Capitulo 11

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–Prueba número #30 para la poción de fertilidad en alfas femininas– pronunció Severus mientras una vuela pluma registraba lo que decía.

Comenzó a contar los ingredientes cuando escuchó la puerta del laboratorio abrirse, volteó y ahí estaba Black con dos platos de comida –Lo siento si querías postre, tenía miedo de que se me cayeran pero si quieres uno, puedo ir corriendo antes de que se acaben–.

–¿Qué haces aquí?–

–No ibas a ir a comer según lo que escuché de Regulus–

–¿Regulus te lo dijo?–

–No, de hecho te va a acusar con Malfoy–

–Me lleva la...– tomó una fuerte respiración y vio como el gryffindor tomaba asiento en la mesa detrás de la suya y colocaba un plato frente él

El slytherin lo miró desconfiado y Sirius habló –No quiero que mueras de hambre–.

–¿Antes de que engendre a tu primogénito?– preguntó en automático.

Ambos tardaron medio segundo en procesar lo que había dicho el más bajo y Severus se quedó congelado, viendo como Sirius contenía la respiración con impacto.

–¿Qué?– preguntó en un tono claramente controlado.

–Gracias por la comida– respondió nervioso, la acaba de cagar.

–¿Quién te dijo eso?– preguntó intentando no mostrar lo que realmente sentía y... se veía que le costaba.

–Me encantan los bollos de Bath aunque procuro no comerlos tan seguido, mucha azúcar me causa espinillas... cosa de mi metabolismo–

–...Te verías hermoso incluso con espinillas–

Snape tomó asiento frente a él, cediendo a la invitación de comer juntos. –No me gusta tener espinillas– admitió sin nada que perder.

–Y a mi me gustaría que el bigote me creciera de un día para otro y no tardara tanto–

Ambos soltaron un bufido divertido y el de ojos grises apartó la mirada un segundo para mirar algo sobre la otra mesa pero no le dió importancia, seguramente sería curiosidad sobre su proyecto.

Comenzaron a comer después de que Severus le diera una inspección rápida a la comida y continuaron hablando, quizás preparar algo más de esa poción para ver a través del glamur no sería mala idea.

En algún punto escucharon como una libreta cambiaba de hoja y el omega volteó extrañado, viendo como su vuela pluma seguía escribiendo, deshizo el encantamiento y volteó a ver como el contrario veía su filete como la cosa más curiosa de la habitación.

–¿Te diste cuenta y... no me dijiste nada?–

–Es la primera vez que comemos juntos... quería un recuerdo– respondió con algo de pena.

¿Cómo es que Black podía ser tan... y a la vez tan...? dio un suspiro y arrancó la hoja viendo como el alfa se estiraba para recibirla alegremente, –¿Cómo sé que no la usarás para molestarme?– preguntó con desconfianza.

–Te dejé de molestar en 5to–

–Pero Potter no–

–James ya no te molestará–

–No te creo–

El contrario parecía herido pero no pudo responder cuando la puerta se abrió de par en par, mostrando a Evans con cara de haber visto una atrocidad, –Ella tenía razón...– ¿ella?.

–Están... están saliendo–

Ugh, seguramente alguien pasó por ahí y los escuchó –No estamos saliendo y nunca lo haremos– aclaró con mal humor, viendo la decepción de Black y la incredulidad de la pelirroja.

–Sev...– el pelinegro se puso de pie.

–Vete y llévate a la novia de tu amigo– ordenó y arrugó la hoja para meterla a su bolsillo, no dejaría pruebas de lo que había pasado.

–Pero–

–¡Dije que te larges! y tú– ordenó a Black y movió su mirada a la pelirroja –si le dices a alguien, despídete de tu melena roja– sabía que el cabello de la chica era su mayor fuente de seguridad pero quería asegurarse de que no fuera a abrir la boca por otro lado.

–Sev no–

–¡Te dije que te vayas, no te quiero cerca mio, Black!– le gritó provocando que se estremeciera y cediera con la mirada en el suelo.

Black simplemente tomó los platos y se fue con Evans, se quedó unos segundos estático y con cosa de segundos ya estaba en con los codos sobre la mesa... preguntándose, ¿por qué sentía un nudo en la garganta?, él nunca quiso que eso se filtrara porque las demás personas intentarían matarlo con la mirada o volvería a ser como antes.

Multitudes viendo con asco o desagrado, incluidos los de su casa pero al menos esa vez había tenido al "prefecto Malfoy" cuidando de que nadie le hiciera mucho daño, incluso la protección del rubio había llegado a restarle puntos a su propia casa, no quería que volviera a suceder esa época... no ahora que no tenía a Lucius para protegerlo de la crueldad adolescente.

Sus ojos comenzaron a picar y se recostó sobre la mesa, dejando que sus lágrimas fluyeran en el mayor silencio que pudiera, estaba tan ensimismado en sus propios pensamientos que ni siquiera escuchó la puerta abrirse, tan solo lo notó cuando sintió una mano en su hombro que lo hizo brincar del susto, sacándolo de entre sus brazos.

–Tranquilo amore, aquí estoy– susurró dulcemente Alessa mientras extendía sus brazos para darle un abrazo.

El omega lanzó a sus brazos y se aferró a su túnica, intentando reprimir sus ganas de llorar; agradecía con su alma que cada que Evans lo lastimaba, ella lo abrazaba y le susurraba cosas dulces para tranquilizarlo, no sabía cómo pero la italiana siempre aparecía antes que sus amigos y lista para brindarle seguridad pero lo agradecía.

–Respira, aquí estoy... solo para ti y nunca me iré– le susurró mientras soltaba un poco de su aroma para "cubrir" el de Black y dejarlo oliendo a vino, chocolate amargo y fresas.

–Quiero ir a mi cama– su lugar seguro, un lugar donde sus amigos sabían que estaba estrictamente prohibido soltar sus feromonas.

La alfa accedió y se separó un momento para recoger sus cosas y meterlas en su mochila, para luego colocarla sobre su hombro y tomarlo de la mano para salir de ahí; en la relación era ella quien tenía la fuerza por los dos, para sacarlo de esos momentos.

Parches para el aromaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora