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“Recuerdo lo que te enamoró.”

Efectivamente Elizabeth enfermó después de meterse bajo la lluvia en un acto de valentía al salvar al gatito. Ahora estaba recostada en su cama peleando con su madre porque no quería tomar su medicamento. Elizabeth decía que sabía feo, y su madre le juraba que no era el mismo de antes, pero su amada hija no le creía ni la hora después de que la engaño para que se tragara el medicamento horas antes.

Yo por mi parte estaba sentado en una esquina de la habitación viéndolas discutir cómo si de un partido de tenis se tratara, pero me cansé y finalmente decidí intervenir.

—Ya, tranquila señora Goddess, vaya a relajarse, yo me encargo —Dije, poniendo una mano en su hombro. Ella me agradeció y acto seguido salió de allí diciendo que Elizabeth tenia definitivamente cinco años mentales, reí ante eso y Elizabeth me fulminó con la mirada—. Perdón, pero ambos sabemos que es cierto.

—Quiero que sepas que no pienso tomar nada —Tuve que evitar reír por como sonaba su voz gracias a que tenia tapada la nariz. Me hundí de hombros restándole importancia y ella me miro como si fuera un acto sospechoso.

—Como quieras, no te pienso obligar.

Dejé el frasco a un lado en la mesita de noche y tomé su mano. Elizabeth estornudo y me dio ternura, tenía la punta de la nariz roja y un gran sonrojo en la cara. Llevé su mano a mi mejilla, me gustaba sentir su tacto contra mi piel. Mientras me miraba con cariño yo la miré con amor. Fueron eternos, pero hermosos segundos que estuvimos de ese modo, en silencio contemplando al otro, y para nosotros, eso era más que suficiente.

Gracias por estar aquí junto a mi Meliodas, a pesar de que soy una pesada cuando estoy enferma.

—Dijimos que en las buenas y en las malas, y no pienso dejarte sola en uno de tus peores momentos heroína de gatitos callejeros y plantas de jardín. Te amo, Elizabeth, aunque sólo seamos dos niños de dieciséis que aún no están listos para saber lo que es de verdad el amor —Ella rió ante las palabras que en algún momento mi madre nos dijo bromeando. Minutos después se enojó conmigo porque la engañé para que tomara el medicamento.

506 - MelizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora