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“¿Cómo estás?”

Elizabeth llegó a las doce a mi vieja casa. Tres horas antes de la hora a la que la cité.

Tuve que disculparme con ella ya que aún estaba cocinando, mientras tanto la vi pasearse por toda la casa, parecía estar recordando. Yo hice lo mismo la primera vez que estuve aquí. Al final, mientras yo servía comida (Que seguramente nos mandaría al hospital, siendo sinceros) para lo dos, la vi salir a afuera a acomodar las viejas plantas de mi madre, estuvo paseándose mientras de un lado a otro poniéndoles un montón de cosas a las macetas.

Ambos comimos en silencio. Un silencio cómodo. Y al terminar, mientras yo fregaba los platos sucios vi cómo se quedaba frente a la ventana viendo la maceta con la rosa. Un suspiro y una mirada triste salieron de ella y yo me pregunté porqué.

Ambos estábamos sentados el uno frente al otro en la mesa del comedor en silencio, yo no sabia como hacerle todas las preguntas que deseaba hacerle a pesar de que estuve mucho tiempo con Zeldris y Gelda practicando lo que haría, era como si de repente todo se me hubiera borrado de la mente. Y, para ser sinceros, yo lo único que quería era saber que pasaba por la cabeza de ella. Tomé aire y me llené de valor para soltar las preguntas de una vez.

—¿Me odias? —La pregunta pareció sorprenderla.

—¿Lo tendría que hacer, Meliodas?

—Te dejé sola hace diez años aquí después de prometerte nunca dejarte. Y solo te di una excusa vaga y tonta. Lo justo seria que me odiarás por ello, y con tu comportamiento supuse que así era. No te juzgaría por ello.

—Perdón si he sido grosera, pero últimamente no puedo evitar ponerme a la defensiva con muchas cosas. Y no, Meliodas, no te odio, a pesar de que tuve muchas razones para hacerlo. No te odié en aquel entonces después de dejarme en ese estado, y no lo hago ahora, tal vez tuve mi disgusto contigo, pero no te odié. Y tus excusas no eran tontas, eran muy buenas, y las respeto.

—¿En que estado te dejé? —Pregunté, temiendo la respuesta, y la que escuché me dejó helado.

—Embarazada, destrozada y en depresión. Si, estaba embarazada cuando te fuiste, Meliodas.

506 - MelizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora