02 'Solo he escuchado ese nombre en una persona'

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—Espero tengas una muy buena razón para estar aquí y no en la universidad— es el recibimiento de mi mamá cuando entro a mi casa. Estaba alterada y su acento salía muy marcado, siempre pasaba eso cuando se ponía así.

Podía ver como me juzgaba con la mirada, tenía sus ojos entrecerrados haciendo que las arrugas en sus ojos fueran más notorias.

—La tengo, choque con un extraño y se me cayó el café encima— respondí sin especificar que también había sido mi culpa. El semblante de mi madre cambió, camina hasta mí y se pone de puntas para verme directamente a los ojos. Ella es muy baja de estatura, al decirlo me refiero a que mide menos de uno sesenta.

—¿En dónde?— analizó mi cuerpo y parece que algo en su cerebro no encajó—. Esa ropa no es tuya— dijo como si yo no lo supiera ya.

—No, es de...— me quedé callada, ¿un amigo? No, apenas nos conocimos—. Alguien, no importa. Tengo que irme a cambiar de ropa— me alejo de ella y me dirigo a mi habitación.

—¿Quién era el que te acompañaba?— preguntó. Me detuve en seco.

No podía mentirle a mi mamá, tenía un maldito don para saber cuando le mentía.

—Quien me tiró el café— respondí. No espere respuesta y volví a caminar a mi habitación.

No me siguió y su respuesta tardaría en llegar por la distancia entre la sala y mi cuarto. No era mucha, pero sí la suficiente para no oírla.

Entré a mi habitación que estaba muy desordenada. La organización no era mi fuerte, aunque mi cama estaba perfectamente tendida. No podía irme sin tenderla, lo otro eran detalles. El color de las paredes era un lila muy desgastado, me gustaba que estuviera así. Era como un recordatorio de todo lo que había vivido.

Saco la blusa de mi mochila y la dejo en el cesto de la ropa sucia. Me quito la sudadera con mucho cuidado. La dejo en la cama, debería pensar que hacer con ella, aunque ahora mismo no me apetecía hacerlo. Camino hasta mi cajonera y saco una blusa gris muy holgada que tenía, tocaría muy pocas veces mi abdomen.

Evaluo la otra ropa que vestía, mi pantalón estaba también salpicado y mis tenis se encontraban ligeramente igual. Inhalo y exhalo intentando mantenerme serena. Me quito los tenis, el color blanco se encontraba con múltiples pequeñas manchas. Los había lavado el fin de semana y duraron limpios cinco, malditos, días.

Me quito rápidamente mi pantalón, mis piernas a diferencia de mi estómago se encontraban perfectamente bien. Tomo un short de la cómoda y me visto. Me pongo los mismos tenis. Salgo de la habitación con la mochila en mano. El olor a hot cakes y tocino llena mis fosas nasales, indicando que no solo a mí se me hizo tarde.

Al entrar veo a mi papá hojeando el periódico mientras bebe un poco de jugo de naranja. Al igual que siempre lleva sus enormes gafas redondas y va vestido con ropa para trabajar en el taller. En su mayoría la ropa está llena de manchas de aceite.

—Buenos días— digo. Él voltea a verme y me sonríe.

—Así que eres la razón de que tu madre esté buscando algo— dice dejando con tranquilidad su vaso en la mesa. Asentí y me removí incomoda, mire el reloj de la pared del comedor. 9:10 alcanzaba perfectamente a desayunar—. Siéntate y come algo, Izzy.

Hice lo que dijo y me senté enfrente de él. Siempre me sentaba aquí. Tomo con cuidado uno de los platos que mi mamá había puesto en la mesa y empiezo a servirme algo. Dos hot cakes y un poco de fruta.

—Buenos días, papá— dice mi hermano entrando al comedor. Voltea a verme y sonríe—. No sabía que estabas aquí, princesita— camina hasta mí y me da un beso en la frente.

Ghost of you ||C.H||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora