¿Entonces?

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¿Entonces?

El padre de Sana y yo fuimos juntos a pescar ¿Por qué? No sé exactamente, pero fue relajante, ambos tomamos un poco el sol en espera a que un pez quisiera venir con nosotros. Después de aquello me mostró el parque donde traía a jugar Sana y me contó cómo ella comenzó a llorar cuando vio que intento enseñarle a otra niña, cosa que no me sorprendió, Sana es muy celosa. Nuestra última parada fue una tienda de helados que a Sana le gustaba mucho comimos ahí, pensé que toda esta salida sería incómoda, pero ambos teníamos algo en común y compartimos tranquilamente momentos memorables que pasamos con Sana y un poco de como mi padre no era precisamente la persona más cariñosa.

Si tuviera que describir mi día con el papá de Sana diría que fue liviano como un día donde todo parecía estar congelado y poder dejarse para mañana.

—¿Te estarás preguntando la razón de esta salida tan rara?—dijo el padre de Sana mientras se preparaba para manejar

—Realmente solo lo disfrute, pero ahora ya tengo curiosidad—exprese con entusiasmos

—Te mostré las cosas que más le gusta hacer a Sana en Japón, siempre pensé que le enseñaría tales cosas a mi yerno, pero mi hija me sorprendió con una nuera, al principio tuve miedo de que no pudieras cuidar bien de ella, pero, demostraste que puedes hacerlo cuando dejaste tu carrera completa para estar con ella, y lo más importante es que la hagas feliz—dijo enterneciéndome al punto de sentir mis ojos vidriosos

—Gracias—dije con un nudo en la garganta y abrazar su brazo— él me dio una caricia en la cabeza

—Vámonos Nayeon, Sana no comparte mucho tiempo a su papá—dijo él al comenzar a manejar

Sería media hora de regreso a casa así que me decidí por sacarle platica.

—Ayer Sana me dio un postre que hizo, estaba delicioso—dije recordando el lindo detalle de su parte

—Que bueno, casi muero con las primeras 5 versiones que hizo antes de que vinieras—rio un poco y me contagio por lo gracioso de la situación

Cuando llegamos a casa, Sana corrió a abrazarme.

—¿Qué hacían que se tardaron tanto? No te la presto—dijo ella viendo a su padre con recelo

—Como cambian las cosas—dijo él al suspirar decepcionado, yo reí por la situación

Yo solo abracé a Sana y le di su helado, la noche paso rápido y llegó el día en que tendríamos que partir, nuestro vuelo salía a las 11:00 am, sus padres lloraron un poco al despedirse de ella que ahora viviría conmigo en Corea, ambos me la encargaron como lo que ella representa en sus vidas, Sana era su persona más preciada. Debo de admitir que me sentí como si les estuviera robando algo, pero la verdad es que a mí tampoco me gusta prestar a Sana.

Tomamos nuestros respectivos asientos en el avión y Sana me miró con sus ojos brillantes, cosa que hizo que me estremeciera un poco, ella sabe como derretirme y era exactamente lo que hacía.

—¿Diga?—dije sin poder evitar la sonrisa que su mirada sobre mí provoca automáticamente

—¿Entonces? ¿Ahora qué?—preguntó al reposar su bonito rostro en sus manos mientras se apoyaba en el asiento

—Bueno... ¿Qué tienes en mente?—mis palabras salieron nerviosas y cortadas como si supiera lo que iba a decir a continuación

—Quiero llamarme Im Sana, suena lindo—apenas sus palabras salieron sentí mi rostro caliente y ella comenzó a reír

—¿Cómo es que lo dices así de fácil?—dije tapando mi rostro porque estaba apenada por la dirección de esta conversación

—¡Fuiste tú quien se ganó la bendición de mis padres!—dijo juguetona mientras intentaba quitar las manos de mi rostro

Después y para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora