24 'Querías la verdad'

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Jamás había sido una persona a la que le costara dormir, al menos de que la presión de la universidad no me dejara por la noche, yo lograba dormir con bastante facilidad. Elías bromeaba diciendo que con sentir la almohada a distancia podía quedarme dormida.

El problema había sido llegando de la —terrible idea— fiesta a la que había ido con Madison esperando distraerme, fue lo contrario o al menos en ese momento lo veía de esa forma. Estaba bien antes de todo, ¿no? Bueno, quizás no estuviera bien, pero iba a recuperarme en algún momento.

Ahora todo eran flashbacks de la nula conversación con Calum acompañados de la sensación de pesadez en el estómago por haber comido mucho —la salida se convirtió en hamburguesas y malteadas a dos cuadras de mi casa—. Intenté no hablar de lo que pasó, para que al menos consiguiera darle forma en mi cabeza antes de hablarlo con mi mejor amiga; ella no se complacía con poco. Para cuando llegamos a casa ella estaba cansada de hablar y comer, así que fue a dormirse. Por otro lado yo fui a bañarme y luego a tomar café esperando relajarme— mi cuerpo me rogaba fumar.

—Isabelle— me llamó la abuela entrando a la cocina. Vestía su bata de dormir y llevaba el cabello trenzado.— ¿Qué haces despierta tan temprano? ¿No deberías de estar desvelada? Las oí llegar hace poco.

Acaricie el borde de la taza que tenía enfrente.

Se me fue el sueño— fui honesta.

Frunció el ceño.

¿A tu edad ya se te va el sueño?— preguntó con una sonrisa— No te quiero ver cuando llegues a mi edad.

Me reí y negué con la cabeza.

No me suele pasar. Esta es la primera desde que salí de vacaciones.

Entrecerró los ojos y fue a la barra que dividía el comedor de la sala.

¿Se puede saber la razón por la que no puedas dormir?

Tomó un montón de frascos de medicamentos que estaban escondidos dentro de un bote de galletas.

Comí mucho— mentí alzando el cuello para ver qué tipo de medicamentos eran.

Obviamente no alcancé a leer las letras.

¿A las 5 de la mañana estabas comiendo?— volteó a verme incrédula.

Es divertido.

Me miró raro y sonrió.

Tomó un plato y empezó a sacar una— o varias— pastillas de cada frasco.

Entonces déjame ver— miraba las pastillas unos cuantos segundos y luego alzaba un poco la cabeza para verme—, ¿qué hizo esta vez la "comida"?

En serio fue...

Me echó un vistazo y esa mirada gritó peligro.

Por favor, Isabelle, tu mamá decía los mismos pretextos.

Le di un sorbo a mi café.

Era difícil visualizar a mamá como una joven deshonesta, pero quizás si forzaba un poco podía recrear una imagen. Una joven con cabello espeso color negro que llegaba justo a bajo de la cadera apretando los puños antes de decir una mentira.

—Bueno yo...— tomé aire—, es tonto— mencioné antes, sin saber quién de los dos era el tonto—. Discutimos porque quiero saber en qué punto de la relación estamos o al menos quiero poder decirle lo que siento sin sentirme culpable y él no está de acuerdo con eso.

Ghost of you ||C.H||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora