Parte 23

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Fui abriendo poco a poco mis ojos, sentía como mi cuerpo dolía como la mierda; pero más me dolía mi interior estoy perdiendo lo poco que me queda de humanidad, ya no necesito que me lleguen los recuerdas de lo vivido, pues todos esos momentos corren por mi venas ¿en que momento mi vida se fue a la mierda?, mis ojos picaban quería volverme una bolita en esa cama y abrazarme, pero no podía moverme, mis piernas mis partes íntimas ardían como nunca, mi mirada bajo por cuerpo estaba sucio, tenia sangre seca seguía desnuda solo me cubría la sabana, puse mi vista en el balcón  era de noche; jamás imaginé que mi vida terminará de está manera, perdí a las personas que más amaba en esta vida, perdí mi integridad, mi dignidad fue pisoteada, ¿Qué me queda?, para estas alturas sollozaba aunque trataba de que no sonarán tan duro, sentí como la cama se hundía al lado mío y me asusté al pensar que era Axel

-tranquila señorita soy yo Tomas; gire a verlo, su mirada estaba triste tenía lágrimas secas en sus mejillas

- Lo siento tanto, Yo debí haber estado con usted, debí haber escuchado sus gritos antes; hablaba mientras lágrimas caían por sus mejillas, a mi mente vino que fue el quien me rescató de esos perros degenerados

-Gracias; le dije,- Gracias por llegar a salvarme; lloraba a borbotones jamás olvidaré a este señor, Tomas negaba con su cabeza, al parecer no aceptaba mis agradecimientos y se sentía culpable, pero ¿Qué culpa tiene el?, el no fue el que me dejó allí atada para empezar, así que antes que el volviera hablar lo hice yo

-Tomas necesito un gran favor

- Claro señorita

-Para empezar llámame Aria; trate de sonreír pero parecía más una mueca

- Y serías tan amable de llevarme al baño, me siento sucia y quiero tratar de quitarme todo esto de mi cuerpo, hablaba en un hilo de voz. Tomas me tomo como princesa tratando de no poner sus manos en mi espalda la cual tenía las heridas de la golpista del estúpido de Eliot, me dejó en la entrada de la ducha y se retiró, al estar sola en el baño abrí la regadera y deje que los goteras cubrirán todo mi cuerpo, ardía mucho sobre todo en la espalda y piernas pero no me importaba, poco a poco caían mis lagrimas y se mezclaban con el agua, ¿ahora que voy hacer? me preguntaba mentalmente; no tengo por quien luchar, me arrebataron a mi bebe y a mi familia, ni siquiera podre enterrarlos, mis memorias sobre ellas siempre son opacadas por el momento donde les robaron ese brillo de vida de sus ojos.

Tome el estropajo y me restregué con todas mis fuerzas hasta sentir como mi piel se ponía roja y me ardía, pero no me importaba en lo absoluto solo quería quitar esos rastros de sangre y suciedad de mi piel, pero ¿Cómo me quitar el dolor del alma?; seguía allí bajo la regadera no se cuanto tiempo paso, pero al ver mis dedos arrugados, decidí salir aunque todavía me sintiera sucia, ¿Qué mas podía hacer?.

Al estar fuera del baño encontré que las sabanas habían sido cambiadas y había un papelito sobre la cama junto con una crema y unos medicamentos, tome el papel y lo leí:

Señorita Aria cambie las sabanas para que te sintieras mejor; le dejo esta crema para las cortadas en su piel, el muchacho de la farmacia me dijo que eran buenas para ello; hay dos pastas una es para el dolor físico y bueno la otra me tome el atrevimiento de comprarla es del día después, lo siento si la ofendo con eso, lo que quiero decir es que si la quieres tomar allí esta si no la puedes botar. Att Tomas

Sonreí como una niña, Tomas se estaba comportando como un ángel

-Muchas gracias Tomas; susurre en lo bajo y a la nada ya que me ardía la garganta

Decidí ponerme una pijama de short y una blusa de tiras así me será mas fácil aplicar la crema. Estaba aplicando la crema en las cortadas de mis muslos, ardía demasiado tanto así que lograba aguar mis ojos; tocaron la puerta:

-puedo pasar Señorita Aria; era Tomas

-Claro tomas; respondí y mientras ingresaba reproche el como me llamo 

- Deja de decirme señorita Tomas para ti solo Aria; Tomas me regalo una Sonrisa y traía una bandeja en sus manos

-Te traje comida, llevabas en el sótano todo el día; comento en un tono bajo; -No soy buen cocinero y la familia Muller se fue de vacaciones llevándose con ellos a Martha; me miro con cautela pensando que de pronto eso me afectaría; pero Tomas al Ver mi gran sonrisa de oreja a ojera soltó el aire que retenía. Puso la bandeja en la mesita de noche y me acerco un te,

-Es bueno para la garganta, comento mientras lo recibía y te puedes tomar los medicamentos con el, así que eso hice, saque las pastas de sus sobres y me tome una por una

-Tomas tu me podrías ayudar aplicando la crema en mi espalda, es que no logro llegar a ella; Tomas sonrió comprensivo y tomo la crema de la cama, me pare de la cama y me senté en la silla del tocador, levante el espaldar de la blusa y mientras tomaba el te Tomas empezó a poner la crema en mis heridas, Por el espejo vi como sus ojos se aguaron; así que retire la mirada y la puse en el te, no quería ver mas dolor; Tomas pasaba la crema muy suavemente pero eso no quitaba que me doliera y pegara brinquitos al sentir el contacto de la crema en mi piel.

Mientras tomaba el te vi mis dos dedos corazón, no tenían uña, estaban hincados y rojos

-Donde esta el botiquín Aria?; pregunto Tomas sacándome de mis pensamientos

-En el baño bajo el lavamanos; respondí por lo bajo 

-Ya te puedes bajar la blusa, ya termine; dijo mientras iba al baño,  al salir traía el botiquín, tomo una de mis manos alejándola del vaso y empezó a limpiar el dedo donde ya no existía una uña en ella, aplico una crema que había en el botiquín y lo vendo; paso mi vaso a la mano que había curado y tomo la otra mano para hacer el mismo procedimiento.

-Tomas no tengo hambre; hable en un susurro de hecho esforcé mucho la voz para que me pudiera oír, me miro a los ojos y asentó con la cabeza, me tomo me los hombros me levanto de la silla me llevo a la cama, me a arropo y me dio un beso en la frente, cogió la bandeja 

-Descansa Aria, estaré en la puerta y vigilare toda la noche que nadie entre, y con eso salió de la habitación.

Secuestrada y MaltratadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora