De vuelta a casa

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Soy una persona simple, sé que si yo hubiera decidido de quien me enamoraría y compartiría mi vida hubiera elegido alguien con el molde más simple posible, pero para mi suerte la vida, el destino o Dios eligió por mí y me dio a alguien maravillosa, me dio alguien que me ayudó a quitar mis inseguridades y disfrutar de la persona que soy, a sentir que no necesito mucho para ser feliz. Me despierto los domingos y todo parece ser demasiado bueno para ser verdad. Nunca me imaginé una vida en donde me levanto pasadas las 9 y veo a Sana sentada en la sala comiendo cereal en pijama, parece algo simple, pero en algún momento llegó a ser utópico.

La amó y soy feliz, pero... después de lo de mi mamá me siento mal conmigo como si hubiera fallado un poco.

Cuando me escuchó me sonrió.

—¿Ya te aburriste de soñar conmigo?—dijo ella cuando me senté a su lado.

—No es necesario que sueñe contigo si te tengo a mi lado—mis palabras venían acompañadas de un abrazo.

Ella y yo nos vimos a los ojos por un momento, rompimos nuestro contacto visual cuando decidió dejar el cereal sobre la mesa de la sala, juguetonamente me derribo y quedó sobre mí.

—¿Jugamos?—dijo ella en mi oído.

Nunca me gustó ser muy complaciente pero, ¿Cómo negarle algo a ella? Nos besamos en el sofá, la acaricié como ya lo sé hacer. Hemos estado juntas por tanto tiempo que al fin mis nervios en esta situación ya no aparece en cambio hoy disfruto un poco más de todo de ella.

Tenía que ir por sus padres al aeropuerto, pero quizá lleguemos un poco tarde ya me he perdido en la suavidad de su piel desnuda, su aroma, su cabello suave y su voz. Ni siquiera sé en qué momento llegamos a la cama y estaba sobre ella.

—¡Vamos a llegar tarde! Estaba bromeando Nay—Escuché su voz a lo lejos, yo estaba en lo mío. Ella suspiró y mordió mi mejilla.

Me dolió mucho, eso si me sacó de mi trance.

—¡Sana!—me queje y ella comenzó a acariciar mi mejilla.

—No podemos llegar tarde Nay—me dio un beso, tomó su toalla y se dirigió al baño.—¿Vienes?—No había terminado de decirlo cuando ya estaba corriendo al baño.

Igualmente llegamos tarde.

Sana y yo no hablamos nada de lo sucedido con mi madre yo se lo pedí y simplemente seguimos actuando como siempre. Ella invitó a sus padres a pasar unos días, a ellos no les gusta quedarse en nuestra casa, dicen no querer invadir nuestra privacidad. Aún no sé si habrá una razón en específico para su visita, pero aún con mis dudas pasamos el resto del día con ellos paseando y cuando terminó el día y llegamos de nuevo a casa pensé que sería un buen momento para hablar de algo serio con ella.

—¿Quisieras retomar la idea de tener un bebé?—pregunté curiosa.

—¿Tú quieres?—ella dijo aquello con preocupación.

—Sé que he estado algo rara estos días, pero no lo sé... Con lo de mi madre me he preguntado si alguien con una relación así con su familia podría ser una buena madre. Además me da mucha tristeza pensar que ella no estará ahí para apoyarnos como tus padres.

Sana me abrazo cuando dije aquello.

—¿Aún quieres tener al bebé?—ella no me vio cuando dijo aquello.

—Claro que sí, pero, me gustaría esperar un poco—No quería herirla, pero realmente no me sentía preparada para tener un bebé y no sé si algún día lo estaría, no sé por qué, pero algo cambio después de estar con mi madre.

—¿Qué tanto?—Ella aún no me miraba eso me preocupaba, pero tenía que ser honesta con ella.

—No lo sé... Aún no lo sé. Pensaré en ello con tranquilidad, pero, en este momento no me veo siendo madre—Noté que empezó a llorar, lo había hecho... La había herido. La intenté abrazar y ella me empujo molesta.

¿Por qué está tan enojada? No he dicho nada malo ¿O si?

—Nay, estoy embarazada...

Sus palabras me dejaron la cabeza en blanco durante un momento. Este miedo que siento es idéntico al que sentí aquel día que la invite a un café para que arregláramos las cosas.

—¿Estas molesta? Dime algo—dijo ella aún entre lágrimas.

No podía decirle nada solo me limité a besarla y abrazarla. Estaba asustada, pero al mismo tiempo me sentía feliz y de nuevo la vida estaba ahí cambiándome el guion por uno mejor que el que tenía planeado.

Después y para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora