Después de bajar del carruaje entraron a una mansión, y un noble les esperaba en la entrada,
-Bienvenida princesa Gaia, estoy más que encantado de tenerla bajo mi techo, soy Reneildo conde de solarium.
Angelus dijo:
-Reneildo si no te importa nos gustaria comer algo y descansar, el viaje a sido muy largo.
-Por supuesto, pasen por aquí le pedí a mos sirvientas que preparasen los mejores platillos para ustedes.
Al entrar al comedor era grandioso, lujoso y con algunas incrustaciones de oro como decoración de las paredes, juntos comieron hasta saciarse y después Reneildo acompañó a la princesa y a Angelus a sus habitaciones.
Gaia estaba en su habitación dandose un baño que le habían preparado, y ya pretendía salir cuando la puerta se abrió por sorpresa.-¡Angelus! gritó la princesa,
-¿como se te ocurre entrar sin llamar? ¡me estaba bañando! dijo la princesa apenada tapandose con las manos.-Yo...lo...lo siento princesa llamé pero nadie respondió y pensé que estaba en peligro. Dijo Angelus con la cara colorada como un tomate , cerró la puerta y se fué corriendo a su habitación.
La princesa aún apenada se secó y vistió, después calló rendida de sueño.Pero para Angelus no era tan fácil, no podía parar de pensar en ese cuerpo tan hermoso y perfecto que vió, con esa piel blanca y pálida, a la que le caian las gotas de agua coml si de oro se tratase.
A la mañana siguiente cuando Angelus se despertó ya era tarde, Gaia ya se había levantado y estaba en el jardín desayunando.-Buenos días princesa, lamento lo de anoche,
¿que tal durmió?-Bastante bien la verdad, estaba tan cansada que caí rendida. Dime, ¿qué haremos hoy? me gustaría ver solarium.
-¡Por supuesto! Le mostraré cosas hermosas aquí, desayunaremos y partiremos un carruaje nos espera.
Una vez desayunaron montaron en el carruaje y llegaron a un sitio al que Gaia quedó deslumbrada, no podía creer lo que sus ojos veían.
Ante ella había un gran prado verde , con hermosas flores violetas y azules, se podía respirar un aroma arrebatador como si se tratase de un hechizo.
Gaia comenzó a correr por ese prado con una sonrisa que hacía mucho tiempo no tenía, Angelus la seguía.
Entonces llegaron a un gran lago de aguas turquesa, era más que hermoso.
Entonces Gaia gritó:-¡Mira! Es eso posible?¿son de verdad? ¡Son pegasos hermosos caballos alados! Y hay blancos, marrones,grises negros...esto...esto debe ser el paraíso. -Dijo casi llorando-
Princesa, ¿quieres que montemos alguno? -preguntó Angelus-
-¿Podemos? dijo Gaia entusiasmada.
-Pues claro, vamos sígueme.
Angelus se subió a lomos de un pegaso de pelaje negro brillante y suave, agarró a Gaia y la subió con él.
Pronto el pegaso despegó del suelo y comenzaron a surcar los cielos, Gaia era tan feliz que no quería que ese día acabase. Por fín tenía esa libertad que tanto había deseado.
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Un amor prohibido pero diferente
RomanceEsta historia narra las aventuras de una princesa celestial la cual quiere viajar para conocer sitios nuevos y se verá atrapada entre dos amores, uno que la lleva al éxtasis y otro a la locura y lo prohibido.