# 38 Miel (Parte II)

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Cap. 38

Juliana

Todo lo que he conocido no se compara con hacer el amor con mi esposa, como en este momento que estamos en París haciendo el amor, en el hotel estoy metiendo mis dedos en su centro suavemente, mientras estoy delado de ella en la cama estamos besándonos y le doy placer, pero al mismo tiempo siento placer. Estaba dormida y la desperté, ella está gimiendo y llegando al éxtasis, ahora llegó al orgasmo. Mi princesa esta con sus ojos cerrados, con su respiración entre cortada, le doy un beso en su barbilla, luego en su cuello y subí a su lóbulo.

- Mi amorcito precioso. Te amo mucho. Le expreso todo el amor que siento a mi esposa. La dejo extendida, me pongo algo de ropa y salgo de la habitación a buscar un poco de comida, mientras ella se recupera.

Todo esto es increíble, el lugar, los hoteles, la comida, todo es hermoso, Maldivas fue genial, pero estar casada con Val es lo más grandioso.

Habían llevado un servicio a la habitación así que probé algunas frutas y luego tome la bandeja y se la lleve a mi esposa. Nos casamos. Que maravilloso suena eso.

- Amor de mi vida despierta, Room service. Ella sonrió y la termine de despertar con muchos besos. Sus ojos achinaditos. Se sentó. Tenía puesta su pijama de seda. Una que compró al llegar. Ella hace muchas compras.

- Gracias amor, eres tan atenta, tan maravillosa. Tan increíble y me trajiste una rosa. Me dijo con su voz un poco ronca.

- Pues las ventajas de hacerte amiga de los del servicio, cuando eres amable ellos hacen lo que sea por ti.

- Eso es lo que más me encanta de ti. Que eres especial en todo momento, eres tan sencilla, amable, no haces distinción. Eres única y especial.

- Pues a veces soy un poco odiosa.

- Si ya se cuando te molestas por algo. Mi esposa sonríe.

- Debo dominar esa área de mí, no soy perfecta amor.

- Para mí lo eres así me gustas y así te amo. Dame un poco de jugo por favor.

- Lo que mi reina pida. Le di un beso pasándole un vaso con un poco de jugo.

- Esta delicioso.

- ¿Mi beso o el jugo?

- Ambos

***

Paseamos por París, nos tomamos miles de fotos en la torre Eiffel, todo era un cuento de hadas.

Mi chica se detuvo en plena calle. Voltee para verla y ella me miró. Luego corrió hacia mí y dije se volvió loca mi esposa la atrapé y la cargué en mis brazos sus piernas quedando entre mis caderas y me dio un beso.

Una nueva HistoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora