19 'Qué sutil eres'

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Podía sentir como mis párpados eran cada vez más pesados, algo chistoso ya que sentía como la cantidad de cafeína que había tomado hacía efecto, pero mis ojos pedían descansar por lo menos un momento. Suspiré irritada, recargué mi frente sobre mi libro y cerré los ojos; solo iba a descansar unos minutos antes de volver con la presentación.

Estaba en ese punto del semestre en el que según mamá, mi apariencia se volvía deplorable; sí, tan linda y cariñosa como solo ella sabía. Si bien faltaba un mes y miedo para que este terminara, las horas que tuve que invertir en un voluntariado provocaron que me atrasara con ciertos trabajos que se entregaban esta y la siguiente semana; la mayoría de los profesores aplaudieron que hiciéramos esas actividades, dejando en claro que tendríamos que entregar los trabajos con un tiempo "extra" como beneficio.

Gruñí al escuchar como mi celular sonaba en algún lugar del escritorio. Comencé a dar pequeños golpes sobre la mesa para buscarlo, pude sentir la pantalla fría y moví el dedo hacia arriba para responder, llevé el celular hacia mi oreja.

—¿Qué?— fue lo primero que dije, estaba cansada y que alguien me hablara no ayudaba.

—Soy fan de como comienzas las conversaciones— dijo Calum burlón.

¿Había oído bien?

Fruncí el ceño y alejé el celular de mi oreja, miré la pantalla del pequeño aparato; sí, era Calum y con el número que usaba aquí.

—Ehhh— pase saliva—, sabes que no soy buena comenzando las conversaciones— me defendí.

Escuché una ligera carcajada.

—Lo sé.

—¿Entonces por qué esperas algo diferente?

—Porque es entretenido— respondió con tranquilidad.—¿Estás haciendo algo?— cambió el tema.

—No me digas que estás afuera— susurré cerrando los ojos.

—Eso depende— dejó su frase al aire.

Tallé mis ojos y me puse de pie.

—¿De qué?

—De si estás o no haciendo algo.

Sonreí de lado.

—¿Entonces sí estás aquí?

Salí de mi habitación y aunque ya pasaban de las diez de la noche, no había nadie en mi casa; mis papás habían ido con mis abuelos a no recuerdo que cosa y Elías se iba quedar hasta tarde para hacer el inventario en el taller.

—Sí— aceptó.

—Pensé que dijiste que querías descansar cuando llegaras.

—Sí bueno, digamos que quería verte también— susurró como si me estuviese contando el mayor secreto que tuviera.

Sonreí como estúpida y asentí débilmente.

—Me siento alagada— respondí con un tono burlón.

Una pequeña carcajada abandonó sus labios; sentí como mi cuerpo vibraba con familiaridad. Eché una última mirada por el pasillo de la sala, más que nada para cerciorarme de que no había llegado Elías, pero nada.

Abrí la puerta de la entrada, no había nadie en el porche, pero el auto de Calum estaba en la entrada. Di dos pasos en frente, sujetando la manija de la puerta.

—¿Cal?— lo llamé aún con el teléfono en la oreja.

—A la derecha.

Volteé un poco más rápido de lo que debería; me daba vergüenza admitirlo, pero no podía cambiar las cosas. Estaba sentado en el sillón, su mano derecha sostenía el celular y la otra estaba sobre su rodilla; colgué la llamada y metí el celular en el bolsillo del short. Cerré la puerta y camine hacia él. Sus ojos recorrieron mi silueta y se quedaron en mis pies, lleve la mirada por curiosidad, usaba mis pantuflas de koala, se puso de pie y di un paso hacia atrás para lograr verlo bien.

Ghost of you ||C.H||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora