de que no vinieras—ella me abrazó aún más fuerte

Todo se sintió tan surreal, ella y yo sentadas escuchando las palabras de la encargada de casarnos, nuestras manos entrelazadas mientras hablaba, el momento cuando firme al lado de su nombre fue el mejor momento de mi vida hasta la fecha. Después de la boda fuimos a ver a nuestros invitados, pero hubo un par en particular que me sacó una sonrisa, tomé la mano de mi ahora esposa y fui a la mesa donde estaba mi hermana y mis primos quienes contentos me saludaron a mí y a Sana.

Se sintió muy especial verlos cómo tomaron en serio nuestro matrimonio y verlos interesados en conocer a Sana. Como era costumbre entre nosotros invitábamos a bailar a la pareja del otro, uno de mis primos invitó a bailar a Sana, me sentí aceptada por mi familia por primera vez en mucho tiempo.

—¿No es divertido? Nosotros hacíamos eso para incomodar al novio o novia del otro en las reuniones familiares pero con tu esposa no está funcionando

—No funcionará, ella es muy extrovertida—dije mientras la miraba bailando

Nosotras teníamos que irnos de nuestra fiesta porque nuestro vuelo a nuestra luna de miel saldría en par de horas por ello nos fuimos cuando Dahyun y uno de mis primos estaban en medio de la pista de baile, ver a las 7 divertirse como las locas de siempre junto con mis primos y mi hermana fue raro y divertido.

Sana estaba muy cansada y se disponía a dormir en el avión, pero no sin antes que yo le diga algo.

—Sana, tengo algo que decirte—dije al tomar su barbilla para que me vea a mí

Ella me sonrió y me miró con curiosidad.

—¿Entonces? ¿Ahora qué?—sonreí al decir aquello

—¿Qué tienes en mente?—dijo ella feliz al recordar nuestra plática de regreso de Japón de aquel entonces cuando casarnos aún estaba lejos.

Tenía toda la intención de avergonzarla así como ella siempre lo hace conmigo, como cuando me coquetea y me derrito.

—¿Quieres demostrarme que soy tuya? Ahora no es solo de palabra, tienes que hacerte responsable de mí—ella guiño su ojo y comenzó a reír por mi reacción... ¿Por qué no puedo ser tan buena como ella en esto?

—Señorita ¿Necesita agua?—dijo la aeromoza que nos acompañaba en el vuelo al verme roja como un tomate

—Si por favor—Tomé agua de la botella

—¿Tienes calor entonces?—dijo Sana en mi oído haciendo que me atragantara con el agua

Sana rio hasta que su estómago dolió y yo pues... fui feliz.

Después y para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora