12. Un vaso roto

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Lou entró en crisis. Había estado evitando a toda costa al rizado. No tenía ni la menor idea de cómo le contaría todo. La culpa aumentaba por momentos. Tenía miedo de cualquier posibilidad que saldría por contar lo sucedido.
Los medios aún no conocían la gran noticia. El equipo del ojiazul pidió esperar a que tuvieran una fecha exacta para anunciar la gira.
Estaba todo hecho un desastre. Nada se veía positivo. Aquella emoción por su tour, ya no le llenaba.

El ojiverde se sentía mal. Estaba siendo ignorado por el castaño. Ya no le escribía, ya no le llamaba. Supuso que estaría muy ocupado con todo lo del álbum, la gira. Le parecía, de igual forma, extraño.

Sabía que Lou tenía que asistir a un festival en Nueva York esta semana. Le envió un mensaje, pidiéndole verse en su casa. Para su sorpresa, el mayor le respondió. Aceptó. Quedaron en verse la noche, después de la entrevista.

En la habitación del hotel, hablaban de diversos temas de trabajo.
El castaño fumaba escuchando, hasta que su mánager le miró, comenzando a hablar.

— Louis, tienes que dar el bombazo hoy. Anunciaremos las fechas esta semana.
— ¿Qué? ¿Hoy? No, Luke.
— Debes hacerlo. Sheldon dio el visto bueno.

Todo empeoraba por momentos. Tan solo le quedaba una posibilidad: que Harry no viera las noticias esta tarde. Él mismo quería contarle.

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— Bueno, Louis Tomlinson. Se te ve muy feliz desde que estás con Ellie.
— Si, la verdad es que está siendo un gran apoyo durante todo esto.
— Wow, eso es maravilloso. Una relación estable y leal.
— Si, si, de hecho...ella está embarazada.

Harry, que se encontraba viendo la entrevista desde su casa, soltó la taza de café, que cayó al suelo, rompiéndose en mil pedazos, tal y como se rompió su corazón.
Tenía la vista centrada en la televisión, sin sentir el calor del café sobre sus pies, sin sentir el dolor de los pequeños cortes que se produjeron sobre ellos.
Dos minutos fueron suficientes para que saliera de su mente y fijara su vista en la taza rota. Limpió todo, se curó los cortes y regresó al sofá. No se creía lo que veían sus ojos.

— ¡En exclusiva la noticia: Louis Tomlinson y Ellie Colder esperan un hijo juntos! ¿Y dinos, de cuánto está?
— Casi dos meses.

Y así transcurrió toda la entrevista, hasta que, finalmente, terminó. Para el ojiazul, fue la más incómoda de toda su carrera. Una vez más, sus proyectos musicales no interesaron, no fueron el foco de atención. El hecho de ser padre, importaba más a los medios. Tuvieron que pasar varias horas para que el castaño se acercara, al fin, a la casa del contrario. Éste le abrió la puerta y le dejó pasar, sin decir ni una sola palabra.

— Hola...

No obtuvo respuesta. El camino en ascensor transcurrió lento, en silencio. El rizado no abría la boca, cosa que provocó al ojiazul tragar saliva.
Llegaron al apartamento. Entraron. Harry se acercó lentamente hacia la isla de la cocina.

— Un...hijo...
— Hazz, yo...

El rizado soltó una pequeña risa, nerviosa. El mayor lo notó.

— No importa, no importa, es solo que...ya no saben que inventar los de tu discográfica...
— Hazz...
— Osea, en qué cabeza cabe, dios...
— Hazz...
— ¿En serio la gente lo cree?
— ¡Harry, si está embaraza de mi!

El silencio se apoderó de nuevo en aquel apartamento. Sus miradas se encontraron, pero esta vez no había ese brillo en sus ojos. La conexión qué los unía ya no se veía.

— ¿Qué...?
— Yo...

El ojiazul pasó las manos por su cara.

— Mierda, en año nuevo bebí demasiado... es posible que, yo...joder, me acosté con ella. Las fechas cuadran...
— Pero... tú...Lou, joder...
— Lo siento...
— ¿Que lo sientes? ¡¿Sabes lo que has hecho?!
— Si, lo sé
— ¡No! ¡No tienes ni idea! Ahora, ahora...todo se fue a la mierda
— ¡Joder ya he dicho que lo siento!
— ¡¿Crees que una simple disculpa arreglará todo?!
— ¡No lo sé, joder!

El rizado reventó un vaso de cristal contra la pared. Tomó su cabello paseándose por la cocina.

— Dijiste que me querías...
— ¡Y es verdad!
— ¡No! ¡Esto es ponerme los cuernos, Louis! ¡Me prometiste que ella no significaba nada para ti!
— ¡Y es así, Harry! ¡Tú significas todo para mí!
— ¡No te atrevas....a volver a decir una cosa así! Ya no te creo.

El castaño se acercó hacia el menor. Él se alejaba sin mirarle.

— ¿Y si me emborracharon para provocar esto?
— No digas tonterías, solo estás buscando excusas, con tal de no reconocer tu error.
— Solecito...
— N-no vuelvas...a llamarme así...nunca más...
— ¿Me estás dejando?
— N-no, n-no lo sé, ¡joder!
— Harry, ¿tienes idea de la presión con la que vivo? ¡Esto me está matando!
— ¡Yo también, joder! ¡Me la paso viendo cómo mi novio tiene que salir con una mujer por una estúpida discográfica que solo te ve como un objeto! ¡Eres su gallina de huevos de oro, Louis!
— ¡¿Y qué cojones hago?! ¡No puedo dejarlo todo ahora! ¡La música es mi vida! Si cancelo todo, ¡me quedaré en la mierda! ¡La gira ya está anunciada!
— ¡¿Eso es lo único que te importa?! ¡¿Qué hay de nosotros?! ¿Qué hay...de todo esto...?
— Harry... seamos honestos. Tal vez...lo nuestro, no habría durado y yo... habría tirado mi sueño por una simple relación...

La gota que colmó el vaso. Como si otro vaso hubiera sido azotado contra la pared. El corazón del ojiverde sintió un vuelco. En su cabeza, se grabó la última frase que salió de la boca del mayor. "Una simple relación". Para él, ¿eso significaba realmente?
Una lágrima asomó por el ojo del rizado. Rodó por la mejilla hasta saltar al vacío, tal y como había saltado su dueño.

— Tengo que irme...

Y eso hizo. Se fue, dejando todo como estaba. El rizado posó la mano sobre su pecho y comenzó a llorar. Se agachó lentamente, como si el peso del dolor se cargara sobre su espalda.
Recuerdos vinieron a su cabeza, como si su propia mente buscara azotarle más.

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— ¿Y qué haremos cuando podamos ser libres?
— Mmmm, probablemente, mudarnos, lejos, lejos de todos.
— ¿Tal vez a un pueblecito?
— ¡Si! Como...a algún país de Europa.
— Yo decoraría la casa con muchas flores. Y tendrías prohibido fumar dentro.
— ¡Oh, vamos! Al menos, ¿me dejarías un pequeño porche con vistas a la montaña para fumar?
— Mmmm, lo pensaré, bebé.

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— ¿Cuántos hijos te gustaría adoptar?
— No lo sé. Pero si lo hacemos, me gustaría llamarlo Leo o Lucas.
— Son preciosos. Si fuera niña, Darcy.
— Oh solecito, estoy deseando ser libre contigo...
— Y yo, bebé. Solo tenemos que esperar...

No llegaron a la calma tras la tormenta. Se quedaron en plena tempestad. Más bien, Louis había abandonado a Harry en mitad del temporal, ignorando la fuerte lluvia, los posibles relámpagos, el viento.
El joven rizado estaba allí, sentado en el suelo, solo, donde el apartamento, era testigo del dolor y los sollozos del menor...




Me iré lentamente, porque creo que ahora mismo, mis días están contados, creo.
Os quiero :c

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