Sentimientos

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A la mañana siguiente Angelus llevó a la princesa al gran mercado de solarium antes de partir a su siguiente destino, necesitaban comprar algunas cosas para su viaje.
El gran mercado era hermoso, tenía tantos puestos de cosas hermosas que la princesa rápidamente le echó el ojo a uno de ellos, bueno en realidad a dos, el primero que la princesa se paró era un puesto de hermosos vestidos de seda, la princesa compró dos, uno rojo escarlata con incrustaciones de rubies verdes, y otro blanco más sencillo con algunos adornos de encaje azul.
El segundo puesto era sobre cosas mágicas y a la pricesa le llamó mucho la atención un pequeño dragón de piedra morada, ella le dijo a Angelus:

-¿Sabes que es? ¡Me encanta y querría comprarlo!

-Princesa, ese dragón cuenta la leyenda que cuando encuentre un alma verdaderamente pura despertará y será su acompañante de por vida.

-¿De verdad? Me encantaría ser ese alma es tan hermoso y peculiar. -Gritó la princesa de emoción-.

Después de comprar su pequeño dragón continuaron su viaje por el mercado y un poco más tarde regresaron a la mansión para hacer su equipaje y emprender su nuevo viaje,
así que no tardaron en despedirse de todos y subirse a su carruaje.
En el carruaje la princesa Gaia no paraba de mirar a Angelus y él algo avergonzado de dijo:

-¿Que ocurre? ¿por qué no paras de mirarme?¿acaso tengo algo interesante en la cara?

La princesa sonrió y dijo:
-No te enfades hombre, es que me acordé de tus alas y eran tan hermosas...casi tanto como me pareciste tú el primer día que te vi.

Angelus se puso rojo como un tomate y dijo:
-Gracias princesa nunca pensé que alguien tan impresionante como usted le pareciese hermoso.

De pronto el carruaje se detuvo, y unos gritos de bandidos se escucharon afuera,
-Valla valla pero si en este carruaje viaja la princesa me pregunto si sabrá divertirse tanto como nosotros....
Dijo uno de ellos entre carcajadas.
Inmediatamente Angelus agarró a la princesa por la cintura fuertemente y le dijo:

-Princesa debo sacarla de aquí el conductor no parece estar vivo, enviaré con mi magia su equipaje a un lugar seguro y la sacaré de aquí volando.

-¡Volando! ¡Pero como! exclamó la princesa

Entonces Angelus salió del carruaje abrió sus alas como pudo, agarró a la princesa y emprendió el vuelo, la princesa se asustó pero cuando abrió los ojos era algo maravilloso aquella vista, abrazó a Angelus con todas sus fuerzas para no caerse y cuando se fué a dar cuenta ya casi habian aterrizado.
Una vez en el suelo vio que estaban en una pequeña cabaña en las montañas, no era gran cosa y no vivía nadie pero estaban a salvo. Angelus plegó sus alas y le dijo:

-Vamos princesa aquí estaremos a salvo.

La princesa entró a la cabaña sin rechistar.

Un amor prohibido pero diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora