Nadie sabía el motivo de la pelea pero ahí estaban, presenciando como Zabini y Black se batían a duelo, cada uno liberando un aroma picante, signo de su enojo. Al ser alfas, nadie había hecho el esfuerzo de detener esa pelea.
Era bastante raro porque el Gryffindor estaba sin su usual grupo de amigos y la Slytherin tampoco parecía estar muy segura del motivo pero le gustaba presumir sobre su habilidad en encantamientos.
Severus estaba discutiendo con Potter en otra parte del castillo cuando una chica llegó alegando que "Black y Zabini se querían matar", eso alertó al grupo de merodeadores y al omega.
Corrieron detrás de la tejona hasta un pasillo y se abrieron paso entre la multitud hasta llegar al par de alfas que peleaban seguramente por ver quién tenía el ego más grande. –¡Alessa!– exclamó Snape.
–¡Pads!– exclamó Lupin al mismo tiempo.
La pelea se detuvo y fue el momento justo para que el pelinegro y el castaño intervinieran entre ambos para evitar que siguieran con su teatrito. El de ojos negros ni siquiera se molestó en pedir una explicación y tomó a la Zabini del cuello de la túnica y la jaló entre la multitud.
La chica pasó su mano por detrás de su espalda hasta sostenerlo por la cintura y se escuchó un grito de Sirius –¡Zabini!– parecía realmente enojado.
La italiana simplemente sonrió con superioridad y apresuró el paso, saliendo del radar del león. Caminaron hasta las mazmorras y entonces, Sev preguntó –¿Qué demonios fue eso?–.
–¡No lo se! él llegó alegando algo sobre "alejarme de él" y luego me amenazó con su varita, yo lo iba a ignorar pero me lanzó un hechizo y... ¿quién soy yo para negarme ante alguien que pide ser humillado?– preguntó poéticamente, con esa sonrisa ácida que más la caracterizaba.
El pelinegro se quedó en silencio hasta que su cerebro pareció hacer clic y preguntó –¿Te estás ligando a Pettigrew o Lupin?– totalmente incrédulo.
–¿Qué? ¡claro que no!– la chica parecía gravemente ofendida pero el pocionista no podía sacar la imagen de su amiga ligando con alguno de esos dos.
–Bueno... es que... los alfas no son lo tuyo–
–Ni siquiera me gustan los betas y eso no significa que me guste cada omega que veo... tan solo adquiero experiencia para cuando te des cuenta de que quieres gestar a mi cachorro– Alessa parecía un depredador cuando sonreía y hacía que los músculos de su estómago bajo se contrajeran.
–Te veo en la siguiente clase, primor– se despidió y se fue como si nada, dejando a Severus hecho un lío.
Nunca se había considerado hegemónicamente bello pero Zabini le coqueteaba como si no hubiera ser más caliente en la tierra, habría aceptado hace tiempo pero durante una fiesta y con la confianza que les proporcionaba el alcohol, la alfa le había revelado que lo que quería era sus genes, no su corazón.
Así que el único propósito de la italiana era tener un heredero y ser una alma libre, no casarse y formar una familia... como el. Suspiró y caminó hasta los jardines de la escuela, necesitaba disipar las ganas de ceder ante sus hormonas y calmarse un rato.
Estaba por llegar al lugar planeado cuando una mano jaló su brazo hacia un rincón angosto. –¿Qué mier? ¿Black?– ¿ahora que quería ese animal?.
–Aléjate de ella– murmuró enojado entre dientes.
Sus ojos grises resaltaban entre la oscuridad de sus mechones negros y ondulados, mientras que apretaba los dientes, haciendo que su mandíbula se viera muy bien definida, se mataría después por pensarlo pero... Black se veía sexi de esa manera.
–¿De qué-hablas?– ¡vamos Severus!, finge que no estas pensado en que Black se ve sexi.
–Zabini, no quiero que haga eso– ¿qué?.
–¿Qué?–
–Se acerca y te susurra cosas que hacen que te sonrojes– mencionó entre dientes mientras lo acorralaba con sus brazos y acercaba su cara a la suya.
–Métete en tus asuntos, Black–
–Eso hago– pronunció mientras bajaba las cejas, haciendo que sus ojos se vieran más relajados pero sin quitar esa mirada malhumorada.
El más bajo no entendió a qué se refería y el más alto lo notó –Odio compartir– mencionó sin mucho interés.
Bajó la cabeza hasta donde se encontraba su parche y el alfa murmuró –...omega...– con una voz que casi le saca un jadeo pero no se iba a dejar tan fácil.
Severus lo empujó contra la pared frente a él y sacó su varita para amenazarlo –Más te vale no decir nada o–.
–¿O qué?–
–O se lo diré a Lucius–
–¿Malfoy?– preguntó con molestia.
¡Claro que sí! desde que Lucius se había vuelto Lord Malfoy, él era quien velaba por su bienestar (incluso antes pero después de eso, más), ¿recibía algún castigo por defenderse de Potter? Lucius mandaba a Slughorn a intervenir, ¿tenía golpes después de volver de vacaciones o terminaba lastimado por culpa de Potter? Lucius mandaba al medimago de su familia para que lo revisara, la enfermera tenía prohibido atenderlo ella, a menos de que fuera una emergencia de vida o muerte. El rubio le mandaba una carta al mes para preguntar sobre el avance de sus clases y sobre cualquier estupidez que Potter le hubiera hecho.
–Está casado con mi prima, creí que ya no hablabas con el–
–Narcissa es un encanto a comparación de ti– y no era mentira, la mujer de vez en cuando le mandaba una caja de chocolates para que consumiera azúcar, ella ¡si! era una figura materna en el grupo.
Al león al parecer no le gustó la comparación y soltó un gruñido que si bien no parecía del todo humano, tampoco terminaba de ser animal. –Más te vale que te alejes de mí o no solo llamaré a Lucius, me desharé de ti de una vez por todas– lo amenazó mientras apuñalaba su cuello suavemente con su varita.
–¿A si? ¿y qué me harás?– preguntó burlesco.
Severus rodó los ojos y se disponía a dirigirse a su siguiente clase cuando el alfa lo tomó por el brazo impidiendo que se fuera. –Levicorpus– conjuró en voz baja, haciendo que el cuerpo del contrario se levantara en el aire y se empezara a agitar.
–¿Crees que te tengo miedo?– preguntó con superioridad.
–Deberías pero como se que tu orgullo de alfa no te lo permitirá sin pruebas, me encargaré de darte todas las que necesites– le dedicó una sonrisa evidentemente falsa y se fue, escuchando como el Black comenzaba a gritarle que lo bajara.
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Parches para el aroma
Fiksi PenggemarUn omega con deseos de pasar como un beta y dos pretendientes, un alfa que está dispuesto a dejar su vida como casanovas y una alfa que tiene bien claro que es lo que quiere o más bien: a quién quiere