Un amor prohibido pero diferente

Pasión desenfrenada

Mientras Angelus recorría con sus dedos cada centímetro del cuerpo de Gaia, ella comenzó a sentirse agitada y comenzó a quitarle la ropa a él, los dos se fundieron en uno toda la noche hasta el amanecer, cuando cayeron rendidos del cansancio.
Al día siguiente se despertaron muy tarde y la princesa al despertarse vió que Angelus no estaba en la cabaña pero el fuego estaba encendido, así que decidió darse un baño y vestirse rapidamente.
La princesa aprovechó la comida que tenian para calentarla y así poder comer cuando Angelus llegase, no tardó demasiado y Angelus apareció por la puerta con un puñado de madera.

-Angelus calenté algo de comida para que comamos juntos.

-Claro, me lavaré las manos y me sentaré a comer.

Una vez en la mesa y comiendo Angelus le dijo a la princesa:

-Princesa, lo de anoche fué mágico pero sé que está en busca de marido le prometo que no seré un obstáculo.

-¿¡Obstáculo?! eso jamás. Exclamó la princesa.
-Es cierto que mi madre me mandó en busca de marido pero puede eso no pase nunca, no estoy demasiado por la labor ciertamente.

Angelus se sintió mejor puesto que sus sentimientos hacia la princesa habían empezado a crecer y no quería separarse de ella ahora.
Los dos siguieron comiendo y no podían parar de reir, al terminar Angelus le dijo a la princesa:

-Hace una noche hermosa y hay una gran luna llena ¿que tal si damos un paseo?

-¡Me encantaría! hoy me levanté tan tarde que me resultó imposible salir de aquí. Dijo Gaia

Los dos se encontraban en el bosque paseando cuando de pronto un gran ruido se escuchó muy cerca de ellos y el grito de un animal. Angelus alcanzó ver a alguien con una capa larga y sombrero de copa pero rapidamente desapareció.
Volvieron corriendo a la cabaña y Angelus recordó que esas tierras y bosques eran famosos por encontrar animales desangrados y por la leyenda de presencia de supuestos "vampiros" que sobrevivieron a la guerra que hubo contra ellos, aun que hasta ahora nadie pudo afirmar que alguna de esas criaturas siguiese viva.
Esa noche los dos durmieron acurrucados protegiendose el uno al otro.
Los otros dos días restantes la pasaron en la cabaña, no querían arriesgarse a salir solos.
Finalmente su carruaje llegó y no dudaron en subir todo y marcharse lo antes posible de allí.
-¿Donde iremos esta vez Angelus?

-Princesa esta vez iremos al reino de Luneida ese reino estoy seguro que le encantará tiene hermosos paisajes y su gente es muy amable ,además hacen los mejores postres del mundo.

La princesa estaba muy emocionada pero a la vez cansada del viaje, así que se sobreacostó en las rodillas de Angelus y sin darse cuenta se quedó profundamente dormida.
Angelus a su vez también cayó en un profundo sueño pues ahora con la princesa él se sentía totalmente completp y feliz.