Severus suspiró y dejó que el hechizo glamur se desvaneciera conforme se dejaba caer sobre su cama. Su pijama estaba desarreglada, su cuello mordisqueando, sus labios hinchados y juraba que aún sentía los largos dedos de Sirius apretando su cintura.
Soltó una risa incrédula y volvió a acurrucarse entre sus cobijas, sintiéndose protegido por el aroma de Sirius, aunque no podía negar que había tenido sentimientos cruzados en cuanto vió a Alessa agitada por correr.
Dormiría un rato y después llamaría al doctor para que le diera el visto bueno para volverse a colocar los parches y volver a la escuela, ya que aún tenía una cita pendiente al domicilio de los Lestrange.
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Había entrado a hurtadillas a la oficina de Slughorn como un vil ratero pero tenía que usar la red flu y McGonagall o Dumbledore no lo autorizarían... bueno, tampoco su jefe de casa pero era más fácil engañarlo al viejo antes que a los otros dos.
Tomó un puñado de los polvos y se metió a la chimenea, aseguró bien su bolso y arregló por vigésima vez su ropa, –Malfoy's Mannor– dijo claramente.
Salió expulsado de la elegante chimenea de su mejor amigo y antes de tropezar por completo, se enderezó para fingir que no había pasado nada, limpiando rápidamente las cenizas sobre su ropa. Los pasos del matrimonio se escucharon y pronto la puerta fue abierta.
–¡Severus!– saludó alegremente Cissy.
–Cissy– correspondió el saludo con una ligera pero genuina sonrisa.
–¿Listo para conocer la propiedad Lestrange y volver a ver a Bellatrix?– preguntó Lucius divertido.
–Hagamos esto antes de que mágicamente vuelva a enfermar– respondió con desagrado.
–¡No digas eso! Bella no será tan mordaz contigo esta vez– afirmó la rubia algo avergonzada por el comportamiento de su hermana.
Severus solo desvió la mirada y después de unos segundos de silencio, dejó que la alfa ingresara a la chimenea para ser transportada, siguió él y al final Lucius, por protocolo.
En la sala estaba sentado uno de los hermanos Lestrange con un café bien cargado y un periodico, el cual no se sobresaltó al verlos entrar. –Bien, ya que están aquí los tres, les doy la bienvenida a mi hogar– dijo aristocráticamente para levantarse del sillón y estrechar la mano con Lucius.
Analizó al menor con la mirada rápidamente y saludó a Narcissa. –Bellatrix está por aquí– indicó con seriedad, señalando una puerta.
Los tres se dirigieron hacia esa puerta, que daba con otra sala, que a su vez tenía una puerta de vidrio con un hermoso marco blanco que daba a un balcón. Por el vidrio pudo ver la figura de aquella imponente alfa que tanto lo veía con desagrado en la escuela.
Rodolphus señaló la puerta y salió junto al rubio, –Entra, me quedaré aquí por si sucede algo– murmuró su amiga.
El omega dió una fuerte bocanada de aire y caminó nervioso hasta la puerta, agradeciendo internamente traer puestos sus parches; tocó con delicadeza el vidrio y una voz apagada se oyó desde el otro lado, pronunciando un débil pero audible "pase".
Empujó la puerta y no tardó en oler el aroma de la tierra mojada por la lluvia, –Soy Snape, vengo para–.
–Se para que vienes– interrumpió –Cissy me habló de tu experimento– completó sin mucho ánimo y le indicó tomar asiento frente a ella.
Se dirigió rápidamente a la silla y al verla a la cara, no pudo evitar hacer una mueca de sorpresa que rápidamente cambió a una neutral. –Sé que me veo fatal, pero no me puedes juzgar cuando tu aparentas no estar igual– dijo con rastros de la altanería que tanto la caracterizaba.
–Es final de año, tengo bastantes proyectos– mintió.
–Se que mientes pero no me meteré en tus problemas amorosos, tengo suficiente con las amantes de Rodolphus– dijo con desdén.
Sev no pudo evitar una mirada llena de curiosidad, cosa que Bella no dejó pasar, –En la familia lo llamamos "la maldición Black", no solo el insomnio viene con el apellido, sino, también una larga racha de desamores. Aunque claro, hay excepciones– confesó y refiriéndose a Cissy y Lucius con lo último.
El omega no pudo evitar removerse incómodo en su silla al pensar en Sirius, el gryffindor claramente era de esas excepciones con tantas conquistas –No me digas...– exclamó algo divertida, por primera vez sin un rastro de burla –¿acaso el pequeño Regulus por fin encontró con quien compartir sus ñoñadas?– preguntó con una pizca de cariño, aunque ni en peligro de muerte lo aceptaría.
–¿Regulus y yo? ¡no!– exclamó con vergüenza, el alfa recesivo era como de su familia.
–...¿Sirius?– preguntó desconfiada, aunque con toda la razón y eso siendo confirmado por el pequeño salto que dió el contrario al escuchar su nombre.
La alfa soltó una risa desganada y lo vió a los ojos directamente –Con razón te ves tan mal–.
–No estoy aquí para que me hagas burla– se quejó mientras sentía las orejas ligeramente calientes.
–Bien, el doctor me sacó sangre hace como media hora, un elfo te lo entregará antes de que se vayan– sorprendentemente cedió.
Y siguieron hablando al menos durante una hora, concluyendo en Bellatrix aconsejándole que no falle, a fin de cuentas, si lo lograba, tendría el apoyo de 3 de las familias mágicas más importantes en Londres.
🌸✨: Ya se que están cortitos pero la escuela me tiene hasta la- 💀
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Parches para el aroma
FanfictionUn omega con deseos de pasar como un beta y dos pretendientes, un alfa que está dispuesto a dejar su vida como casanovas y una alfa que tiene bien claro que es lo que quiere o más bien: a quién quiere