21 'Estar de gira a veces es una mierda'

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Existían miles de razones por las que no debía buscar el nombre de Calum en internet, de verdad no exageraba. En ese momento pude notar que había servido como escudo para mantener mi paz mental, pero cuando las vacaciones y el aburrimiento me habían sobrepasado fue un poco inevitable no buscar su nombre. 

Ya estaba teniendo consecuencias mi pequeño desliz.

"OMG, Calum Hood y Nia Lovelis son los nuevos amigos enamorados" decía el primer espectacular acompañado de varias fotos tomadas por fans, ni siquiera por un paparazzi, eran fans. Lo que me molestaba más de lo que debía por la simple razón de que eso demostraba que no había un contrato o algo que hiciera creer que era falso que estaban juntos, lo que me dejaba a mí como una horrible segunda opción.

No era por ella que tuviera problemas, era por el hecho de que pareciera real. Si yo viera las malditas fotos en la portada de chismes creería que ellos eran una pareja. Bueno, Calum no es como que pareciera muy feliz, pero las fotos eran de pésima calidad y siendo honesta, no es como que él fuera muy sonriente. Fue por la manera en la que sujetaba como si quisiera mantenerla cerca. 

El problema era ese.

O el quizá el problema era yo.

Suspiré y bloqueé mi celular para mantener los pensamientos a raya.

¿Y qué si parecía real? No es como que fuéramos algo.

Volví a desbloquear el celular y revise los últimos mensajes que había tenido con él.

Hablamos cuando despierte. Me había puesto hace diecinueve horas. 

No le contesté el mensaje porque no lo sé, creía que era mejor dejarlo dormir. Tecleé un rápido "Hola, dormilón" pero no le di a enviar. Repase las palabras al menos cinco veces antes de volver a bloquear el celular y salir de mi habitación— dejando claramente el celular— para lograr despejarme.

Tenía tres horas libres antes de entrar a trabajar. 

Sí, lo que había hecho con mi tiempo de vacaciones fue conseguir un trabajo de mesera en un restaurante muy concurrido en el centro de LA; peores cosas pude haber hecho. El semestre había terminado y con este se habían ido la mitad de mis problemas. Tenía metas que cumplir antes de septiembre para sentir que había  hecho algo productivo además de estudiar, así que ahorrar dinero era algo primordial.

Solo que no se me apetecía pensar en eso.

Revisé los pasillos para ver si es que había alguien en casa, para mi desgracia mi mamá estaba en la cocina limpiando las repisas. Intenté no hacer ningún ruido, nada que revelara que estaba ahí.

—Isabelle— me llamó. Estuve segura que no había hecho ningún ruido, ella debía tener ojos en la espalda porque no había forma que desde ese ángulo lograra verme—. Necesito que me ayudes con algo.

Claro que lo necesitaba. Quise golpearme la cabeza con la pared por no haber salido cuando pude.

—Claro— murmuré con ironía y volví a entrar.

Volteó a verme por encima de su hombro. No era la mejor de sus miradas, tampoco la peor si es que eso ayudaba.

—Te voy a pasar estos platos y necesito que los pongas en la mesa para que pueda lavarlos después.

Asentí.

—Pan comido— impregné cualquier rayo de esperanza que me hiciera creer realmente eso.

—¿Trabajas hoy?

Tomé un par de platos y deseé que mamá no tuviera tantos. Esto no sería tan rápido como quisiera y lo sabía porque estaba comenzando a hablar.

—Sí, eh.. entro a las ocho.

Ghost of you ||C.H||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora