➵ ¡Una cita! || 𝟖

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Giselle no volvió a salir de su habitación, sentada en su escritorio, haciendo garabatos en un pergamino, tratando de olvidar la vergüenza que había sentido.
Cada que volvía a recordarlo las ganas de llorar, de desaparecer del mundo y que nadie recordase que en algún momento ella existió. Fue mala idea, mala idea contarle a sus amigos, mala idea intentar impresionarlo, mala idea siquiera haberse fijado en él.
La única elección fiable que su mente le decía era rendirse, dejar de intentar y continuar su vida.
Así iba a ser, sin embargo, Reece interrumpió en su tristeza.

La lechuza llevaba en su pico el sobre de una carta, la cual estaba sellado con el escudo de Gryffindor.
Delicadamente fue dejada a un lado de la muchacha, ella solo lo miró de reojo.
—No estoy de humor para responder cartas Reece, la leeré más tarde —Dijo desganada.
El animalito soltó un chillido y picoteo suavemente su brazo, como si estuviera animandola a leerlo.
—¿Tantas ganas tienes de que lo lea? —Soltó una risa nasal.
Con cuidado abrió el sobre, comenzó a desdoblar el papel que se hayaba ahí y, en voz baja leyó.

"Ven este sábado a la torre de astronomía,
no lleves a nadie más, de lo contrario me
negaré a brindarte mis servicios de ayuda
en pociones totalmente segura y legal, no
le menciones a nadie de esto, tiene que ser
completamente confidencial.

Atte: M C".

¿Servicios de ayuda en pociones? Jamás había solicitado algo parecido.
¿No llevar a nadie más? Ir a un encuentro con un desconocido, completamente sola, da muy mal rollo.
¿M C? Suponía que eran las iniciales de la persona, pero no se le ocurría alguien realmente.
Faltaban días para el sábado, podía recopilar información para saber quien era la persona detrás de esto.
Por el sello era obvio que el emisor era un Gryffindor, por lo que sabía exactamente por donde empezar a buscar.

A la mañana siguiente, Giselle, se dignó a salir de su habitación con mucho sigilo para no encontrarse con los amigos de Iván, no podría darles la cara ni en mil años

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A la mañana siguiente, Giselle, se dignó a salir de su habitación con mucho sigilo para no encontrarse con los amigos de Iván, no podría darles la cara ni en mil años.
Buscaba desesperada a su amiga, hasta que al fondo de un pasillo la vió charlando con unos alumnos de al parecer primer año, los cuales se habían perdido.
Apresurada se acercó a ella cuando terminó de darles indicaciones a los niños.

—¡Ari, necesito tu ayuda! —La jaló del brazo.
—Por supuesto corazón, ¿qué necesitas?
—Tu novio es un Gryffindor... ¿cierto?
Abril se sonrojó —Uhm, bueno, así es.

—Necesito que le preguntes si acaso conoce a una persona con las iniciales "M C", al parecer es un Gryffindor. Ayer me llegó una carta y contenía esas iniciales.
—¿Tan pronto olvidaste a Iván? —Giselle le otorgó una mirada amenazante, Abril dejó de reír al instante —Está bien, yo le preguntaré.

Después de eso, no supo más en las próximas horas, hasta el almuerzo que fue donde volvió a ver a su amiga, sin embargo fue interceptada

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Después de eso, no supo más en las próximas horas, hasta el almuerzo que fue donde volvió a ver a su amiga, sin embargo fue interceptada.
—Hola Giselle, hace tiempo no hablamos y quería saber como estabas —Se notaba la sinceridad en las palabras de Iván.

El mundo de Giselle se vino cuesta a bajo. Con la respiración agitada Intentó responder.
—Estoy bastante bien... ¿qué hay de ti?
—También estoy bien, oye... el domingo habrá un "duelo" en el Jardín secreto, me enfrentaré a Gafot... digo, a Guarnizo, me gustaría que fueras por si tenés tiempo libre. Ya sabes, serias mi motivación —Sonrió.

La joven confirmó en ese instante que estaba enamorada hasta los huesos de ese chico. Sus manos temblaban y la temperatura en su cuerpo estaba bajando, la sensación de un nudo en su estómago era casi (metafóricamente hablando) táctil.
—Me encantaría ir —Respondió sin mirarle a los ojos.
—Piola, podés invitar a tus amigos también.
—Perfecto, nos vemos el domingo entonces. Si me disculpas debo ir un momento con Abril.

Iván asintió y fue hacia su asiento en la mesa de los Slytherin.
—Iván me invitó a una cita —Dijo ensoñada al sentarse junto a sus amigos.
—¿Qué? —Preguntó Tomás.
—¡La nota funcionó! —Celebró Samantha.
—¿Qué nota?

—La que puse en la canasta de los bocadillos que hicimos para que Giselle se los diera a su amor.
La cara de la mencionada cambió rotundamente.
—¡¿Pusiste qué en qué?! —Le lanzó una mirada totalmente asesina.
—¡Giselle cálmate! Ve el lado positivo, Iván te invitó a una cita.
—¡No! Ni siquiera es una cita, simplemente quiere que vaya a verlo a un duelo ilegal que tendrá con el novio de Abril.

—Bueno... en todo caso es un avance.
—Cierto, de todas formas no creo que Iván haya visto la nota, sus amigos me dijeron que la habían perdido... pero ellos fácilmente pudieron habérselo dicho, que eso es peor aún —Lloriqueó —¿Por qué amanecí despierta esta mañana?
—¡Pará! Déjate de lamentar y empezá a actuar como una mujer real, no te sigás acobardado peotuda.
—Por cierto, conseguí información sobre las iniciales que me pediste preguntar —Mencionó Abril.

—¿Y bien?
—Pues...
—Garza, Juan te busca, está en la enfermería —Una chica de Gryffindor se acercó.
—¡¿Enfermería?! ¡¿Qué le pasó?! —Abril se levantó y corrió enseguida, preocupada por lo que pudo haber pasado.
—¡Increíble! Me quedé sin información.

—Luego se lo puedes preguntar.
—Tú no me dirigas la palabra en todo el día Samantha, por favor.

—Tú no me dirigas la palabra en todo el día Samantha, por favor

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𝖆𝖒𝖔𝖗𝖙𝖊𝖓𝖙𝖎𝖆 | 𝘀𝗽𝗿𝗲𝗲𝗻𝗱𝗺𝗰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora